Donde escribo historias de Pedrito porque no me pude contener.
o
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El nerviosismo comenzó a apoderarse de su cuerpo al ver que no llegaban al sitio, maldiciéndose una y otra vez por considerar buena idea separarse.
Sus latidos fueron disminuyendo mientras los minutos y no había respuesta de ninguna.
— ¡Joel! — gritó una desesperada y muy asustada Ellie — Ella... — murmuró mientras señalaba dentro del edificio.
El corazón de Joel se detuvo por un segundo al imaginar lo peor.
— ¿Estás bien? — preguntó mientras inspeccionaba a la adolescente. Esta asintió con lágrimas en los ojos.
— Ella me salvó, Joel — comentó mientras rompía en llanto y se abrazaba a él con fuerza.
Este le correspondió mientras sentía sus propias fuerzas abandonar su cuerpo. Pero realmente se negaba a considerar que estuvieras muerta.
— Si ves o escuchas algo, escóndete — la mirada de Joel era indescriptible y su corazón se estrujó al escuchar las palabras de Ellie.
❝ Acabo de perderla. No quiero perderte también ❞
Besó su frente, como forma de consuelo, sin antes murmurar un ' estaré bien ' y corrió de nuevo al edificio.
Sus impulsos deseaban gritar tu nombre pero ante la presencia de los infectados, debía usar su razonamiento y dejar a un lado su sentimentalismo.
Tal vez fue la suerte o algo superior, incluso divino, que logró visualizarte mientras te enfrentabas a un chasqueador, quien te retenía en el piso, y mostraba grandes indicios de morderte.
Ahogadas cada uno de tus gritos, sabías que en la posición que te encontrabas, podías incluso morir. Cuando el chasqueador se acercó lo suficiente para saber que se encontraba a centímetros de tu cuello.
Un espeso líquido recorrió tu cuerpo. El cuerpo del chasqueador cayó de inmediato sobre ti mientras mirabas a Joel agacharse junto a ti.
Con delicadeza tomó tu mano mientras te liberaba del peso. Instantáneamente, sin siquiera pensarlo, enrollaste tus brazos alrededor de su cuello mientras sollozabas.
Aquello había tomado por sorpresa a Joel pero estaba agradecido y aliviado de tenerte en sus brazos, por lo que correspondió a tu abrazo mientras acariciaba tu cabello.
— Todo está bien, cariño... — murmuró repetidas veces — ¿Estás bien? — preguntó mientras inspeccionaba cada parte de tu rostro y cuerpo. Asentías frenéticamente y este soltaba un suspiro de alivio — Tenía miedo de perderte... — murmuró por lo bajo, envolviendote de nuevo entre sus brazos.
Aquel abrazo era diferente, podías sentir su corazón latir con fuerza y la desesperación por saber que te encontrabas bien.
— ¡Dios! — Joel se separó de ti, tomando tu rostro entre sus manos, podías ver su mirada angustiante mientras ligeras lágrimas se acumulaban en sus ojos. Sin embargo, su mirada comenzó a suavizarse al ver tus ojos — No volveremos a separarnos, cariño. No volveré a dejarlas solas — podías sentir aquel toque suave en tus mejillas — No volveré a perderte — susurró antes de besarte con suavidad y paciencia.
Aquello te tomó por sorpresa, todo lo que estaban viviendo en ese momento te había desestabilizado.
¿Realmente estaba sucediendo?.
Un suspiro salió de los labios de Joel mientras sonreía levemente y apoyaba su frente en la tuya.
— No puedo darme el lujo de seguir perdiendo el tiempo — comentó, acariciando con suavidad tus manos — intenté reprimir lo que sentía ante ti, pero simplemente me atormentaba cada segundo, cada hora, cada día, cada noche y pensar que te había perdido fue mi punto de quiebre. Eres todo lo que quiero, cariño. Y hace mucho no me sentía así.
Sonreíste ante ello, tal vez después de todo, Joel no era tan testarudo como pensabas.
— No volveré a darme el lujo de pensar en perderte. Porque antes de que eso ocurra, estaré muerto.
Sus manos volvieron a tomar tu rostro mientras te besaba lentamente, el afecto y el deseo podían sentirse en el aire.
— Quiero seguir viendo esos ojos, cada mañana, incluso en mi último día de vida. Porque lo único que quiero, es estar contigo, cariño.
