𝙡𝙪𝙘𝙞é𝙧𝙣𝙖𝙜𝙖𝙨 | 𝘑𝘰𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘭𝘭𝘦𝘳

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La noche era decorada por la multitud de estrellas. Podías escuchar cómo las luciérnagas armonizaban el lugar con aquel peculiar brillo.

— Podría hacer esto todos los días — comentó Joel mientras miraba el paisaje, lo miraste y sonreíste. Este te miró de vuelta — Solo si es contigo... — su mano se acercó a la tuya y la arropó como si se tratara del tesoro más precioso que hubiese encontrado.

— Entonces, hagamos lo juntos. Los dos — eran contadas las veces en las que Joel solía sonreí pero ante tu presencia, parecía que algo se activaba en él que no podía dejar de hacerlo — Podemos tener la vida que deseamos — comentaste.

Joel te miró con aquellos ojos, a pesar de la oscuridad, podías notar el brillo en estos. Sus manos se guiaron hacia tu rostro, sintiendo la callosidad de estos, en un sutil y cálido gesto.

— Nada me gustaría más — confesó acercándose a ti — No podría pensar siquiera alejarme de ti — aquellas palabras provocaron una sonrisa en tu rostro — ¿Puedo? — preguntó mirándote. Asentiste  repetidas veces, pudiendo sentir sus labios sobre los tuyos, suave con la brisa y tan cálido como el atardecer. Sus manos recorrieron tu cabello, sintiendo cada centímetro de este, tratando de comprobar si aquello era real.

Tus manos se posicionaron en su pecho, haciéndole sentir que aquello era mutuo. Sus cuerpos trataban de acortar la delgada distancia. Ante la ausencia del aire, separaron sus labios, sintiendo aquel vacío.

— Entonces empecemos algo nuevo, juntos — propusiste tomando sus manos — lejos de todos y todo — de nuevo aquella sonrisa se instaló en su rostro.
No sabías qué te gustaba más, si la forma en la que sus ojos brillaban ante un futuro juntos o la felicidad que reflejaba al estar contigo.

— ¿Cuándo,  cómo, dónde? — preguntó tomándote entre sus brazos.

— Mañana en la noche, tú y yo, donde sea — aunque no podías mirarlo, sabías que Joel sonreía y lo confirmaste cuando sentiste un suave beso en tu cabello.

Ambos habían perdido mucho a lo largo de los años. El Cordyceps había llegado a sus vidas, arrasando con todo, como si se tratase de un terremoto. La vida de ambos se desmoronó en cuestión de horas y la oscuridad fue lo que los unió.

Creíste haber perdido toda esperanza pero tu vida comenzó a tomar un nuevo sentido al verlo por primera vez.
Aquello fue inevitable, una extraña atmósfera los envolvió que cuando quisieron dar un paso atrás, algo se los prohibió.

— Mañana... — mencionó antes de que sus palabras desaparecieran con el viento mientras ambos se perdían en la oscuridad de la noche.

El nerviosismose había apoderado de tu cuerpo, nunca fuiste de las personas que se dejaran guiar por sus impulsos o emociones pero cuando se trataba de Joel, parecía que aquel escudo, que durante años forjaste, se desvanecía con tan solo mirarlo.

Miraste el reloj en aquella pared levemente desgastada, podías sentir las emociones a flor de piel y no podías evitar sonreír ante la idea de un nuevo comienzo junto a Joel.

Guardaste los últimos objetos que necesarias en tu mochila, considerando tener lo suficiente para su destino, ¿cuál era? Ninguno tenía idea, siempre eran personas que les gustaba planear las cosas meticulosamente, sin embargo, creyeron correcto, dejar que el destino los guiara a donde debían ir.

Tu respiración se aceleró al ver que solo quedaban diez minutos para la hora acordada.

Echaste un vistazo a tu apartamento, por última vez. Pudiendo recordar aquellos momentos, desde la primera vez que llegaste sumamente asustada, hasta que con el tiempo, Joel fue compartiendo cada uno de esos recuerdos. Realmente nunca supiste identificar cuándo Joel se había apoderado de cada uno de ellos.

Cerraste el departamento tratando de hacer el menor ruido para reunirte junto a Joel, en el mismo sitio donde cada noche se reunían.

Logrando esquivar a FEDRA, te encontrabas a fuera de la ciudad. A lo lejos pudiste visualizar aquel lugar donde tenían más de un encuentro.

— He llegado antes — comentaste al mirar los minutos en el reloj mientras te sentabas a esperar a Joel.

Una sonrisa se instaló en tu rostro al saber que aquello estaba ocurriendo y que faltaba poco para que se volviera realidad.
Pudiste apreciar la noche, la escasez de estrellas  y la ausencia de las luciérnagas les daba un toque nostálgico.

Miraste a tu alrededor, realmente se te hacía extraño la ausencia de las luciérnagas. A lo lejos podías ver las pocas luces de la ciudad. Comenzaste a sentir un escalofrío, por lo que con tus propios brazos, intentabas mantenerte en calor.

Sabías que Joel era una persona sumamente puntual, por lo que tu preocupación aumentó al ver que habían pasado veinte minutos después de la hora acordada, un extraño presentimiento se apoderó de tu ser, por lo que corriste de regreso a la ciudad.

Te ocultaste al ver a algunos guardias despavoridos, corriendo de un lugar a otro. Por lo que la vía más factible, era escabullirte a través de otro acceso.

Corriste lo más rápido posible hasta llegar al departamento de Joel, tomaste la llave de repuesto que este te había dado.

Un escalofrío recorrió tu cuerpo al mirar la soledad en este. Ningún ruido se escuchaba en el lugar.
Con cierto temor, caminaste alrededor del apartamento. Inspeccionando la cocina, pudiste identificar un sándwich a medio comer.

— ¿Joel? — preguntaste con temor mientras sostenía tu arma.

Con pasos apresurados, te dirigiste hacia su habitación y para tu desgracia, este no se encontraba. Abriste su armario, encontrando su ropa intacta en el lugar.

Pensaste que se había retrasado, por lo que caminaste de regreso a la sala y pudiste identificar una nota en la mesa de noche.

❝  Sé que después de esto, me odiarás cada día de tu vida. Lamento no poder cumplir mi promesa a tiempo pero prometo volver a ti, luego de esta misión. Joel.❞

Las lágrimas comenzaron a recorrer tu rostro de manera instantánea.
Intentabas apaciguar el dolor, con la esperanza de volver a verlo.

Pero esta, fue perdiéndose poco a poco al llegar el primer mes y no tener noticias sobre él

Pensaste que tal vez te predispusiste a una vaga ilusión, sobre la felicidad.

Preguntándote por las noches, por qué dolía tanto que no cumpliera su promesa y no regresara.

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Nota:

No pensé que les gustara tanto Din Djarin, prometo que escribiré un poco más de el, solo denme tiempo.

Les dejo con esto mientras voy a dormir, son aprox casi dos de la mañana. Más tarde, vuelvo a actualizar. Bye💜.

𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora