Disclaimer: hay un par de escenas escritas en cursiva en las cuales algunos diálogos están sacados de los libros originales de Harry Potter. La narración es mía, pero dichos diálogos están copiados de los libros, porque pretendo con ello reescribir algunas escenas originales desde otro punto de vista. Por lo tanto, aclarar que dichos diálogos pertenecen enteramente a J.K. Rowling.
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La noche había caído sobre el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. La mayoría de los estudiantes, cansados ante un duro día de clases, actividades extraescolares, y horas de estudio ante los cada vez más cercanos exámenes, habían caído rendidos en sus camas. Pero algunos no lo tenían tan fácil para conciliar el sueño.
Draco llevaba horas tumbado sobre la cama. No sabía cuántas, pero calculaba que era noche cerrada. Sus compañeros dormían desde hacía mucho rato, pero él no había hecho nada que requiriese un mínimo esfuerzo físico en todo el día, así que no tenía sueño. Ni siquiera se había puesto el pijama; simplemente se había tumbado sobre el edredón después de la cena y se había quedado ahí. No sabía por qué seguía utilizando el uniforme, si no podía acudir a ninguna clase. Posiblemente por costumbre. O para no llamar la atención por los pasillos o en el Gran Comedor.
La habitación se había ido oscureciendo gradualmente, conforme la luz del sol dejaba de penetrar a través del oscuro lago que había al otro lado de las ventanas de la habitación. Mientras todavía quedaba una mínima claridad, Draco se había dedicado a contemplar el cartelito que correspondía al nombre de Hermione Granger en el Mapa del Merodeador. Lo tenía abierto a su lado, y se había tumbado de costado, para poder verlo cómodamente. Horas atrás, la chica había estado en la Torre de Gryffindor, en la que suponía era la Sala Común. Junto a Potter y Weasley. Después había subido unas escaleras e internado en su dormitorio. Patil y Brown se habían unido a ella no mucho después. La chica recorrió la habitación, de aquí para allá. Poniéndose el pijama, seguramente. Lavándose los dientes. Posiblemente eligiendo un libro con el que entretenerse antes de dormir. La había visto detenerse por fin en un lugar que, interpretó, sería su cama. No había vuelto a moverse. ¿Se habría dormido ya? Esperaba que sí. Ya era muy tarde.
Cerró los ojos. No había luz en la habitación desde hacía horas, y no podía seguir mirando el mapa; pero seguía tumbado de costado, sin moverse. No se permitió encender su varita. Eso demostraría una debilidad terrible, estaba convencido. Ya la había mirado lo suficiente. Ni siquiera tenía que haberse permitido buscarla mientras había luz. No tenía que haber utilizado el mapa para buscarla, y lo sabía.
Pero lo había hecho. Desafiándose a sí mismo. Asegurándose de que tenía el control, a pesar de todo. Que no significaba nada que la buscase en el mapa, que la mirase durante horas. No tenía nada mejor que hacer, eso era todo.
«Lee un puto libro, imbécil... », le susurró una exasperante vocecita en su cabeza. Draco apretó los dientes.
Realmente no tenía gran cosa para hacer. Y era desconcertante. Había estado al límite durante todo el curso, abrumado de clases, deberes, castigos, entrenamientos de Quidditch, misiones secretas en búsqueda de un acceso para el Señor Oscuro, encuentros con Granger cada vez que tenía un minuto libre... Y ahora todo eso había desaparecido. Pero su cabeza no lo asimilaba. Necesitaba algo a lo que aferrarse, algo en lo que divagar. Y parecía haber decidido por su cuenta que Granger era la mejor opción. Al menos era el menor de dos males. Porque pensar en la vida que le esperaba como mortífago era mucho peor. Más espeluznante. Más insoportable. O al menos eso era lo que su cabeza pensaba. Él no estaba tan seguro.
«Simplemente duérmete, maldita sea...»
No quería pensar en ella. Pero estando tirado en la cama, a oscuras, incapaz de dormir, era lo único que su cerebro se molestaba en hacer. Y era enloquecedor. Pero, por desgracia, sus pensamientos no eran lo suficientemente peligrosos como para obligarse a parar.
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Rosa y Espada
RomanceDraco Malfoy, ante la prolongada ausencia de la profesora de Runas Antiguas, se dedica a revolucionar la clase a sus anchas con ayuda de sus colegas, impidiendo estudiar. Hermione Granger, alumna responsable y aplicada, no piensa quedarse de brazos...