41- Luca

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Luca

Me estoy quedando dormido cuando mi padre entra en tromba en mi habitación como amo y señor de la Mansión.

«¿No te jode?» habla la voz en mi mente.

—¿Qué necesitas padre? —pregunté con fingido interés— estaba por dormir, era bastante para que estuviera en mi habitación, raro era que no estuviera con alguna sirvienta.

—¡Que te levantes a buscar a Angie! —me grita furioso.

—Ya lo hemos hecho, ¡por tres malditos días! —me queje también, no he descansado bien en días.

Necesito descansar, pero como esa perra se le ocurrió ser desagradecida con padre el día de su boda las cosas han estado caldeadas desde que nos enteramos que escapó.

Padre mató a las maquillistas que salieron a comprar algo azul, fue lo que se le ocurrió a la niña tonta para escapar.

—Tiene que estar en algún lugar —me reprocha el Don.

Yo debería estar en su lugar, pero se niega a perder el mando, no es nada seguro que el Boss dei boss¹ me elija a mí como el sucesor de la Cosa Nostra, pero el hombre no se deja ver salvo por las reuniones anuales a los que por supuesto no estoy invitado.

(Capo de Capos)

¡Me lleva la mierda!

—Te dije que dejaras todo en mis manos y no quisiste— le devolví el reproche.

—Ve y habla con su amiga... la niña está María— demanda mi padre lanzándome mis pantalones desde el vestidor.

Me los puse de malas maneras mientras lo veía salir.

—Se llama Maira, padre— le corregí para hacerlo enojar más.

—No me creo que ni por un segundo que la perra americana no sepa dónde está tu hermana —ignora lo que dije y con eso sale de mi habitación.

—Media hermana— le corregí, aunque no puede escucharme.

Si ya mi vida estaba medio arruinada con esto que hizo Angelie empeoró todo en casa, mi madre anda como si nada por que en verdad no le importa nada de lo que suceda con "la bastarda" como le llama ella y mi padre está irascible.

El peor de todos es Bernardo, mi socio en muchos negocios está más insoportable que nunca, pero prefiero ir a ver a Maira que tratar con ellos.

Conduje rápido y le envié un rápido mensaje que ella me respondió rápidamente con un si afirmativo, sus padres no estaban.

—Hola, preciosa— le dije en cuanto llegué, ya estaba en la puerta con un abrigo esperándome— sube, debemos hablar.

Saltó emocionada al carro sin una palabra más, era demasiado obediente para mi gusto, ¿qué contraproducente es eso?

—Me alegra mucho tu mensaje — ronroneo cerca de mi oído que me provoco unos deliciosos escalofríos.

—Que no te alegre tanto, mi padre quiere saber el paradero de Angelie— le avisé. El semblante en su rostro se ensombreció.

Siempre he sabido que tiene un flechazo por mí y siempre lo he usado a mi favor, aunque ahora no me sirve de nada, por que no dice nada, lo que me dice que esta vez Maira no fue la confidente de Angelie, lo hizo todo sola, fue muy astuta mi hermanita. Media hermana.

—Ah... eso— levantó la ceja— te dije que no sé donde está. Ustedes no me dejaron verla por un mes y ya luego escapó mucho antes de que yo llegará a la boda, como puedo saber donde esta. Luca, esto no es mi culpa— replica mordaz y ya no con tan buen semblante.

—No me culpes a mí, venía a verte y papá se enteró y me pidió que te interrogará de nuevo— sonreí de medio lado y su rostro se suavizó.

«Volvió a caer» pensó la voz en mi mente y mi sonrisa se amplía.

—¿En serio? —preguntó ilusionada, debía mantener la ilusión un poco más de tiempo y asentí— estoy cansada de que todos me pregunten por Angie, en serio no sé donde está, hasta ese rubio alto me preguntó por ella.

—¿Qué? —pregunté orillando el carro.

—Sí, un rubia sexy, alto y tatuado fue a hablar conmigo personalmente, hizo casi las mismas preguntas que ustedes, que flojera, si lo supiera ya te lo hubiera dicho y lo sabes— resoplo no de una manera femenina y sabe que eso no me gusta.

—Sé que hay cosas que no me dices, tienes secretos conmigo— le señalé.

Ella creía que era tonto, nunca le ha gustado traicionar mucho a su amiga.

—Son cosas sin importancia, tú también tienes secretos —me acusa— ¿Por qué amaneció Angelie drogada el día que fue de fiesta contigo?

—Eso no tiene importancia ahora, ese no es tu papel— refute empezando a enojarme.

—Entonces... ¿Cuál es mi papel? —me reta.

—Chupar mi polla cuando tengo ganas, no sé a que esperas, Maira. Solo para eso sirves— exploté enfurecido con sus ataques de niña caprichosa.

—Sé cual es tu secreto— habla luego de quedarse unos segundos callada— quieres a Angelie más que como hermana.

Me quedé callado y no le afirmé ni negué nada, no es su maldito problema, en cambio me giré para verla enojado, sus ojos melancólicos pasaron de la tristeza al pánico en segundos cuando detalló que tanto se había pasado.

—Lo siento— murmura casi para ella.

Me quité la correa y bajé mis pantalones lo suficiente para que mi miembro blando se dejó ver.

—Discúlpate como es debido— le señale con la mirada hacia abajo.

Había estacionado en un lugar apartado de la ciudad, aquí nadie nos molestará. Asintió despacio y estiró sus manos.

—Con esto me vas a disculpar ¿verdad? —pregunta asustada— ¿no vamos a dejar de vernos?

—Eso lo decido si tu mamada es tan buena como para olvidar las estupideces que salen de tu tonta, tonta boca— le recriminé.

Lagrimas brillaron en sus ojos, pero no las dejó caer solo inclinó la cabeza y comenzó su mamada, me recosté de mi asiento y tomé su bonito cabello rubio y la hundí más hondo en mi creciente erección.

—¿Te gusta? —me pregunta sacando mi falo de su boca.

—¿Acaso te dije que pararas, Maira? —le pregunté.

—No, Luca... solo quiero hacerte sentir bien, más que bien— apretó un poco el saco de mis bolas y jadeo de gusto.

—Sigue, succiona más fuerte— demandé— menos charla, más acción.

La tomé más fuerte del cabello y la obligue a volver a su trabajo, no me importaba esta chica y parecía nunca darse cuenta, pero su boca parece una aspiradora y me hace acabar rápido, esto es lo que necesito para relajarme. Los hombres somos básicos y solo queremos tres cosas, dinero, sexo y poder.

Otro día encontraré a Angelie, pero por ahora disfruto de los dotes de su mejor amiga, le creo. Si supiera donde esta me lo diría con tal de que yo no deje de follarla.

Así que... ¿Dónde está mi hermanita?  

Escapando del jefe de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora