IgnatiUna semana antes.
No entiendo porque tengo que seguir escuchando a este imbécil, ha pasado media hora parloteando sobre mujeres hermosas y como quiere cogerlas.
Ya sé que mis mujeres son hermosas, este círculo vicioso de hablar de él y lo magnífico que es me tiene cansado y chasqueó mis dedos, una de mis sumisas se acerca a mí.
— ¿Que necesita amo?— Siempre solicita.
— Arrodíllate —ordene tornando mis dedos.
Sin dudarlo lo hizo y se arrodilló ante mi, Luca se queda fascinado viendo como trato a las mujeres de la mafia roja.
— Es impresionante, Volkov— Alaba el hombre viendo directamente a Chiara todo embelesado.
Podía decirle a cualquiera de mis esclavos que estén con él y cumplirán con honor y hasta lo disfrutarán, pero no quiero y en eso se basa todo.
— Has hablado mucho, pero hasta ahora no me dices nada— en esta reunión que ya lleva media hora no he abierto la boca ni una vez.
Hasta ahora.
— ¿ Disculpa? — se veía ofendido con los ojos abiertos de par en par.
— Lo que oyes, no me interesa las ridiculeces de las que hablas, a mí me interesa solo hablar con tu padre— no necesitaba gritar para imponerme y menos delante de este idiota de manual.
— Para eso estoy aquí — me contesta.
No hemos hablado de negocios por que él no sabe mierda y no voy a tratar con un idiota que aún no sabe rasurarse los huevos.
—Me parece una falta de respeto de que deje de lado nuestra reunión para irse con putas— espeté sin delicadeza.
No tenía por qué decir las cosas con tacto.
— Mi padre no está con putas — se enoja y golpea su rodilla.
— ¿Entonces en dónde está? — señale la sala de reuniones vacía—. Yo no tengo porqué charlar contigo. Tú no eres nadie— espeté enojado.
— No deberías de faltarme el respeto, yo soy el futuro Don de este país— su temperamento no lo controlaba bien, era un niño.
— Sí bueno ya veremos eso, no depende de ti — le recordé — depende de Gio Santori, mientras tanto no eres nadie para mí, no eres alguien con peso ni siquiera eres importante ante nadie, menos ante mis ojos. Es todo un honor para ti estar con el Pakhan de la mafia rusa, no puedo decir lo mismo que tú.
Dijo todo eso sin perder la calma, acariciando a mi mascota mientras ella se quedaba totalmente quieta.
El hombre se levantó enojado, apretando sus manos en puños.
—Vas a pagar esto— me amenazó apuntandome con su dedo.
Él tal vez no sabía que podía arrancarle ese dedo y dárselo de comer.
—¿ Tú y cuántos más? —acaricie la cabeza de mi sumisa, mientras fumaba un puro y Luca Grimaldi se perdía de mi vista— aleja ese hombre de mi vida y que no vuelva a entrar en mis dominios.
«Mientras yo esté aquí ese govnó ¹ no entrará en mi territorio» pensé viendo hacia la puerta.
¹mierda
Miré a una de mis mejores sumisas, no solo era una de mis sumisas sino que también era un gran elemento en mi organización.
En este mundo criminal les gustaban pasar por alto a las mujeres, pero yo no, es cierto que un hombre tiene 3 veces más fuerza sin embargo las mujeres tienen 3 veces más inteligencia e ingenio y se pueden infiltrar en cualquier lado, mis esclavas no solo son hermosas también son peligrosas y eso es lo que me gustaban de ellas.