𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

𝙨𝙚𝙜𝙪𝙣𝙙𝙖 𝙤𝙥𝙤𝙧𝙩𝙪𝙣𝙞𝙙𝙖𝙙 | 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

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[ continuación de ❝ preguntas  ❞ ]

Lo más doloroso para una persona, es perder al amor de su vida pero, para una madre, el acto más doloroso sería recibir aquello tan preciado, sin el amor y compañía de quien prometía ser el amor de su vida.

— ¿Estás bien? — preguntó su hermana, al ver que no emitía sonido alguno. Suspiró pesadamente mientras intentaba encontrar una posición reconfortante.

El tiempo había transcurrido tan rápido como las lágrimas que un día descendieron, sin parar, por su rostro.
Habían pasado treinta y ocho semanas desde aquella vez en la que dijo adiós y nunca volvió. Una parte de ella pareció morir pero otra se mantuvo con fuerza.

Su vientre estaba severamente abultado, evidencia de lo que una vez fue un amor fortuito y mutuo.  Podía sentir cada movimiento, cada patada que en ocasiones le provocaba idas al baño o incluso vómitos pero era algo que adoraba.

— Sí... — murmuró con una pequeña sonrisa. Sintiendo un ligero movimiento, sonrió de nuevo al saber que aquella persona que ni siquiera conocía, hacía notar su presencia.

— ¿Tienes todo listo? — preguntó.
Pudo sentir otro leve golpeteo, por lo que instantaneamente tomó mi vientre entre las manos y acarició gentilmente.

Todos decían que recibir un hijo era la bendición y el evento más emocionante pero en el fondo era algo que no terminaba de convencerle y que provocaba sensaciones extrañas.

— Todo listo — contestó con una falsa sonrisa. Pensar en el parto le aterraba, experiencia, tras experiencia habían logrado traumatizarla, hasta el borde de no querer finalizar el embarazo.

A pesar de que todo había pasado ya, su mente parecía jugarle una mala pasada y, en escasas ocasiones, Pedro aparecía en sus pensamientos, como un torbellino que arrasa con todo, tan cruel y doloroso.
La forma tan despiadada de Pedro, solo le hizo considerar que este buscaba una excusa perfecta para terminar lo que un día tuvieron, pero claro, ninguno sabía que aquella relación saldría contraproducente.

Lo más doloroso de todo, fue aquella postura tan antipática que tomó, cortando todo lazo con ella, como si hubiera muerto para él. Verlo pavonearse en televisión, con aires de grandeza y superioridad, le hizo recordar que todo estaba bien y que era mejor estar alejada de él. Pero sin duda, lo que más le rompió, fue verlo en televisión del brazo de alguien más, aquello hizo que todo lo que sentía por él fuera sepultado y que de ello, creciera una especie de odio incontrolable.

De nuevo otro golpeteo la regresó a la realidad, a diferencia del resto, más fuerte. No pudo evitar quejarse, algo que no pasó desapercibido para su hermana, quién, sin moverse, se mantenía alerta.

Con impulso, logró levantarse del asiento, tratando de aliviar aquel dolor que comenzaba a intensificarse a medida de los movimientos.

Inhalaba y exhalaba con fuerza mientras, con una pequeña caminata, intentaba apaciguar el dolor, algo que no obtuvo los resultados esperados.