Capítulo 7

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Pestañee una, dos, cinco veces y el azabache me correspondió los gestos con dos simples parpadeos lentos ante el incómodo silencio que había en medio de nosotros, puesto que la mala compañía de Olivia desapareció en el instante que quise pedirle c...

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Pestañee una, dos, cinco veces y el azabache me correspondió los gestos con dos simples parpadeos lentos ante el incómodo silencio que había en medio de nosotros, puesto que la mala compañía de Olivia desapareció en el instante que quise pedirle con la mirada para que no me dejara a solas con él. La vista del tipo fue a mi vaso para mirarme de nuevo, imité su acción para observarle de regreso con el ceño fruncido y este sonrió de manera divertida por mi reacción. 

—¿Qué? —pregunté con brusquedad. 

—Nada. Solo anoto en mi lista de cosas que haces para destruir tu salud —replicó. Empujé mi lengua contra mi mejilla con fastidio mientras agarraba mi vaso—. Veo que te acuerdas de mí. 

Hice un pequeño ruido de negación después de beber del whisky y luego negué con la cabeza, una vez tragué, volví mi vista al contrario, quien apoyaba su codo contra la barra de manera despreocupada poniendo el peso de una de sus piernas en el descanzador que contaba la silla. 

—En lo absoluto. No te conozco, nunca te he visto en mi vida. 

Park volvió analizarme de esa manera tan molesta que había hecho minutos antes de sentarse a mi lado poniéndome más incómodo. Carraspeando, volví mi mirada al escenario intentando relajar la tensión de mis músculos y admiré al sujeto que se encontraba en ese momento en este con guitarra, estaba tocando una canción que desconocía, por lo que me fue difícil conectar con el ambiente. 

—¿Lograste volver a casa esa noche? —Regresé mis ojos a mi acompañante. 

Fue cuando lo escaneé de manera crítica, analicé el modo en que se movía: la forma que agarraba la botella de cerveza para llevársela a sus labios y la manera que la manzana de Adam se movía en cada largo trago que daba dándole un brillo sutil a su rojiza boca. El hombre estaba guapo, no iba a negarlo, el corte de cabello al estilo "The Fluffy middle Part" corto armonizaban sus rasgos físicos y tenía ese aire llamativo y misterioso que me recordaban a los villanos de los K-Dramas. La forma que realizaba las cosas me daba la impresión de planear sus acciones haciendo que su alrededor luciera interesante e hipnotizante.

Me causaba esa sensación que era ese tipo de sujeto calculador que controlaba cada movimiento de su cuerpo, conocía excelente la manera de manejar sus extremidades para cortejar y qué ángulo usar de su anatomía para que sus virtudes realzaran y que la presa cayera justo en la trampa. El solo pensar eso me hizo bufar con fastidio. 

—¿Por qué? ¿No pudiste dormir esa noche por no dejar de pensar en mí? —me mofé. 

—Así es —respondió con seriedad, tanta que pude jurar que hablaba en serio—. ¿Por qué siempre estás a la defensiva? 

—No sé de lo que estás hablando —respondí casi de inmediato. 

—Tu cuerpo está tenso, tus manos tiemblan y has puesto una distancia abismal entre nuestras sillas. —Miré el último detalle que había mencionado y maldije a mis adentros porque tenía razón. 

EN DISTINTA SINFONÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora