𝙤𝙨𝙘𝙖𝙧𝙨 | 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

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Eran alrededor de las cinco de la tarde, temprano para ti, pero un algo tarde, por no decir mucho, para Pedro, llevaba veinte minutos de retraso y todo había sido por ' tu culpa '.

Sonreíste al mirarlo perfeccionar su traje, amabas mirarlo incluso haciendo la más sencilla cosa.

— ¿Estarás temprano en casa? — preguntaste mientras pasabas lentamente tus dedos a lo largo de su traje. Pudiste sentir su cuerpo tensar, por lo que no pudiste evitar sonreír.

— Tal vez... — mencionó mientras tomaba tus manos, sabía tu juego y no estaba dispuesto a seguirlo. Al menos, no en ese momento — pudieras acompañarme y todo sería más fácil — besó lentamente tu frente, cerraste los ojos ante el contacto sin poder evitar abrazarlo.

Ambos habían conversado, demasiado, sobre tu intervención en el mundo del espectáculo, pero para ser honesta, realmente no estabas preparada para ello.

— Sé lo que me dirás, amor... — mencionó antes de que pudieras decir algo — sabes que no tengo problema por esperar. Pero... — te abrazó por la cintura, sintiendo su proximidad, como si se tratase de uno solo — sabes que no puedes jugar conmigo — una mano se deslizó a lo largo de tu rostro, podías sentir el ardor inundar tu cuerpo, tan rápido de lo que pudieras controlar — porque incluso antes que lo intentes — sus ojos se habían oscurecido, podías mirar a través de ellos, la intensidad y el deseo que cargaba — te habrás dado cuenta que has perdido — y sin más, sus labios impactaron los tuyos, tratando de saciar su hambre.

De uno momento a otro, te encontrabas recargada en la encimera mientras él degustaba tus labios, como si se tratara de algún platillo gourmet.

Gemiste al sentir sus manos aventurarse a lo largo de tus piernas, podías sentir el calor que albergaba, exclusivamente tu centro y él, podía olerlo, incluso a distancia.

— Pe... — sus dedos silenciaron tu boca.
Mientras con su mano tomaba tu cabello  y te hacia mirarlo.

Podías ver su rostro fruncido, intentando luchar contra sus propios deseos. La cordura parecía querer abandonar su cuerpo, al mirar tu rostro y cómo ligeramente abrías las piernas para que tuviera un mejor acceso a ti.

Sus brazos se endurecieron, podías distinguir cuán necesitado se encontraba. Y aquello, en el fondo te hacía sentir orgullosa.

Sus labios hicieron un camino a lo largo de tu rostro, dejando besos húmedos mientras bajaba hacia tu cuello.

Pudiste gemir nuevamente mientras sus manos acariciaban tu cintura y te apegaba más a él.

— ¡Oh, nena! — murmuró contra tu piel, logrando enviar una corriente eléctrica alrededor de tu cuerpo — solo puedo pensar... en como te destrozaré — sus manos se posaron alrededor del valle de tus senos.

Acto por el cuál, te entregabas más a él.

— Espero que cuando llegue, aún estés despierta... — mencionó con voz ronca mientras se alejaba de ti, podías ver cómo se arreglaba el traje, en especial, el problema que parecía tener en los pantalones.

Y en cuestión de segundos, Pedro se encontraba como si nada.

— Nos vemos, hermosa — mencionó con un beso al escuchar la puerta.

Tu cuerpo aún intentaba procesar lo sucedido, tu pecho ardía, tu centro aún más. Te apoyaste en la encimera como si tu vida dependiera de ello e inhalaste tanto aire como te fue posible.

¿En qué momento habías dejado de respirar?

Mirabas la transmisión con total tranquilidad, aunque las palabras de Pedro parecían ser fantasmas y aparecer en tu mente cada determinado tiempo, logrando consigo desestabilizarte.

❝ Aquí tenemos a muchas celebridades. Entre ellas, a quién nos rescataría de un posible apocalípsis, Pedro Pascal ❞

Seguido de ello, enfocaron al actor, te removiste de tu asiento al ver a Pedro hacer un ademán y guiñar hacia la pantalla.

Tu pulso se alteró, sabías que significaba el, ambos lo sabían perfectamente. En pocas palabras, estabas jodida.

La transmisión ocurrió con normalidad, sonreíste al ver su presentación, realmente era muy bueno para hablar y desenvolverse en público, no pudiste evitar sentirte orgullosa de él.
Sin embargo, en el momento que todo acabo, tus nervios invadieron de nuevo tu cuerpo.  Sabías lo que se avecinaba pero agradecía que probablemente Pedro llegaría tarde y para ese entonces, estarías dormida.

Corriste de inmediato a tu habitación, te lavaste el rostro para tratar de evitar esos pensamientos. Incluso, optaste por tomar un tranquilizante.

Las luces en casa se apagaron, dejando a duras penas la luz natural de la noche, los minutos pasaban, incluso las horas, aún así no podías siquiera pegar el ojo.

Tal vez era el remordimiento o el calor de tu centro que no te dejaba dormir tranquila. Tal vez solo te encontrabas muy necesitada y querías a Pedro para satisfacerte.

Escuchaste el auto estacionarse, ni siquiera sabías la hora pero sí que era lo suficientemente tarde para no haber logrado dormir. Te acomodaste lo mejor posible, quedando de espaldas de  la puerta, para así pretender dormir.

Los pasos de Pedro se hicieron fuertes alrededor de las escaleras, cerraste los ojos al no escuchar paso alguno.
Tan de pronto, escuchaste la puerta abrirse, una corriente viajó alrededor de tu cuerpo.

— Sé que estás despierta, amor — escuchaste cerrar la puerta y con ello rindiendote ante la perdición.

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Nota:

Espero les haya gustado.
Estoy aprovechando que tengo tiempo libre y que no les moleste que actualice a cada rato.

También estaba pensando en la posibilidad de recibir peticiones.

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𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora