45-Leo

114 26 31
                                    

  Nuestro paréntesis había sido el mejor hasta la fecha, en realidad, el último siempre iba a ser mejor que los anteriores, porque añadíamos más anhelos a unos sentimientos que se multiplicaban durante todo el tiempo que permanecíamos separados. A veces no era capaz de entender porque todavía no estábamos juntos, cuando cada día tenía más claro que nuestro destino era permanecer unidos eternamente.

  Esa noche no había podido evitar pensar en la paradoja que encerraba una cuestión:

  Laura, que después de invertir horas en el maquillaje, llevar un vestido que dejaba poco a la imaginación y unos tacones que atentaban contra su integridad física, se esforzaba en llamar la atención cual pavo real en plena época de reproducción para pasar totalmente desapercibida —y eso en el mejor de los casos—. Mientras que mi chica, con unos simples tejanos, un top y sus inseparables converse, era capaz de acaparar todas las miradas de forma innata, cuando por su timidez, era lo último que pretendía. Estaba envuelta por un aura que desprendía una luz capaz de iluminar océanos enteros, la misma que yo jamás me cansaría de buscar para que me guiase por el resto de mis días.

  Al día siguiente de nuestra vuelta a casa salieron publicadas las notas y, como no podría haber sido de otra forma, la acompañé a mirarlas. La pobre estaba como un flan, en momentos así era cuando sus inseguridades estaban más latentes que nunca, en parte era un toque de atención para recordarme que me armara de paciencia, porque aún quedaba camino por recorrer. 

  Había sido la mejor nota tanto de la PAU regional como la del último curso en el instituto y, aunque los resultados del año anterior no habían sido tan brillantes, la media obtenida seguía siendo altísima, lo que le daba margen de sobra para estudiar en la facultad que eligiese, ya que se la rifarían. Cuando vi que en el cuadro de honor del instituto anunciaban su hazaña, no pude evitar alzarla por la cintura y dar vueltas gritando a pleno pulmón para felicitarla. El escándalo debió de ser mayúsculo ya que al instante se presentaron allí todos los profesores. El director, haciendo honores a su facilidad dialéctica —entiéndase la ironía— , hizo de portavoz para expresar lo orgullosos que estaban de que hubiese sido su alumna, así como por haber aumentado el estatus del centro, dejando así, y cito las palabras textuales: superado y relegado al olvido un hecho que jamás debió de producirse. Como decía, su capacidad oratoria no había mejorado, supongo que algún día alguien se lo haría saber, aunque por lo que a mí respectaba como si se volvía predicador, dado que la etapa de Yai en aquel lugar había finalizado no tendría que volver a padecer sus palabras, y eso era lo que realmente me importaba. La orientadora sí nos pidió hablar un momento a solas antes de marcharnos, así que nos fuimos a su despacho.

—Enhorabuena Yaiza, quería felicitarte personalmente, ambas sabemos que no ha sido fácil y que todo lo que sucedió causó más daños colaterales de los que se puedan apreciar a simple vista. El camino es muy largo y os que estamos aquí sabemos que aún no ha terminado, pero mira todo lo que has conseguido hasta ahora. Los mayores obstáculos los has saltado, como harás con los restantes y yo lo veré, porque vas a llegar muy alto, tan arriba que será muy difícil no percibirte. Por último, es un gran honor haber sido merecedora de tu confianza, he aprendido mucho más de ti de lo que yo  pude llegar a enseñarte— Dijo totalmente emocionada.

  A esas alturas había unos ojos multicolor que invadidos por miles de sentimientos intentaban contener las lágrimas, los recuerdos se agolpaban en su mente a la vez que reflexionaba esas palabras totalmente acertadas. No entendía porqué esa mujer se relegaba a un segundo plano para dejar al otro bocachanclas hablar los asuntos importantes.

—Con respecto a ti quiero reconocer todo el trabajo que has hecho para que hoy estemos aquí y en estas circunstancias, si algún día me pasase algo, sin duda, me gustaría tener a alguien como tú a mi lado— me confesó.

Los colores del arcoíris©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora