26- Ignati

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26- Ignati

Hay muchas cosas que no entiendo y no me gusta para nada no entender las cosas, en la universidad dijeron que había enviado los trabajos con subalternos del Don, Vika me aseguraba que no salía de su casa y lo más lejos que llegaba era al jardín, para leer bajo un árbol.

—No te muevas del lugar hasta nuevas órdenes —ordené por teléfono.

Si no le gusta su trabajo mil personas más pueden hacerlo y es por eso que no queja de su encomienda, tampoco le pago limosna así que si yo digo salto ellos solo responden que tan alto.

—Mi señor, ha estado muy estresado estás dos semanas, déjeme ayudarle —Nikita me pone sus manos en los hombros y comienza a masajear.

—¿Quién te dio permiso de que me tocaras? —le pregunté quitándole sus manos de mi cuerpo.

—Solo pensé… —intentó hablar y no la dejé.

—No estás aquí para pensar, Nikita —la interrumpí molesto— quiero que me digas si ya las armas fueron repartidas a sus respectivos dueños.

—Solo nos queda un lote por entregar que va acompañado con las drogas que prepara, amo— inclina la cabeza en respeto.

Me llama así porque es lo que soy, soy dueño de todo y de todos y por eso me tienen tanto respeto.

—Las drogas están listas para pasado mañana, dile al doctor Nixon que haga el favor y avise cuando estén listos para que sea enviado—demandé.

—Cuento con ello, amo— me asegura.

Sabe que su vida estaría en peligro si algo no sale como es debido, en la mafia rusa nadie tiene permitido fallar, el científico que contrate solo es el encargado de replicar mis diseños y antes de salir pasan por mis manos, cada lote de drogas es perfecto y lleva el sello de la mafia.

—Hay rumores de una guerra— me comenta Nikita interesada en más información.

—¿Y? —me hice el desentendido.

Aun no sabía qué hacer con bernardo, doblo su seguridad y dejarlo vivo es una ofensa para mí, así que debe morir, es solo que Bernardo Mancini no es estúpido y sabe que debe de andar con pies de plomo, en estas semanas no se ha dejado ver, salvo para ir a la casa del Don, supongo que a ver a mi angelito.

¿Qué se cree ese imbécil?

¿Angelie se habrá acostado ya con él?

Su padre sabe que no es virgen, vio la cama y la mancha en las sábanas, el día que entró furioso a mi alcoba, sabe que fue mía y como no quise hacer un trato con el inservible del hijo cree que alejándome de Angie será una especie de venganza, el lobo tiene ganas de la gacela y no la dejaré ir tan fácil.

Los accidentes pasan todo el tiempo el día de las bodas de las personas… como un secuestro, por ejemplo.

Escapando del jefe de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora