CAPITULO OCHENTA Y CINCO

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"Señores Boucher" P2

Daniel.

Termino de arreglarme con una sonrisa en mi rostro. «Seré padre de gemelos», me repito aun sin poder creerlo. Mi mayor sueño de tener una familia numerosa se está cumpliendo. Anoche se hizo una pequeña cena para celebrar los embarazos de mi esposa y de Lexi. Ya que seguimos sin recuperarnos totalmente del dolor y el vacío de la partida de nuestros amigos.

Alejandra se unió a nosotros en la celebración y se sentó junto a Peter, quien en cuanto la vio se apresuró a abrazarla. Axel les trajo un regalo a ambas. Unos calcetines excelentes para cuando ellos aprendan a caminar o den sus primeros pasos obtuvieron ambas madres. Marlon dio a conocer a todos que había iniciado una relación seria con la madre de su hijo. Harper y Ximena lloraron con la noticia, mientras que Ian y Aaron se hicieron los duros, pero alcancé a ver que ambos absorbían sus narices como niños pequeños.

Alejandra les entregó los regalos que ella y Olivia habían comprado, pues ambas tenían planeado hacerles una fiesta de baby shower. Al Eli esperar dos bebes, mi prima tuvo que ir a por otro chupete y hacer que graben la B de Boucher en plata, como los otros y el chupete del bebé de Marlon y Lexi llevan la letra M.

—¿Estás bien, amor? —pregunta mi esposa abrochando mi casco.

Tomo su mano y le planto un beso justo donde están sus anillos de matrimonio y el de compromiso. Luego, beso la otra mano donde yace el nuevo anillo de compromiso.

—Dos bebés... —susurro mirandola—. ¿Puedes creerlo?

Asiente ya con la barbilla temblando, sus ojos se encharcan y yo la jalo hacia mi.

—Te amo.

Nia y Rose atraviesan el hangar con pisadas fuertes, una trae una trenza larga, mientras que la otra usa una coleta. Ambas se acercan a nosotros seriamente.

—Es injusto que no nos dejen ir —empieza Nia—. Somos buenas con nuestro trabajo.

—Formaremos un sindicato —me dice Rose.

Nia da un paso hacia adelante.

—Papá.

—Hija.

Esa carita no me hará cambiar de opinión, aunque si sigue mirándome así lo consegui... No. Giro mi cabeza hacia mi esposa.

—Que no se roben un camión, por favor —le suplico.

Sonríe, pero noto su preocupación.

Nuestra cita fue aplazada, pues se me había olvidado que hoy llevaremos a Giorgia a la prisión de máxima seguridad que tiene nuestra institución. Ya que no confiamos en las cárceles de Estados Unidos, pues los presos tienen tendencias a escaparse frente a sus narices por medio de túneles. La prisionera tuvo un pequeño paseo en helicóptero desde Pickering, Ontario.

«—Tio Axel dice que no se siente bien», dijo Nia cuando la envié a buscar a Axel por falta de piloto, pero entendí al instante que no quería subirse a un helicóptero porque le recuerda a su hermano.

—Llévame —pide mi hija.

—Es peligroso, ¿por qué crees que la llevaremos en convoyes blindados?

—Puedo ser de ayuda —replica.

—No, serás una distracción para mi —me pongo en cuclillas—. Si te sientes molesta puedes unirte a tu madre, pues ella tampoco irá.

Nia comparte una mirada con Elizabeth y chasquea la lengua. Se voltea hacia Rose.

—Mejor vamos a formar el sindicado.

LA MISIÓN DE AMARTE  [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora