LA MISIÓN DE AMARTE [BORRADOR]

CAPÍTULO VEINTITRÉS

Feliz cumpleaños, Ian.

Elizabeth

La fiesta ya está preparada, en dos horas llegan los invitados, invité amigos de mi padre, obviamente y a la elite, ya que son los más cercanos a él y son quienes más me agradan. El salón está decorado de colores grises, dorados, negros y blancos, los colores que más le gustan a él.

Salgo del jacuzzi, metiéndome en la bata de seda roja. Siento que me están mirando y me volteo.

—De hoy en adelante mi color favorito es el rojo. —Daniel viene con una cerveza en la mano.

—¿Otra vez en esas? —Señalo la botella de vidrio.

—Una al día no hace daño ¿O como era?  —Ríe.

—Idiota.

—Hermosa.

Le doy la espalda poniéndome las pantuflas, las mejillas me arden. Paso por su lado sin mirarlo, de reojo veo como me sigue. Entro a la casa y subo las escaleras.

—¿Que te pondrás?

—¿Para que quieres saberlo?

—Necesito saber.

Suelto una risita entrando a mi habitación, voy a cerrar la puerta, pero Daniel mete el pie impidiendo que se cierre.

—¿Qué?

—¿Puedo pasar?

—No.

—Porfa.

Niego, divertida. Dejo de ejercer presión a la puerta y me voy al closet haber que puedo ponerme hoy. El coronel viene conmigo y se sienta en un pequeño mueble, viendo como saco y guardo vestidos.

—¿Te ayudo a escoger? —Se para a mi lado.

—Ok.

Me aparta, sacando un par de vestidos, me pasa dos y me dice que me los mida.

No sé porque obedezco, a lo mejor me harté de las peleas, quizás, ya quiero parar con esto y no quiero pelear por estupideces, no con él. Hace unos dias me preguntó que si lo quería, claro que lo hago.

Salgo con el vestido puesto.

—Mmmm, no está nada mal... Date vuelta.

Me giro y lo escucho silbar.

Es un vestido pegado al cuerpo, de color azul marino, trae un hueco en la espalda y es de seda.

—Me gusta más por ese lado.

—A mí no me gusta —vuelvo hacia él.

—El otro.

Le enseño el otro vestido y lo veo babear. Este me gusta. Es un vestido corto, pegado al cuerpo en un color beige. Es straple, de la cintura para arriba tiene forma de corset y el resto es liso.

—Te quedaría bien con estos —Daniel saca unos tacones altos, del mismo color que el vestido—. Están perfectos para poder darte unos buenos besotes.