El sonido de pájaros cantando a la lejanía me trajo la consciencia poco a poco al presente, abrí los ojos poco a poco, lo primero que vi fue el techo de un auto, giré mi cabeza lentamente a mi costado y fue cuando noté la presencia de Jungsoo, al momento de removerme me arrepentí al instante de haberlo hecho, el dolor serpenteó por toda mi columna antes de expandirse por todas mis extremidades como si se tratara de pinchazos con agujas en toda mi piel. Soltando una queja entrecortada y reteniendo el aliento, me reincorporé lentamente y fue entonces cuando me di cuenta de que me había dormido casi sobre el cuerpo de Jungsoo, ¿Y cómo no? Si apenas tuve la suficiente energía para moverme después de lo ocurrido la noche anterior.
El mal humor llegó con una intensidad infernal antes de que siquiera pudiera detenerla, y el ver la cantidad de hematomas que estaban esparcidos por todo mi cuerpo solo aumentó mi mal genio a un nivel inimaginable. Moverme hasta el asiento del piloto fue un gran desafío en el que en cada movimiento que realizaba una queja nueva abandonaba mi boca, me imaginaba que el dolor era similar a como si hubieran requebrantado mis huesos y los estuvieran uniendo de nuevo pieza por pieza con una soldadura. Moví el sillón a su lugar una vez me puse la bata que yacía en el asiento de copiloto con algo de dificultad y encendí el vehículo después de encontrar las llaves cerca de los pedales, ¿Cómo llegaron allí? No tenía la menor idea.
Al mover el retrovisor este me dio la vista de la espalda desnuda del pelinegro, esta trajo los recuerdos de lo que había ocurrido horas antes, sobre todo al notar aquellos arañazos que recorrían lo largo de esta. Se encontraba de espaldas casi clavando su rostro en el espaldar del sillón en una postura incómoda.
—Es lo mínimo que te mereces, hijo de perra... —escupí entre dientes mientras encendía el motor, volví a la carretera y redireccioné el auto rumbo al pueblo.
Para cuando llegamos a mi casa visualicé a los miembros de la banda frente a mi porche, todos lucían limpios y con ropa normal, por lo que me pregunté qué hora debía ser. La vergüenza no tardó en manifestarse en un intenso calor en mi rostro al recordar lo que habíamos hecho en ese vehículo, por segunda vez me interrogué cómo haría para mirar a Tyler a los ojos una vez le contara lo sucedido. En el momento que estacioné el auto al costado de ellos, Jungsoo se reincorporó, estirando sus brazos por encima de su cabeza como si hubiera tomado una siesta maravillosa a la vez que soltaba un sonoro bostezo.
—¿Yeonsuk? —Apreté la mandíbula al igual que el volante al sentir su toque en mi hombro, lo miré sobre este con el ceño fruncido, fue cuando su semblante cambio a uno más serio, sus ojos analizaron mis labios lastimados antes de descender a mi cuello—. Yeonsuk, ¿Q-qué te ocurrió?
—Púdrete, Park... —Salí del auto y en el instante que di los primeros pasos de nuevo sentí aquella ola de dolor que recorrió por toda mi columna y que me obligó hacer mis pasos más forzosos y lentos.
—Oh, ahí están, pensé que... —Tyler apareció en mi campo de visión, sus ojos se abrieron notoriamente, dejando sus labios entreabiertos—. Mierda, hombre. Te dejaron caminando como cangrejo.
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EN DISTINTA SINFONÍA
FantasiaUn escritor de romance con el corazón roto, decide escapar a Estados Unidos en búsqueda de inspiración. Allí, en un pueblo peculiar, conoce a cierto hombre, que es adorado por todos, pero esconde un secreto perturbador que, accidentalmente, el prota...