Capítulo 118

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De hecho, disculparse no significa que pueda devolver este cuerpo, y me preguntaba si ella estaría de acuerdo. Ni siquiera es su hija.

Ha pasado más de medio año incluso después de hablar con franqueza en la pesadilla de Magnus.

Sólo recientemente fue derrotada por Magnus, que había estado cortejando durante seis meses.

Magnus, que estaba entusiasmado con el anuncio del decreto de la Emperatriz, parecía sentirse mejor hasta el momento, ya que se acordó mantener el marquesado, asegurarse de que uno de nuestros hijos sucederá al Marqués, tenía el mejor aspecto de su vida.

«Dije que haría el anuncio en esta fiesta».

He vuelto para decírselo.

Como me acostumbré a manejar el trabajo del Marqués hasta cierto punto, el Marqués Glaine no salió de la finca en absoluto.

-Sí, es demasiado no dar la cara durante medio año.

-Jaja. Lo siento.

No sé si es por sonreír o por leer un libro coreano.

Estaba sonriendo torpemente cuando el Marqués Glaine, vestido pulcramente, bajó de arriba.

-¿Estás aquí?

-Sí, he vuelto. Padre.

Sonrió débilmente ante mi saludo y asintió. Qué risa tan tenue.

-Es increíble.

¿Cómo puedes estar en casa abrochándote el cuello?

Es increíble. Me gustaría sacarle la lengua a sus modales obsesivo-compulsivos.

En comparación, el lado del Marqués no parece preocuparse por eso en absoluto.

«Nunca le he visto regañar».

Aunque fuera un poco desordenado, me regañaba. Estaba claro que cuando uno ama de verdad, se atasca.

El Marqués me llevó al comedor.

-Todavía no has comido, ¿verdad? He esperado a comer contigo.

-Oh, sí, por supuesto.

Es aún más incómodo porque nos vimos después de medio año.

¿Será porque me siento más culpable?

De cualquier manera, fue incómodo. El Marqués Glaine me miró fijamente, sacó mi silla y se sentó en la mesa redonda.

La comida era sustanciosa. Era bueno que la comida no se alargara demasiado, aunque era mucho para comer.

Las dos personas empezaron a comer primero y yo cogí la vajilla.

-¿Te va bien como Marquesa?

-Oh, sí. Bueno... Como me has enseñado.

-¿Es lo único?

-Esta vez hubo un accidente con un cliente, así que hubo un problema con la mercancía que traía de la mina... Lo resolví sin dificultad.

Imaginé lo que ocurrió en ese momento al responder a la pregunta del Marqués Glaine.

Hace poco supe que los árboles también sueñan.

Zam: No me digan eso....

Utilizando la sombra del árbol, se buscó el recuerdo con la mirada, y no fue difícil atrapar al criminal.

-Es un alivio.

-Sí, así es.

Sonreí y volví a asentir torpemente a las palabras del Marqués que hablaba con admiración de mí.

"No que no tronabas pistolita".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora