ANGELIE
Me despierto adolorida en mis bajos, con un dolor de cabeza que no me deja pensar con claridad, parpadeo varias veces para tratar de quitar la neblina de mi cerebro, me duele el resto del cuerpo como si me hubieran dado una paliza, todo esta oscuro excepto un rayo de luz que entra por las cortinas a mi derecha que me anuncia que es de día, veo mi cuerpo y estoy desnuda, asustada me tapo con las sábanas.
¡¿Qué rayos pasó?!
Sigo en shock tratando de recordar que paso la noche anterior y simplemente tengo lagunas mentales, empiezo a respirar agitada en pánico, no reconozco mi entorno, esta no es mi casa ¡ay, Dios!
¿Qué me pasó? ¿me secuestraron?
Escucho una puerta abrirse y levantó la cabeza rápidamente y eso me marea aún más por la rápida acción, un hombre sale de lo que creo es el baño con una toalla atada a su cintura y trago saliva, está casi desnudo y todo mojado, veo como las gotas de agua hacen camino por su cuerpo y se pierden por la v de su vientre, es de hombros anchos y trabajados, de piel blanca curtida por el sol y con muchos tatuajes, su cabello rubio caía en su frente, me veía de manera ceñuda mientras se secaba con otra toalla.
-¿Aún no te has ido? -cuestionó de manera reprobatoria con una voz ronca que me erizo.
-Y-yo... - volví a cerrar la boca y recorrer con mis ojos la habitación nuevamente.
- ¿Qué quieres? ¿Más dinero?
Saudi la cabeza en negativa y cuando lo iba a insultar y exigirle respeto me lanzó un fajo de billetes que se desarmaron todos cayendo como lluvia en la cama.
-Vamos, vístete y vete - el hombre parecía a punto de perder la paciencia y la incredulidad no me dejaba moverme de mí sitio.
-Que yo no... - intenté de nuevo para nuevamente ser interrumpida.
-Mejor vete y déjate de excusas.
En ese momento sonó golpes en la puerta y él fue a ver quien osaba molestar al rey, es un idiota este tipo con quien me encontraba, empezaron a gritar de un momento a otro y se escucharon forcejeos, me estaba asustando y me enrolle la sabana alrededor de mi cuerpo más fuerte para buscar mi ropa y meterme en el baño para esconderme cuando entran nada más y nada menos que mi padre y mi hermano. Bueno medio hermano.
- ¡¿Angelie, que es esto?! -preguntó abriendo los ojos de par en par.
Se veía tan molesto que estaba tornándose rojo.
-¿Papá qué hace aquí?- mi padre veía entre la cama donde los billetes estaban y yo.
Mi estado de desnudez, la cama desordenada y los billetes simplemente era una mala señal.
-Tenia que ver por mis propios ojos quien eres en verdad - dijo en tono triste y decepcionado, jamás me había visto o hablado así.
- No sé que pasó, salí a...
- Vístete y vamonos, no sabes lo que acabas de hacer.
Ciertamente no sabía que había hecho la noche anterior así que decidí hacerle caso e irme al baño.
- Que decepción, hermanita.- El idiota habló de manera despectiva y burlona así que lo ignore.
- Muevanse, así se largan de mi habitación.
- Ignati no presiones - espetó mi padre molesto.
Cerré la puerta rápidamente y decidí vestirme, tenía un vestido negro algo sencillo hasta la mitad del muslo y una chaqueta encima, mis pantys no sabían donde estaban ni mi sostén así que no me puse nada más, vi unos boxer limpios encima de otra ropa bien doblada y decidí tomarlos y ponermelos, me los enrrollé como tres veces para ajustarlos, menos mal que mi vestido no era pegadito a mi cuerpo, sólo en la parte de arriba que es tipo corsé. Salí rápido viendo al suelo, mi cabello rizado tapaba en forma de cortina mi rostro y caminé en silencio, sentí una mano rozar mi cuerpo y me estremeció de pies a cabeza, más no levanté el rostro.
- Debería hacerte casar con mi hija por tu deshonra - espetó mi padre enojado antes de irnos- venías por un acuerdo y tus rutas a ver si dejábamos de matarnos, pero al parecer no se va a cumplir.
- Ya te dije que no sabía que era tu hija, Don- lo dijo casi aburrido, como si no tuviera miedo de las represalias de mi padre.
Aunque sabía que el Don era de temer.
- Vámonos padre, no vale la pena un arreglo con ellos- dijo soberbiamente mi hermano.
- Cuida tu boca, muchacho- habló en advertencia el hombre tatuado que mi padre llamo Ignati.
-cállate, Luca- lo mandó a callar padre - Camina, Angelie.
Mis hombros se desplomaron aún más y caminé llorando en silencio.
¿ Qué hice ayer?
El camino a casa fue silencioso, padre no dejó que Luca pusiera música y me pareció lo mejor, no estaba yo para ánimos, menos si mi papá no iba a escucharme.Llegamos a la gran casa de dos pisos y 50 hectáreas de Jean Pierre Grimaldi el Don de la Camorra, era casi una mansión, seis habitación 8 baños por limpiar, una piscina, dos jardines y unos 4 carros exclusivos de la familia.
- Te vas a tu recámara y allí te vas a quedar.
Me fui camino a la cocina y me desvíe por un pasillo bajando las escaleras, llegué a una puerta de madera, abrí y allí estaba mi habitación, dormía en el sótano, pero no me importaba, era más espacioso ocupaba casi media casa de manera subterránea.
Tenía mi harto y aparte con mis ahorros añadí una pequeña cocina y una nevera, me sentía orgullosa de lo poco que tenía que era mio.
Decidí bañarme, duré mucho tiempo bajo la regadera tratando de recordar que mierdas pasó ayer salí y decidí mirame en el espejo luego de salir, estaba algo asustada por lo que vería, pero me veía igual que antes, mis senos grandes y redondos con una caída natural, mi vientre plano, mis anchas caderas, tengo un culo más grande y redondo me giré un poco de costado para verme y allí estaban cuatro más marcas en cada lados y parecían... dedos, tenía dedos marcados en mis gluteos, trague grueso por lo que eso podría significar.
Perdí mi virginidad con un perfecto extraño y no lo recuerdo.
¡Bravo, Angelie!
Una triste lágrima brotó de mi ojos derecho y rodó por mi mejilla, estaba realmente triste por lo que eso significaría en mi vida si padre de entera.
- Angelie ¿dónde estás ?- Llamó mi padre al otro lado de la puerta y un escalofríos cubrió mi cuerpo entero. Me puse unas pantis, un short, una bata y salí a su encuentro.
- Aquí estoy padre- me presenté tímidamente delante de él.
Mi cabello ondulado todavía goteaba, al salir de la habitación el frío golpeó mi cuerpo y temble delante de él.
- No quiero que salgas mucho de la casa de ahora en adelante, sólo termina tu Master en finanzas y regresas a casa.
No dije nada, porque lo haría si él ni siquiera pregunta que pasó, asentí y lo dejé pasar.
¿cuenta lo que me pasó como una violación?
Si así fuera, igual no puedo hacer nada, padre moriría de vergüenza e Ignati simplemente regresará a su país.
En mi familia las cosas no se resuelven con los policías, ellos son literalmente el enemigo aquí.