Ignati
Nunca había conocido a alguien que no siguiera mis órdenes y siguiera respirando por mucho tiempo, pero es divertido que piense que puede hacer lo que quiera.
Desde hace unos días controlo su vida, se ha dónde va y porque y es fácil conseguir ese tipo de cosas, estoy cenando en el lugar de siempre cuando la veo llegar, Bernardo sabía que yo siempre vengo entonces he de suponer que su papá y él quieren alejar al corderito del león hambriento. Lindo y estúpido.
— No dejas de ver a esa mesa, ¿qué hay de interesante? — pregunta mi hermana menor — no sabía que al Pakhan le gustan de las mujeres de color — dijo sugestiva.
— Natalya, compórtate estamos cenando — le regaña mi madre por mí.
La vi seriamente y obviamente no respondí, en cuanto vi que el angelito se movía hacia los aseos me levanté sin dar explicaciones, mi madre y los presentes en la mesa estaban acostumbrados a que así debería de ser en este mundo, por eso mi madre fue una de las mejores Koroleva que tuvo la Bratva hace unos veinte años. Camine rápido hacia al baño y cruce mirada con uno de mis hombres y este enseguida me siguió entendiendo lo que quiero que haga en una orden muda.
— No dejes que nadie entre, sin importar quien sea — y con esa orden entré —. Te dije que no salieras con él, no tenía en cuenta que eras una chica rebelde, Angelito — le advertí, momentos después cerré la puerta.
Verla altanera me gustaba y me encantaría responder a sus preguntas, pero aún no se quien la drogo y la envió a mi habitación esa madrugada, pero no es algo que se oculta mucho tiempo. No a mí.
En cuanto se fue me lavé las manos y me vi en el espejo en el que de milagro me podía ver el rostro sin encorvarme, sonreí cruelmente al recordar lo quiero del angelito en mi cama una vez más para que esta vez sí me recuerde y ya luego botarla como hago con las demás.
Sali en el momento alguien se mete al pasillo de los baños y no cualquier persona sino mi madre muy seria como siempre ha sido frente a las personas desconocidas, me ve saliendo del baño de mujer y me encogí de hombros mientras ella alza una ceja.
—No sabía que el baño de damas lo es también para los mafiosos tercos — espeta con su voz ronca, cuando pasa por mi lado toca mi mano en una caricia tan sutil que nadie lo notaria.
— No sabía tus dotes de chismosa, madre — y seguí caminando mientras la escuché reír.
Eso casi me hace reír a mí, pero hace mucho que no sé lo que es reír abiertamente y tampoco quiero hacerlo.
Antes de terminar mi cena vi a Angelie irse y poco tiempo después nos fuimos antes de eso me aseguré que el angelito se había ido directo a casa y uno de mis hombres los seguía como siempre, cuido de mis inversiones y Angelie lo es, aunque no lo sepa, no está en mis planes mantener una relación romántica con ninguna mujer, aunque ya todos insisten en que necesito herederos no es lo que quiero, cualquiera de mis hermanos puede dar esos herederos.
Llegué a mi casa y me serví mi trago de siempre mientras esperaba la llamada que últimamente se hacía cada noche desde hace unas semanas atrás, veinte minutos después llegó la llamada y con buenas noticias, aunque no podía determinar eso, el ángel estaba en su jaula y por ahora estaba a salvo de las garras de los lobos malos que quieren comérsela.