—¿... hay alguna duda sobre la ejecución o bloqueo de alguno de los encantamientos que hemos desarrollado en la clase de hoy? En teoría, son embrujos que ya han trabajado en cursos anteriores, de modo que...
A la pregunta pronunciada por la fría y profunda voz de Snape siguió un penetrante silencio. Quizá había alguna duda al respecto, pero desde luego ninguno de los alumnos parecía tener intención de abrir la boca. Snape alargó el silencio, taladrándolos con sus negros ojos, uno a uno, hasta que algunos de los alumnos comenzaron a removerse en sus asientos, incómodos.
—En ese caso, pónganse en pie. Comenzaremos con la clase práctica —sentenció Snape en voz más baja. En un inquietante tono. Se escuchó a alguien tragar saliva.
Sin apenas dar tiempo a que los alumnos se levantaran y alejaran un paso de los pupitres, agitó su varita en un amplio movimiento, haciendo ondear la ancha manga de su negra túnica. Todas las mesas y sillas quedaron arrinconadas en un ordenado montón contra las paredes del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras.
En el centro del aula quedó un amplio hueco, donde los alumnos aguardaron.
—Formen dos filas enfrentadas. Ya.
Tras la orden de Snape, todos se pusieron en marcha, apresurándose a obedecer. Se escucharon algunos murmullos de gente que peleaba por colocarse de pareja con otra persona, o de alguien que no sabía dónde colocarse, pero, en pocos segundos, el silencio volvió a reinar en el aula. Harry y Ron decidieron colocarse uno frente al otro, para poder enfrentarse en el duelo, y Hermione se colocó de pareja con Neville. Al otro lado de Hermione, se encontraban Dean y Seamus, también enfrentados. Lavender y Parvati se enfrentaban juntas algo más allá. Hermione echó un vistazo al otro lado, a su derecha, con todo el disimulo que pudo y apurando al máximo su campo de visión para no girar la cabeza demasiado. Primero vio a Zabini, enfrentado a alguien de cabello corto que reconoció como Parkinson, y, justo al lado del joven, vio a Malfoy. No veía a Nott, por lo que supuso que estaría en la misma fila que ella, oculto por Pansy, siendo así el contrincante de Draco. Al otro lado estaba la pareja formada por Millicent y Daphne. Parecían ser impares, de modo que Tracey Davis se colocó junto a Pansy, para ir alternando posiciones y enfrentar a Blaise.
Cuando el último sonido de pisadas se apagó, Snape aguardó todavía tres segundos más, y entonces continuó dando instrucciones.
—Practicarán por parejas los tres embrujos defensivos, y sus correspondientes contrahechizos, que hemos aprendido de forma teórica minutos atrás —comenzó Snape, paseándose por el aula por detrás de los alumnos, con las manos tras la espalda—. Orbis, Flipendo, y Ebublio. En principio han dejado claro que no hay ninguna duda, de modo que trabajaremos todos a la vez, en sincronía. Si alguien tiene algún problema con alguno de los hechizos, deberá comentármelo al final de la clase, para no romper el ritmo. ¿Ha quedado claro?
Tracey Davis levantó una mano.
—¿Señorita Davis?
—¿Realizaremos más de un intento? —quiso saber la joven, moviéndose algo nerviosa en su lugar—. Por si no lo logramos a la primera...
—Efectivamente, realizarán varios intentos. Yo les iré indicando en voz alta el encantamiento a realizar. La idea es que sea lo más parecido a un duelo real, para trabajar sus reflejos...
—¿Y si alguno sale mal? —preguntó Seamus, elevando la mano al mismo tiempo que hacía la pregunta—. Si no logramos hacer el contrahechizo y el embrujo nos alcanza...
La boca sin labios de Snape se arqueó en una sonrisa venenosa.
—Señor Finnigan, si hubiera estado atento a mi explicación, sabría que son embrujos de defensa que no encarnan una preocupación real para la vida de ninguno de ustedes. Pero no se preocupe, si no logra combatir el embrujo Ebublio, le quitaré la burbuja gigante que lo rodeará en un santiamén.
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Rosa y Espada
RomanceDraco Malfoy, ante la prolongada ausencia de la profesora de Runas Antiguas, se dedica a revolucionar la clase a sus anchas con ayuda de sus colegas, impidiendo estudiar. Hermione Granger, alumna responsable y aplicada, no piensa quedarse de brazos...