Después de enviar el borrador a la editorial, tuve que quedarme un día en la ciudad más cercana a Northesden donde realicé algunas diligencias que necesitaban ser atendidas de manera personal, y para cuando regresé a casa, recordé que Tyler me había mencionado que se haría una fiesta de Halloween para despedir el otoño en el mirador. Al principio la idea no me entusiasmo, pero los demás miembros de la banda se encargaron de convencerme, por lo que me apresuré a ir por mi disfraz que había separado esa semana con antelación, apenas llegué al pueblo, al preguntar por el de Jungsoo la encargada me notificó que este había ido temprano por él y, como no me había comunicado con mi esposo desde hace dos días porque según Noah, este ha estado ocupado haciendo algunos trabajos con Hal, me pareció conveniente el querer saber en caso del azabache lo hubiera pasado por alto.
Al regresar a casa por segunda vez ya eran las seis de la tarde, me di una merecida ducha y me puse mi disfraz de Nakyum, el personaje del Manhwa de Pintor Nocturno que tanto las chicas me habían insistido en usar. Preparé una cena simple después de eso y justo cuando estaba sirviendo mi teléfono emitió un tono molesto, era un mensaje de Johan, abrí este y fruncí el ceño al leer el contenido:
«Jungsoo está de un humor de perros hoy, espero que le ayudes a mejorar ese mal genio que tiene.»
—Así sin más, sin ninguna explicación —me quejé, fue entonces cuando la puerta principal se abrió.
Se escucharon pasos antes de que el tatuado vestido como Seungho apareciera en mi campo de visión, su Hanbok ocultaba sus tatuajes, tenía la peluca recogida en un moño alto y tenía una ligera capa de maquillaje que seguramente algunas de las chicas se había ocupado en hacer, en otras palabras, se veía exquisito y el que su rostro estuviera tan serio le dio el toque del personaje; sin embargo, era Jungsoo, mi esposo, era raro verlo de ese modo. Mi estómago se hundió ante la idea de que algo malo había ocurrido.
—¿Tienes hambre? Preparé sándwiches de jamón, tus favoritos —rompí el silencio al mismo tiempo que este entraba a la cocina.
—No tengo hambre.
—¿Seguro? Es jamón de pavo...
—Te dije que no tengo hambre, Yeonsuk. —Tragué saliva intentando descifrar su lenguaje corporal.
Sus hombros aparentaban estar tensos, tenía una postura rígida y su ceño estaba fruncido, se hizo espacio a mi costado y agarró un vaso de cristal. Su aroma llegó a mi nariz y retuve el impulso de clavarla en su cuello.
«Mierda. Las cosas están más complicadas de lo que esperaba.», pensé con nerviosismo.
—¿Ensayaste hoy con los chicos? —Negó con la cabeza.
Pasó por mi lado y abrió el refrigerador para sacar la jarra de agua, se sirvió un poco para beberla en grandes tragos. Otro incómodo silencio se hizo presente entre ambos y el no saber qué decir tampoco ayudaba a la causa.
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EN DISTINTA SINFONÍA
FantastikUn escritor de romance con el corazón roto, decide escapar a Estados Unidos en búsqueda de inspiración. Allí, en un pueblo peculiar, conoce a cierto hombre, que es adorado por todos, pero esconde un secreto perturbador que, accidentalmente, el prota...