La canción terminó y el bailarín fue aplaudido por todos los presentes, incluyéndome. Me levanté con energía, dispuesto a pasar un poco de pena y subí al segundo piso para pedirle a Seth poner un tema en específico. Volví con los chicos, quienes no pararon de interrogarme para saber qué era lo que tenía planeado.
Pero los ignoré.
Tomé la mano de Jungsoo y lo guie para que se hiciera espacio frente al escenario, subí a este después de asegurarme que el bajista estaba en la mejor zona para que pudiera observarme, las luces se apagaron y dos reflectores nos iluminó a ambos. Agarré el micrófono con nerviosismo, miré a mi hombre con una sonrisa tímida justo en el momento que la pista empezó a sonar.
—«Tuyo, mío, nuestro. Podría hacer esto durante horas. Sentarnos y hablar durante horas, una copa de champaña. Ordenar torres de camarones y langostas, pero yo soy quien es devorado...» —El público volvió a enloquecer, aunque mi atención se mantuvo fija en Jungsoo, sus ojos bajaron al movimiento de mis caderas cuando descendí del escenario a la vez que este se levantaba para acercarse a mí.
Sus manos agarraron estas y me levantó, por inercia mis piernas rodearon su cintura donde mi culo se apoyó en el escenario que estaba a un metro de altura del piso. Su mirada recorrió mis facciones con tanta necesidad que sentí que mi corazón en cualquier momento se saldría de mi pecho.
—«Me das un superpoder. Si estamos juntos, el mundo podría ser nuestro. Me sientas en el mostrador, al instante, cae una lluvia de truenos. Lo hacemos por un par de horas...» —Sonreí al sentir mi cabello ser tirado exponiendo mi garganta por el pelinegro, esta fue besada por el azabache. A ese punto escuchaba los gritos femeninos, sobresalir de los demás ¿Cómo no? Sí, estábamos haciendo un espectáculo—. «Podría hacer esto por horas y horas.»
Besé superficialmente su boca para continuar cantando a la vez que mis caderas iniciaban un vaivén, la pesada respiración de Jungsoo en mi dermis me estaba poniendo caliente, necesitaba terminar la canción, o al menos esa era la idea. Pero eso se estaba volviendo difícil. Aunque me las arreglé para continuar cantando.
—«Por lo general, no me gusta nadie, y cuando digo "nadie" es nadie. Todos estos hombres llenos de mierda, solo era un amigo una vez que tenían lo que querían. Sentía como si me estuviera rindiendo en el amor, estos hombres casi me hicieron renunciar a él, entonces te conocí...» —Me aparté para tomar su barbilla con mi mano libre, ya que la otra estaba ocupada con el micrófono. Sus lindos ojos brillaban y sus mejillas estaban preciosamente rojas; era tan adorable, Jungsoo Park era un hombre muy tierno—. «Cuando te conocí, supe que esto era todo lo que busqué. Nunca había estado enamorado de esta forma; un amor como el nuestro, rezo por él de rodillas toda la noche durante algunas horas y horas.»
Sus ojos se abrieron con sorpresa, al igual que sus labios ante mis palabras, se notaba muy sorprendido; su cara era un poema, demasiado graciosa, me costó mucho no reírme por ella. Una sonrisa sincera se dibujó en mi rostro, quizá me encontraba luciendo ridículo, dándole al fin la respuesta que él tanto anheló escuchar a partir de que me propuso salir con él, y aunque pareciera que lo había dejado de lado desde ese día. Me costó mucho tomar la decisión porque entre más analizaba la respuesta, mis traumas me recordaban que mi corazón no estaba del todo sano como para exponerlo a una nueva batalla, porque sí, tenía un corazón guerrero, ese órgano en mi pecho que por más lastimado que estuviese, pensaría en cuidar a los que me importaban.
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EN DISTINTA SINFONÍA
FantasíaUn escritor de romance con el corazón roto, decide escapar a Estados Unidos en búsqueda de inspiración. Allí, en un pueblo peculiar, conoce a cierto hombre, que es adorado por todos, pero esconde un secreto perturbador que, accidentalmente, el prota...