50- Bernardo
-Me puedes decir ¿cómo es que Ignati consiguió primero a Angelie y ustedes no? -grité furioso viendo las fotos de ellos de espalda subiendo a un avión privado en las siguientes cuando mucho se les ve el cabello.
-La señal era pésima, le tendieron una trampa a quienes lo seguían-comenta mi primo -al parecer ya sabía que lo seguíamos y solo nos dejó hacerlo por diversión.
-¡Aahhh! -grité con ganas de arrancarle la columna vertebral a ese malnacido ruso de mierda-. Si Angelie entrega lo que tiene en sus manos, muchas cosas van a salir mal- le dije la mierda incompetente frente a mí.
-¿Qué tiene en su poder? -preguntó curioso.
Ni yo sé lo que es, antes de matarlo, mi padre me dijo que debía ir por eso a cualquier costo o Santori nos mataría a todos. No he esperado todos estos años en vano.
-¡Lárgate! -me encontraba verdaderamente furioso y quería estar solo, más tarde me iba a reunir con piezas importantes de mi plan y nada podía salir mal- eso no es de tu incumbencia, mejor piensa en la forma de tener a esa mujer en mi territorio.
Necesito recuperar lo que ella tiene a toda costa sin necesidad de casarme con esa estúpida negra, ya no es necesario. No voy a humillarme más.
-No dejare que el plan se salga de carril, lo que tiene debe ser mío -golpeé la mesa enojado.
Entrar a los territorios del idiota del ruso es imposible, pero haré que sea posible. Me levanté y me puse la chaqueta de mi traje, y salí para encontrar a una de mis esclavas fregando el piso.
-Dile a Tony que vuelvo tarde- le dije sin siquiera mirarla.
Tony Mancini, mi tío. Al único que se puede decir que le rindo cuentas, vino desde Roma a verificar que tenga lo que esa insolente de Angelie tiene en sus manos.
-Si, amo- escuché el susurro y sin más me fui.
Consigue por las calles atestadas de gente y mucho tráfico, puse música para calmar mi mente. Madre siempre decía que la música calma a los monstruos. Llegar a la casa del viejo Grimaldi era casi una pesadilla, ni él ni yo pudimos dar con su hija, me parece una total falta de respeto que Ignati Volkov la tenga ahora en su poder.
Eso lo pone con las cartas más poderosas en la mano. Por ahora.
-Mancini -dice saliendo a mí encuentro- ¿Qué te trae por aquí?
-Volkov tiene a Angelie en su poder - le conté sin rodeos mientras entraba a su casa sin su permiso esperando que me siguiera a la sala. Caminé directo al bar que estaba en una esquina de la estancia.
-¿Por qué dejaste que pasará? - se queja, llega a donde estoy y se sirve también un trago un tanto pensativo- pensé que tenías todo bajo control con ese hombre- me reprocha, como s fuera un trabajo tan sencillo.
-Engañó al hombre que lo seguía, uso carros señuelos para salir del radar -le expliqué - no hicimos mal el trabajo, pero tal parece ese imbécil sabía que lo seguíamos.
-Es el jefe de mafia rusa desde hace más de una década, no sé en qué te sorprende -su sarcasmo me provoca ganas de meterlo en una olla con aceite muy caliente.
-¡Cállate! -le exigí molesto- no es mi culpa que notará que lo siguen.
-En fin, ya está con él ¿Qué debo esperar? -preguntó con un tinte de angustia en su voz y su rostro -seguro me la entregara pedazo a pedazo.
-Esta en Rusia, así que no creo que sea eso- descarte lo que dijo, ya lo hubiera hecho-. Podríamos ir a Rusia y exigir hablar con él para que la entregué. Aún no estoy seguro de que él no la ayudara a escapar ese día. Tal vez nos están despistando.
Pensar en mi boda fallido me da urticaria, esa perra me dejo en ridículo delante de toda la mafia italiana.
-Quiero esperar a que llame- sugiere el viejo sirviéndose otro trago.
-Solo no aceptes ir solo, es un peligro ese hombre -le aconsejé, no por qué me importará sino porque no me conviene que Volkov lo exterminé. Aun no- mejor llévanos a Luca y a mí como respaldo.
-No veo yo a Luca muy apto para eso- Grimaldi hace un gesto de desaprobación- Luca es un incompetente, que vea a Volkov solo sería echarle más leña al fuego.
-Alguien debe ir y garantizar que no te pase nada, no creo que Santori deje pasar eso y se iniciará una guerra- le recomendé. Este viejo es un hueso duro de roer al no ser tan estúpido y manejable como esperé.
-Ya veré como manejo eso- no aceptó, pero tampoco lo rechazó del todo y eso ya era algo. Odiaba ir con pies de plomo con él, pero me sirve más vivo que muerto.
-Como quieras- me bebí el trago y me levanté -debo irme tengo una reunión importante en la noche.
Pensé en mi linda esclava y lo lista que estaba para esta noche. Necesita el tratado de esta noche para abrir el local, estoy seguro que el concejal y los demás políticos estarán interesados en mi propuesta, puesta en la espalda de mi esclava.
El bar solo era una tapadera para lo que quería poner en verdad, tenía un lote completo de mujeres esperando para las tratas de blancas traídas de exclusivas de todas partes del mundo, este cargamento me costó muchísimo dinero y no iba a perder nada, solo falta unos cuantos permisos.
-¿Qué harás? -preguntó curioso.
-Recuperar a Angelie, es mía, me la diste como prometida y la quiero en Nueva York a finales de esta semana- no le dije mis verdaderos planes. Todos dentro de la organización Unito están en contra de la trata de blanca con polluelos de corta edad, así que no puedo decirle a nadie mis planes.
-Bien, se hará lo posible para que llegué sana y salva y sobre todo viva- me asegura.
Ya yo estaba dándome la vuelta y poniendo mis ojos en blanco del fastidio, no quiero a Angelie viva, si es imbécil, pero esta bien que crea eso para que me la entregué. Recibo un texto de todos los que asistirán a la reunión esta noche y la ansiedad ya me invade.
-Al menos la esclava puede alegrarme el día si el tratado sale como quiero- pensé en voz alta ya solo en el carro- si no funciona el placer me iré con el chantaje.
Pensé en cada parte de mi plan desde hace mucho tiempo y nada puede salir mal.