CAPÍTULO TRECE

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Elizabeth

No hay nada más satisfactorio y especial que despertar y encontrar 4 gatos y un enorme perro con aspecto temerario cuando en realidad es un osito de felpa. Elijah es el primero en saludarme, se me tira encima lamiendome la cara. Haciéndome soltar una risita.

—Buenos días, mi cielo —le masajeo la panza.

Lulo, fresa, banana y uva vienen hacia mi.

Si, los nombres son un poco absurdos, pero que puedo decir. Me gustan. Son nombres de las frutas que más consumía en Colombia, en especial el lulo, los jugos eran deliciosos y muy refrescante, pero digamos que ya bloqueé todo lo que pasó en esa misión, solo tengo el recuerdo del barco, del reencuentro con la élite.

Todos los gatos son blancos, a excepción de banana, que es de color castaño claro y marrón.

Me pongo de pie y salgo de mi habitación, mis 5 hijos me siguen.

—Buenos días, mi niña —me saluda Ximena.

—Buenos días, Mena.

—¿Cómo dormiste con esas criaturas?

—Mas feliz que el primer día —le sonrío.

¡Miau! —fresa maulla.

¡Miau!, ¡Miau! —los 4 gatos maullan.

—Vamos por comida _los llamo y los llevo dónde están sus platos.

Todos tienen su plato con su respectivo nombre. Los animales me hacen tan feliz.

Una vez los gatos comiendo, llamo a Elijah para que también venga a comer. Le sirvo su gran ración, le agrego unas verduras y un huevo crudo.

—¿Estás bien, Xime? —le pregunto a mi nana, al verle la cara de felicidad.

—Si, cariño, hoy tengo una cita —comenta.

—Uyyyy, ¿con quién?

Ximena me da una mirada de pocos amigos.

—Entonces... ¿Es guapo? —Levanto y bajo las cejas divertida.

Asiente.

—¿Está sabroso?

Vuelve a asentir.

—¿Te gusta?

—Elizabeth, deja el interrogatorio.

—¿Tu crees que el también te quiere y/o le gustas? —la ignoro por completo.

—Si —rueda los ojos harta de las preguntas.

—Bueno, espero saber pronto la identidad del papucho.

Suelta una carcajada.

—¿Almorzaras conmigo?

Niega y yo hago una mueca.

—Con él —deduzco.

Ella asiente, otra vez.

—Esta bien, llamaré a papá.

Dejo a la Nana en la cocina y vuelvo a mi habitación, para alistar mis cosas. Tomo el teléfono y llamo a mi padre. Después de dos tonos él contesta. Ian volvió hace un par de días de Chicago, pero no lo he visto mucho, ya que anda en reuniones con Harper.

—¡Princesa! —dice emocionado.

—Hola, ¿como estás?

—Bien, princesa, ¿Sucedió algo?

—No, era para ver si podríamos almorzar juntos... Es que Ximena saldrá hoy.

—¿Ximena está saliendo con alguien? —pregunta.

LA MISIÓN DE AMARTE  [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora