Epílogo

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Ha pasado ocho estaciones; veinticuatro meses en las que la energía vibrante que hacía de nuestra casa un hogar, había desaparecido

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Ha pasado ocho estaciones; veinticuatro meses en las que la energía vibrante que hacía de nuestra casa un hogar, había desaparecido. Han pasado setecientos treinta días en los que los desayunos son tan silenciosos y las cenas tan melancólicas que resultan insoportables. Han transcurrido dos largos años en las que Yeonsuk simplemente se marchó, se fue de mi lado, como si su plan aquella noche ya hubiera sido determinado a ser su último recuerdo antes de irse de mi lado, de nuestro mundo. 

Y el solo recordarlo, dolía. 

Apenas tenía memorias de su funeral, recuerdos borrosos de personas que dieron condolencias y, quizás, ni siquiera me esmeré en reconocer rostros. Mi vista nunca se despegó de aquella caja alargada en la que yacía parecer dormido el amor de mi vida. La miré tan fijamente con la esperanza de que tal vez, eso lo traería de vuelta a mí. 

Recordaba haberme aferrado a su fría y pálida mano mientras lloraba desconsoladamente, recordé que mis lamentos fueron tan fuertes que pude jurar haber desgarrado mis cuerdas vocales por eso, pero no me importó. Me aferré a su frío cuerpo antes de que lo trasladaran a las urnas, donde finalmente se convertiría en simple polvo. Todavía conservaba la memoria de haber gritado demasiado mientras era alejado de su lado, sabía que era Hal con alguien más y quise matarlo por ello. 

Fue doloroso. Verlo desaparecer de mi vista fue tan agonizante como si me tiraran ácido a mi piel y odie al mundo, por eso, los odié a todos, en especial a la razón por la que Yeonsuk quiso prepararme desde hace mucho tiempo a que este suceso llegara. 

Mi corazón seguía punzando en agonía ante esas imágenes. Por lo que me esmeré en que estos fueran reemplazados por un humano joven y lleno de vida llamado Yeonsuk, remplacé sus malos recuerdos con aquellos que aún lograban hacerme sonreír, y casi pude jurar escuchar a mi hermosa alma decirme lo orgulloso que estaría de mí en ese momento. Estaba comiendo bien y trataba de estar saludable para él, para mí, volver a tocar en el bar fue muy difícil, porque todo me recordaba a él y la herida estaba muy fresca como para seguir mi vida como si nada hubiera ocurrido. 

Aún dolía como un demonio su ausencia, pero le había prometido que iba a seguir adelante, aun cuando mi corazón me rogaba acompañarlo a donde sea que su hermosa alma haya ido. 

Me dejé caer de espaldas en la cama con el sobre que había encontrado meses después de su funeral en el compartimento de su camioneta, tenía mi nombre, asumí que este había dejado unas palabras hirientes y dulces plasmadas en él, pero había decidido posponer el tiempo de leerlo como el idiota cobarde que era, quizás tenía miedo en que al abrirla, ya no sabría más de lo que fue Yeonsuk Park. Temía que el ligero y apenas detectable olor de sus sábanas se llevaran consigo aquella esencia de lo que fue el amor de mi vida. 

Todavía no estaba preparado para ello. 

Temía que si leía aquella carta, todo lo que relacionaba a Yeonsuk desaparecería después, y no, no quería eso, una parte de mí no quería dejarlo ir. Levanté mi mano cuya carta juraba sentir caliente bajo mi tacto. Me reincorporé y finalmente tomé la osadía de abrirla, conteniendo la respiración, desdoblé las páginas e instintivamente me las llevé a la nariz. 

Un nudo se formó en mi garganta ante mi acción porque pude olerlo, un aroma apenas distinguible, pero lo hice. La aparté de mi cara sintiendo mi corazón desbocado e hice lo que tuve que haber hecho hace un tiempo, leerla: 

 "Para Jungsoo Park: 

Conociéndote bien, seguramente estarás leyendo estas palabras tiempo después de que me haya marchado, espero que estés comiendo bien, sabes que sueles perder peso muy fácilmente al igual que yo, tu bienestar es importante a pesar de que no seas como los humanos aburridos que alguna una vez aspiraste ser. Jungsoo, te extraño. Te extraño como un millón de estrellas multiplicadas por sí mismas. Sí, estoy usando matemáticas cuando soy un asco en ellas, así que no te burles. Si mis cálculos no fallan, estarías leyéndome para inicios de primavera, —en caso de que no, cállate e imagina que si estás en primavera—, ¿Sientes aquel aroma?, ¿recuerdas que solíamos preparar bizcochos con chocolate? Espero que hayas aprendido la receta porque en dado caso que fuera lo contrario, sería una pena, porque ya no volverías a probar los mejores bizcochos de todo el mundo y yo habría perdido mi tiempo enseñándote. 

Solo bromeo, el tutorial incluso está en internet, LOL. 

En mi cuarto guardé una tarjeta de crédito, allí tengo ahorros en tu nombre y quisiera dártelos para que cumplas tu sueño, crea música Jungsoo, tienes una voz que muchas almas rotas necesitan escuchar para sanar sus heridas, estoy seguro de que llegarás muy lejos sin siquiera tener que exponerte al mundo, podrás mantener tu secreto a salvo y podrás vivir de forma amena como tanto lo deseaste. No te doy este dinero para que lo tengas como accesorio, algo que seguramente estarás pensando al determinarte en no tocarlo, les he exigido a todos tus amigos que te presionen en dado caso en que te niegues a hacerlo. 

Jungsoo... Seguramente para este punto debes estar llorando a moco tendido, lamento ser el causante de que esos ojos hermosos estén derramando lágrimas en mi nombre, quizás mi egoísmo sí fue demasiado, pero aun así, no me arrepiento de las decisiones que he tomado hasta el día de mi muerte, porque tú has sido mi mejor decisión. No quiero extenderme mucho porque las despedidas no fueron mi fuerte, quiero que vivas como nunca lo has hecho, quiero que te enamores y sueñes nuevamente con alguien más a tu lado, y en dado caso que nos encontremos en mi siguiente vida, prometo encontrarte como lo hice la primera vez. Aun así, no te retengas a iniciar una nueva por el pensamiento de que regresaré. 

Sabes perfectamente que después de la muerte no hay nada seguro. 

Te amo, te amo y siempre lo haré, Jungsoo Park. Tenlo siempre presente, ¿De acuerdo? Gracias por cambiar mi vida y volverla amena, más allá de un ángel, eres un milagro maravilloso. 

Si vas a recordarme, trata de que nuestras memorias no te impidan disfrutar del momento, sobre todo, si empiezas a sentir cosas por alguien. 

Por favor, vive tan híbridamente mientras puedas, porque el ser humano ni siquiera llegó a tu talla, eres mucho más que eso. Estaré presente en tus memorias y en aquellos lugares que solíamos frecuentar. 

Con cariño. 

Tu humana y amada alma, Yeonsuk..." 

 Para ese punto las lágrimas no dejaban de bajar por mis mejillas, pero para mi sorpresa había una sonrisa sincera en mis labios, definitivamente ese humano hermoso me conocía, me llegó a conocer como nunca nadie lo había hecho y eso lo llevaría conmigo por lo que me quedaba de existencia. 

—¿Park estás listo? —Di un respingo ante la voz de Hal.Doblé las hojas y guardé estas en mi bolsillo sintiendo una peculiar calidez en mi pecho. 

—Sí. Estoy listo. 

Lo seguí ya que iríamos a nuestro lugar de siempre, aquel lugar donde todo inició: Baslam. 

Fin.

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EN DISTINTA SINFONÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora