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— No puedes mentirme. Estás mojada justo ahora. Puedo oler la humedad entre tus piernas.
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El rojo comúnmente adquiere el significado de pasión o amor desenfrenado. Tal vez por la intensidad del color o simplemente por reflejar el deseo de dos personas que ansían conectar.
— Hola, cariño — mencionó Pedro a través del móvil — te extraño... — murmuró con nostalgia mientras se miraba en el espejo — por favor, háblame — su desesperación era notoria al no recibir respuesta.
Suspiró pesadamente, intentando calmar el malestar que le provocaba la situación.Hasta hace cinco horas, ambos se encontraban perfectamente bien, a pesar de que este había implorando y anhelado su compañía, la chica no se encontraba lo suficientemente lista para asistir a un evento como la Met Gala algo, bastante, comprensible para él pero aún le resultaba extraña la actitud que esta había tomado.
— Cariño, por favor — susurró, el silencio reinaba lo suficiente como para hacerle perder la cabeza — Vamos, nena — imploró, de nuevo. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, esté supuso que había oído mal, hasta que de nuevo lo escuchó.
— Pedro... — la chica gimió mientras la escuchaba lloriquear, este no pudo evitar apretar el móvil al escuchar su voz.
— ¡Mierda! — maldijo por un momento, él la conocía tan bien, que era claro que sabía lo que ella estaba haciendo y el único problema que este tenía era no estar con ella.
La llamada se cortó de manera inesperada, sentía la sangre hervir y acumularse en su zona.
Tal vez era el calor recorriendo su cuerpo que le importó muy poco que un grupo de amigos estuviera llamándolo insistentemente, solo tenía una cosa por hacer y no descansaría hasta satisfacerlo.El evento había concluído, Pedro pensó que su ausencia no perjudicaría mucho, al fin y al cabo, habían cientos de invitados y este podría pasar desapercibido sin problema alguno.
— A casa, por favor — mencionó agitado de tanto correr, el chófer asintió antes de subirse al auto y emprender el camino.
A pesar de que solo faltaban diez minutos para llegar a su hogar compartido, no podía dejar de pensar en la forma tan cruel y dolorosa que ella lo ponía.
No podía entender cómo alguien, un tanto menor que él, podría manipularlo de una manera tan fácil pero sobre todo sucia.Su respiración se contuvo al ver que había llegado a casa, podía sentir la sangre fluyendo con rapidez a través de sus venas, pero lo que más temía es que esta estuviera plácidamente durmiendo, aunque en el menor de los casos, este simplemente la levantaría para hacerla suya.
— Hola, amor — comentó esta con una sonrisa mientras leía un libro. Este suspiró aliviado al mirarla despierta, y con delicadeza cerró la puerta de su habitación.
— ¿Hola, amor? — preguntó este con leve enojo. Esta lo miró con expresión confundida, centrando la atención en Pedro
— ¡Maldita sea, cariño! — comentó, acercándose a ella — No puedes llamarme de la nada y dejarme escuchar cuán necesitada te encuentras — la expresión de Pedro era una mezcla de emociones — y llegar y verte completamente estable. Eso... me hace perder la cabeza — confesó. La chica rió ante su comentario, la única diferencia era que aquello no era una especie de burla y él lo sabía — ¿Qué haré contigo, (t/n)? — preguntó mientras desajustaba su corbata sin apartar la mirada. Ella podía sentir la falta de aire en sus pulmones, tal vez era la intensidad en la mirada de Pedro, que la hacía temblar de una manera inimaginable — Ahora no puedo evitar recordar tu voz, lloriqueando porque no soy yo él que te tocaba hace un momento... — las intenciones de la chica por tenerlo a sus pies fueron borrados, por la presencia y magnetismo de Pedro, este había eclipsado la habitación y estaba claro que no saldrían hasta que ambos estuvieran satisfechos — y solo de imaginarlo... — suspiró mientras desabotonaba su camisa roja a juego — mi polla te pide a gritos — este peligrosamente se acercó a ella, tomando sus piernas con fuerza y atrayendola a él. La chica logró tensarse y aseguró morir en el momento que este decidió inhalar su aroma, desde la cabeza, hasta su centro. Tal vez era la vista que este le brindaba que suponía se encontraba en el cielo. Anteriores noches, pasados encuentros, siempre eran únicos pero ninguno se comparaba a lo que en ese momento ambos sentían — No puedes mentirme. Estás mojada justo ahora — comentó este antes de atraerla a él, dejando pocos centímetros de distancia — Puedo oler la humedad entre tus piernas...Aquello pareció romper con la estabilidad emocional de la chica, suspiró al sentir sus labios sobre los suyos, si ella se consideraba malvada, Pedro era el mismísimo Diablo, a modo de burla y con suma lentitud, este lamió la comisura de sus labios, haciéndola jadear, antes de que esta pudiera corresponder, Pedro se alejó abruptamente.
Tal vez justo ahora se encontraba en el paraíso, mirar a Pedro quitarse aquella estorbosa camisa, la hacía sentir en la gloria. Este reveló su cuerpo tonificado y levemente bronceado. Sus hormonas actuaron más rápido que su razón, emitiendo un largo suspiro, algo que Pedro no pasó desapercibido.
— No sé qué hacer contigo — comentó posicionando sus manos en el botón de aquel short negro, que dejaba ver más allá de la imaginación — lo único que estoy seguro... — reveló su ropa interior a juego, algo cotidiano para la chica pero lo que más predominaba, era aquella protuberancia — es que quiero cogerte en cada rincón de esta maldita habitación — (t/n) rió nerviosa antes de sentir las manos de Pedro masajear sus piernas y poco a poco ir ascendiendo hasta llegar a lo que él denominaba, su lugar favorito.
Ni siquiera supo en qué momento todo había evolucionado, lo único que la chica sabía era que Pedro se encontraba escabulléndose entre sus piernas, haciendo cosquillas con aquella barba y bigote.
— Pedro... — jadeó esta, sintiendo una aglomeración en su interior. Este miró a la chica con una sonrisa, pasando maliciosamente aquella lengua en su zona sensible, esta respondió tirando la cabeza hacia atrás mientras este gentilmente masajeaba sus senos — yo... — jadeó de nuevo.
— Quiero sentirte (t/n), quiero probar cada parte de ti mientras gritas mi nombre — confesó este antes de acariciar su clítoris con delicadeza.
Estar cerca del delirio era algo en lo que Pedro, en muchas ocasiones le provocaba, amaba escucharla gemir, amaba escuchar cómo sus cuerpos se mezclaban entre sus fluídos y cómo parecían crear música, amaba como esta enterraba sus uñas en su espalda o cómo susurraba su nombre justo en su oído.
— ¡Mierda, Pedro! — habló la chica — soy tuya... — confesó, provocando una sonrisa en su rostro — puedes destruirme si quieres y aún así te estaría agradecida — aquello hizo que este se detuviera y la mirara. Tal vez era la lujuria hablando a través de su voz pero aquello Pedro no lo pasó por alto — Quiero que me cojas tan duro, que lo único que recuerde sea la forma en que lo hacías, una y otra vez — este se mordió el labios antes de sonreír.
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Nota:
Hola, no estaba desaparecida, simplemente estaba de viaje y no pude actualizar.
La verdad es que no podía dejar de pensar en Pedro en la Met gala, sobre todo por la historia que subieron.
La verdad es que estoy embarazada de Pedro y ni modo.
Ya vamos a llegar a las cincuentas historias, qué rápidoooo.
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𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭
FanfictionDonde escribo historias de Pedrito porque no me pude contener. o Donde Wattpad no me da suficiente contenido. No me juzguen. PROHIBIDA LA COPIA/ADAPTACIÓN/TRADUCCIÓN DEL CONTENIDO EN ESTE LIBRO. Si lo haces, me enteraré