Un escritor de romance con el corazón roto, decide escapar a Estados Unidos en búsqueda de inspiración. Allí, en un pueblo peculiar, conoce a cierto hombre, que es adorado por todos, pero esconde un secreto perturbador que, accidentalmente, el prota...
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—¿Qué hay de los ángeles?, ¿tienen algún tipo de instinto o debilidad primitiva que los hagan débiles a estos? —Esta devolvió el libro a su lugar de procedencia.
—Eso te lo tendría que responder uno, ¿No crees? Pero tengo entendido que sus instintos no son muy diferentes a los nuestros, la diferencia es que ellos están obligados a comportarse y nosotros no. Ellos tienen esta especie de... —Movió su mano de manera graciosa—. Sello en sus cuellos que mantiene sus mentes frías, casi como si recibieran una descarga eléctrica o algo parecido.
El solo imaginar estos con collares como si fueran perros entrenados me hizo arrugar la nariz en desacuerdo, ¿Así era como trataba realmente su Dios a sus amados guerreros?
—¿Ellos tienen esos sellos siempre? —Negó con la cabeza.
—No. Se los incorporan antes de que desciendan a este plano, o al menos eso es lo que Hal nos comentó. —Asentí de manera comprensiva.
—¿Qué pasó después de la depuración de los híbridos?
—El creador esparció una especie de maldición a este plano para que los demonios, los ángeles y los híbridos que lograron sobrevivir y aún estuvieran en este plano fueran incapaces de tener descendencia, dejándolos atrapados aquí de paso, así que no podemos volver a nuestro mundo si quisiéramos. —Asentí de nuevo haciendo anotaciones mentales de toda la información que estaba recibiendo.
Si bien se creía que los demonios eran seres despiadados que no tenían sentimientos y que su único deseo era crear destrucción y dolor por placer. El conocer a los chicos me hizo reconsiderar las escrituras y lo que estos eran realmente, ¿Y si estos también tenían sentimientos?, ¿y si estos desarrollaban alguna clase de humanidad al estar expuestos en un mundo ajeno a su procedencia?
—¿Lo extrañas? —indagué, esta alzó las cejas ante mi pregunta.
—¿Extrañar qué cosa?
—Tu mundo, ya sabes... —Moví mi mano dejando la oración en el aire para que esta entendiera a lo que yo me refería.
Se apoyó contra el estante cruzándose de brazos contra su pecho y miró mi rostro de manera pensativa por varios segundos, tantos que pensé que por un momento estaba teniendo un viaje astral, algo que en cierto modo me causó gracia.
—Al principio, un poco, la sensación era similar a cuando abandonas tu hogar al que estabas acostumbrado, pero luego te acostumbras, ¿Sabes? Con el tiempo te das cuenta de que solo es cuestión de adaptarse —respondió aún con la mirada perdida.
—¿Y los chicos?, ¿extrañan su mundo? —Olivia ladeo la cabeza enfocando finalmente la mirada con la mía.
—Hay ocasiones en que hablamos al respecto, algunos llevan poco o más tiempo que otros en este plano, por lo que los sentimientos son variados dependiendo de cada uno. —Soltó una risita—. Jungsoo nos comentó que a veces se siente extraño hablando sobre ese tema, ya que él nació aquí. Se podría decir que es más humano de lo que él sería capaz de considerarse a sí mismo.
