40 Ignati
Estoy sentado en mi despacho revisando unos mapas cuando tocan mi puerta, casi pude sentir la presencia de mi madre detrás de la puerta, qué más da, mejor darle permiso, no se iría de allí.
—Pasa— gruñí.
Mi humor en estos días empeoraba cada día que pasaba y no me daban noticias de Angelie, es absurdo, es solo una chica, tengo contactos en los confines del mundo, como no van a saber nada de ella.
Lo que me lleva a pensar que alguien está cubriendo sus huellas para no ser hallada, no veo otra explicación, nadie se esfuma, así como así del mundo, tiene que ser alguien lo suficientemente astuto y con poder como para saber sus pasos, decirle que hacer para que nadie consiga rastro alguno de ella.
—Así que el león sigue gruñón— se burla mi madre— necesito tu firma en estos papeles— se puso seria y fue al grano.
Extendí la mano y me los dio, los revisé para saber exactamente porque necesitaba mi firma, no confiaba ni en mi madre, así crecí y continuara hasta mi muerte, a mi madre sé que no le molesta es parte de la Bratva desde que tenía solo veinte años, por lo tanto, sabe que debo revisar todo minuciosamente.
—¿Crees que esa inversión es la correcta? —le pregunté levantando mi mirada de los papeles, sabía que respondería bien, siempre lo hace, mi madre tiene ojo bueno para las inversiones, en todos estos años ha hecho crecer la organización mi padre nunca la dio por sentado, así muchos crean que por hermosa no era inteligente. Siempre le calló la boca a más de uno con su arrojo y su inteligencia.
—Sí, hay que mover el dinero y hacer crecer nuestros patrimonios, mientras más bienes tienes en Rusia y en el mundo mejor —me dice sabiamente, ya sabía eso, ella misma me lo enseñó en cuanto tuve que empezar a estudiar en funcionamiento de la Bratva— ¿por qué estas tan molesto últimamente? — fue directa a la hora de querer saber algo.
—Se me escapó alguien, aparentemente no quiere ser encontrado— fue la única pista que le di— así que estoy moviendo los hilos a ver cuál tira primero.
—¿Traicionó a la organización? —me pregunta de nuevo— me parece demasiado revuelo para una chica, a menos de que tenga información en su poder que necesitas.
—No —respondí simplemente sin más ganas de platicar— solo necesito que la consigan, antes que otras organizaciones.
Necesito que aparezca, no le daré la satisfacción a Bernardo de obtenerla. Así de egoísta soy.
—Te pareces más a tu padre de lo que crees— se levantó con una sonrisa en su rostro maduro, pero aun hermoso cuando le entregué los papeles y no le respondí.
Mi padre... hace tanto tiempo que murió que recuerdo poco sobre él, siquiera sé si nos llegó amar o solo éramos parte del proceso para que el legado quede en la familia.
La familia Volkov, sin embargo, eran unos buitres que querían más y pensaron que a mi corta edad podían aniquilarme, sonreí recordando mi pasado, para algunos traumático, para mí terapéutico, deseché la basura como se debía y les di caza a quienes simpatizaban con sus ideales.
Mi madre se fue y Mikhail entró en cuanto madre salió, mi hermano era todo un enigma y desde que tenía a esa mujer encerrada en su habitación aún más.
—Si no tienes lo que quiero lárgate —le ordene.
Aun así, paso se sirvió un trago y se sentó.
Me le quedé viendo enojado, pero él no me hizo caso, aun se sentó y saboreo mi licor, poco le importaba a Mikhail si era su hermano mayor o si era su Boss simplemente hacía lo que quería a menos que le ordenará ir a la guerra.
—¿Es tan importante lo que busco? — me pregunta al tomar un buen sorbo de vodka.
—Sí —le dije sin explicaciones, no tenía por qué dar explicaciones a nadie.
—Se la tragó la tierra, hermano— golpeé el escritorio enojado con sus estúpidas palabras
—Eso no me sirve para una mierda, Mikhail —se encogió los hombros despreocupados.
—Necesito a esa mujer en esta casa antes de terminar el mes— golpeé la mesa con cada palabra.
—¿Por qué? —preguntó con genuina curiosidad, Mikhail pocas veces cuestionaba mis órdenes y muchos menos mostraba lo que pensaba, excepto ahora.
—Es la hija de uno de los Don de la mafia italiana, el hombre me esta tocando los cojones desde hace un tiempo, respeto a Santori, pero algunos de esos imbéciles bajo su mando creen que pueden joderme— le expliqué por encima el problema sin hablar de Bernardo y el viejo Don.
—La organización Unito es una hormiga al lado de nuestra Bratva, lo sabes— apunto bebiendo luego un trago de su bebida.
—Lo sé, pero eso no quita que quiera darles una lección a esos idiotas, tenerla aquí como esclava será divertido— apunté con una sonrisa y mi polla dio un tirón al imaginarla con el collar de esclava alrededor de su esbelto cuello.
—Bien, no es mal plan— sonríe de manera siniestra— podemos tener a la mafia italiana en nuestras manos, al menos uno de sus brazos, me gustaría tener una esclava.
El viejo manejaba una de las mafias mas importantes dentro de la organización Unito como lo es la Cosa Nostra, sin embargo, no me preocupa hacerme con el angelito, ella ya es mía.
—¡Encuéntrala! —golpeé de nuevo la mesa.
Me levante y me fue de allí, ellos no tendrían nada que me drenar esta rabia que me consumía, luego de los Hampton se esfumó, no hay más rastros de ella aparte de los boletos que compró y era al menos diez, se revisaron todos y nunca llegó a su verdadero destina de ninguna de las ciudades, debo ampliar la búsqueda, pero si es tan inteligente como creo que es ya no está en el país.
¡Maldición!
—Así deba buscar por todo el maldito mundo, tu vas a aparecer.
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Pos... mmm que opinan????