44- Ignati

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Ignati

3 meses después.

Cuando alguien quiere desaparecer y yo necesito encontrarlo es casi imposible para mí no hallarlo y digo casi por qué no puedo creer que después de tres meses Angelie McGuire aún no aparezca y sé a ciencia cierta que los Grimaldi no la han hallado y muchos menos Bernardo, tengo ojos y oídos en todos lados así lo sabría en el minuto uno.

Está más que claro que alguien la ayuda y tal vez no esta en el país, puede estar en cualquier parte del mundo y aún ninguno de nosotros a dejado de buscarla, si regresa puede que sea para morir a manos de los italianos.

Grimaldi sabe que la folle esa noche, las evidencias estaban en las sabanas así que o Bernardo no sabía lo que había pasado esa noche o sus planes eran tan importantes que no le importaba que Angelie ya no fuera ni pura ni virgen.

Me tomo un trago de mi bourbon en mi bar en la zona privada totalmente solo cuando compañía femenina no deseada se quiere acercar a mi sitio.

Estoy bastante bebido para este punto, pero no tanto como para hacer idioteces. Nunca lo estoy, aun así, hago una seña para que la dejen pasar, conocía a la mujer después de todo.

—Tengo la información que quiere, señor—me dice acomodando su cabello detrás de su oreja.

—¿Porqué debería de creer en lo que salga de tu boca? —pregunté y luego bebí otro sorbo más terminando mi trago, me serví de nuevo, pero la botella estaba vacía, en menos de dos minutos llegó una chica con otra botella de mi bourbon favorito.

—Por qué tengo lo que necesitas, si pagas el precio justo—ronroneo en mi oído pasando una uña roja por mi barbilla y me alejo de su toque no deseado.

—A mí nadie me toca sin mi consentimiento —ladré y se tenso al instante con el miedo llenando sus pupilas.

«Así es perra, deberías temerme»

—Lo lamento, señor — dijo temblorosa, el "señor" le salió como un ronroneo ardiente queriendo lo que no voy a darle ni porque me de el cielo como pago.

—No estoy de humor, habla o lárgate —gruñí.

Se estremeció de arriba abajo y ya yo estaba haciéndole señas a uno de mis hombres para que se la llevarán.

—Sé dónde está —se levanta de un salto cuando llega mi hombre junto a ella dispuesto a sacarla a la calle a patadas.

Solo un movimiento de mi mano lo detiene y ella respira aliviada.

—Esta es la dirección en donde está —observo el papel que se sacó entre los senos y me le quede viendo por mucho tiempo.

—Set te va a pagar—sonreí como un lobo hambriento.

—Pero quería de pago... —levanté la mano y se calló la boca en un instante— uno de mis hombres de llevará con el gerente del club, Set— y llamé a Mikhail mientras alejaban a la mujer de mi vista, respondió como si hubiera estaba practicando para un maratón.

—Espero sea bueno, Boss— solo me llamaba así para hacerme enojar.

—Lo conseguí. Alista todo que nos vamos —dije saliendo al exterior.

El frío de la noche me envolvió refrescando mi cuerpo y volviendo un poco de sobriedad a mi sistema.

—¿A dónde mierda vamos? —su acento ruso era más marcada que el mío y sonreí más amplio ante lo que pensaba. Escuche a alguien gemir al fondo, este idiota estaba follando.

—Alista ropa de verano a donde vamos no hace mucho frío— estaba extasiado.

—Estoy follando, hombre —se queja.

Escapando del jefe de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora