LA MISIÓN DE AMARTE [BORRADOR]

CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

Narrador omnisciente.

17 de Agosto del 2023.

Es muy raro que los Boucher hayan anunciado una fiesta así tan pronto. Todos los invitados están ansiosos por saber que se traman los hombres pelinegros y de ojos verdes.

Esos hombres que acaparan miradas por dónde sea que pasen.

—¿Que sucederá hoy? —Le pregunta un cadete a otro.

La central de Canadá está nerviosa, muchos son nuevos y jamás han pisado la majestuosa mansión Boucher. Toda la central fue invitada, así como también los candidatos para ministro de las demás centrales.

Es una fiesta enorme, todos se mueren por saber que traman.

Los Boucher decidieron no ir a la central hoy y cuando hablo de los Boucher incluyo a la general Davis.

La cadete Alejandra está ansiosa, no sabe que lucir para una fiesta tan grande como ésta.

—Solo ponte lo que te haga sentir cómoda —se encoge de hombros Elizabeth.

—¡Necesito verme hermosa, millonaria! —grita la menor de los Boucher por toda su habitación.

En el suelo hay vestidos por doquier.

El coronel Boucher está pendiente de la seguridad. No quiere ni un solo error. Él teme por la vida de su familia, en especial por su novia, Elizabeth.

—¡No quiero errores! —Se pasea por el frente de todos los hombres de seguridad—. Por un error, todos ustedes pagan —advierte.

En la oficina del ministro se encuentra él y el subdirector. Ellos están con Peter Ivanov, el mejor hacker de la central. Están revisando las cámaras de seguridad, las llamadas que hayan hecho los agentes en estos últimos días. El director de la institución está echando un polvo con su secretaria.

Unas horas más tarde están llegando los invitados, las puertas de la mansión están llenas de hombres cuidando la seguridad de todos.

Daniel Boucher tiene un presentimiento en su pecho, siente que algo muy malo va a pasar. ¿Que esconde?

—Luces preciosa —le sonríe la rubia de ojos verdes.

—Yo sé, pero no me siento con mucho poder. No me siento una Boucher.

Elizabeth rueda los ojos.

La general textea algo en su teléfono y un minuto después entra el coronel.

—¿Que sucedió? —Inquiere.

—Que no se siente una Boucher —bufa Elizabeth.

—Ruidosa, me ofendes. Mira —le rodea la nuca con su brazo—, jamás dejaras de sentirte una. Lo eres, mira tus ojos, a tu alrededor. Todos nos quieren besar los pies, somos preciosos, millonarios, inteligentes. Tenemos los mejores puestos. Somos apuestos y así tengamos una bolsa negra de plástico encima, seguiremos acaparando miradas. Porque nuestra sangre y apellido pesan. No lo olvides.

—¡Y tenemos una medalla Dada por la familia real! —Aplaude, emocionada.

—¡Que horror! —Chilla la novia del coronel a su lado—. Mucho narcisismo y ego, incluso para mí.

—Cuando nos casemos también tendrás ese efecto.... Miento, ya lo tienes —Daniel le guiña un ojo a Elizabeth.

Lo más representativo de los Boucher son el color de sus ojos, su arrogancia, su ego y el toque de narcisismo, pero también, lo inteligentes y buenos soldados que son.

La pareja Boucher Davis dejan a la cadete cambiándose de atuendo y ellos van a lo mismo, a arreglarse.

Elizabeth ya está con su peinado listo, le falta su vestido que fue escogido por Alejandra. Entran dos chicas para ayudarle con su vestido y Daniel las deja a ellas que hagan su trabajo, le da un beso en los labios a su novia y entra al baño a terminar de arreglarse.