CAPITULO OCHENTA Y OCHO

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TW: ASESINATO CON UN MENOR DE EDAD INVOLUCRADO

Daniel.

Muy a mi pesar, rompo el apasionado beso con mi esposa por falta de aire. Eli apoya su cabeza en mi hombro, jadeando.

Los latidos de mi corazón resuenan en mis oídos y he descifrado la razón, o bueno, la persona que me provoca tal alteración cardíaca: mi esposa. Mi hermosa esposa.

Ella altera todo mi sistema, me vuelve loco de amor. Me idiotizan sus ojos y me vuelvo un cavernícola cuando alguien se le acerca, la necesidad de poseerla me vuelve enfermo, lo cual es estúpido, porque ella ya es mi esposa, lo ha sido por más de siete años; sin embargo, es imposible suprimir ese impulso.

—Me siento mal por Axel —murmura después de un rato.

—¿Por qué? ¿Te dijo algo? ¿Estaba llorando?

Menea la cabeza con una mueca de tristeza en su rostro y cuando la levanta, sus ojos están llenos de lágrimas y ese precioso color azul se vuelve más intenso.

—Él sigue muy afectado por lo de su hermano... lo comprendo, pero tengo miedo que se pierda en su propia cabeza.

Rodeo su cintura con mi brazo para que sienta que no está sola.

—¿Por qué lo dices?

—Solo míralo, hoy está muy feliz, sonríe... y tengo miedo a eso... a que presente un cuadro de depresión y esto tan solo sea el pico alto de sus emociones y luego caiga por el barranco...

—Estaremos para él, preciosa. No te preocupes.

Una lágrima baja por su mejilla y la limpio sintiendo mi corazón estallar como una bomba. Me rompe verla así y también el que mi amigo esté pasando por tantas emociones.

Luego de un buen rato conversando con mi esposa, bajamos a la fiesta. ¿Por qué siempre mi casa? Bueno, tal vez sea porque mi esposa me preguntó si aceptaba o no la fiesta aquí teniéndola en mi regazo con mi miembro dentro de ella.

Esta mujer sabe mucho.

Entro al salón encontrándome con los imbéciles disfrazados de Patricio y Calamardo. ¿Estoy enojado? Por supuesto que lo estoy. No me invitaron a disfrazarme con ellos.

Marlon suelta una carcajada por algo que le dice Peter. Le hago una señal a Steve para que se una a nosotros, trae a su hija pequeña en brazos quien está disfrazada de una princesa con un bonito vestido rosa y una corona dorada.

—Hola, tío Niel —me saluda la pequeña enseñando sus dientes de leche.

—Hola, cariño —le doy un beso en su frente, evitando botar la corona al suelo.

Sospecho que haría una rabieta horrible.

—Papi, bájame —chilla Emily, retorciéndose en los brazos de su padre.

—Solo si me prometes no comerte todo el chocolate —le sonríe mi mejor amigo, bajándola.

—Tal vesh.

Sonrío, me muero de ganas de ya tener a mis hijos o hijas en mi brazos, cargarlos y darles muchos besos. Verlos dar sus primeros pasos y hacer todo lo que me perdí con mi princesa. No veo la hora de criar más niños junto a mi esposa.

Volteo a ver a Peter y se ríe por algo que comenta Marlon. Me alegra muchísimo verlo bien, pero Elizabeth tiene razón, él puede caer en depresión.

—¿Por qué estás tan pensativo, hermano? —me palmea el hombro Steve.

LA MISIÓN DE AMARTE  [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora