10- Angie

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NOTA: canción que me imagino con este par Maroon 5 animals, escuchen la mientras lo ven.

Angie

¿Qué nos lleva a reaccionar como lo hacemos?

Es adictivo

Es peligroso

Es él

Aún así no puedo separarme de él y largarme de este lugar pecaminoso donde me introdujo.

Ignati... Así lo llamó mi padre.

No sabía que podía estar en esta fiesta, pero debí imaginarlo si tiene negocios con el Don Grimaldi obviamente podría estar aquí.

Su tacto en mi piel calienta mis venas haciendo bombear más a mi pobre corazón, la adrenalina golpeaba mi cuerpo llenándolo de energía y expectativas mientras bajamos las escaleras a otro piso que debe de tener pecado, si en el que estábamos era libertino no me quiero imaginar el siguiente, no sé si por suerte o por desacierto no tuve que imaginar nada, llegamos a los pocos minutos.

— ¿Es seguro para mí? — cuestioné cuando abrió la puerta.

—Estás conmigo— es su contestación.

Esa respuesta no sé si debe tranquilizarme, ya desperté en su cama sin saber quién era o qué había pasado. La verdad no se que hago aquí.

Recuerdo las marcas de mordiscos cuando me vi en el espejo y un escalofríos recorre mi cuerpo.

El lugar al que nos dieron acceso es de paredes negras con velas en candelabros de pie, el lugar podría ser una habitación del terror, había cadenas en las paredes y unas x enorme de madera y cuero, el lugar se veía más íntimo con sólo la luz de las velas puestas de manera estratégicas que habían lugares completamente oscuros de donde salían gemidos, gritos de placer o personas pidiendo más, el chasquido del látigo, el olor a látex parece ser algo común, la esencia de vainilla flota en el aire y se que este olor no se me olvidará jamás.

Habían personas desnudas por cualquier lugar, pero no parecían normales, tenían collares de perros en sus cuellos, mostraban sus cuerpos sin vergüenza, unos caminaban y otros gateaban siguendo a alguien.

—¿ Eso es una mujer ? — pregunté al hombre que me guiaba.

— Sí— lo dijo sin ver — en la manzana del pecado puedes ser o hacer lo que quieras, no hay límites ni reglas— replica.

— Las reglas no están mal— defendí con vehemencia.

Giró su rostro para verme con una ceja levantada, se que mi padre es el jefe de mafia italiana y que el no sigue reglas, que soy producto de amoríos con una stripper, pero de igual manera me siento cómoda siguiendo las reglas.

— ¿Quién hizo las reglas? ¿quién te dice que es correcto y que no? las reglas se hicieron para romperlas, ya te mostré un poco de eso — dijo en un tono oscuro

Siento que siempre me habla en tono de burla como si lo que yo creyera no sirve o está erróneo.

— Los seres humanos necesitan las reglas e igual los límites. No somos animales — hablé con contundencia.

— Límites, los límites los creó un patético idiota que nunca pudo hacer una mierda, yo no tengo límites y las reglas las hago yo— decretó.

No dije nada, me sentía seriamente insultada por sus palabras como si fuera mi culpa o algo parecido.

— ¿Qué hacemos aquí? — indague tratando de cambiar el tema.

Resoplo un poco cansado de mis preguntas y es que hace unos minutos estaba muda y ahora no paro de hablar.

Escapando del jefe de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora