𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

𝙥𝙧𝙚𝙜𝙪𝙣𝙩𝙖𝙨 | 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

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Pensar en las miles  de formas en las que aquello podría terminar, ocasionaban una tortura inimaginable, cada día, cada noche, asfixiandome con cada respiro.

— Pedro... — murmuró con lágrimas en los ojos. Ni siquiera podía mantener mi mirada por más de diez segundos. Tal vez era la tristeza o ira que mi corazón albergaba, nublando por completo mis sentidos — Tengo una noticia qué darte ...

No pude evitar imaginar cada momento que pasamos juntos, cómo su sonrisa iluminaba mis mañanas, la forma en que sus besos me hacían sentir que era completamente mía y yo, suyo, la forma en que nuestros cuerpos se volvían uno solo y la sensación de paz que ella me generaba al abrazarla.

— Dime... — mencioné tratando de conservar la calma. Pero aquello era mentira.

Mis ojos se posaron en su rostro, podía mirarla desesperada, intentando hallar las palabras correctas para hablar. Aún no podía creer, cómo incluso viéndose de aquella manera podía lucir hermosa, cómo aún podía influir en mis sentimientos.

Parecía buscar entre sus cosas, la forma impaciente me indicaba que estaba a nada de perder los estribos.  Esta parecía maldecir por lo bajo mientras yo me mantenía en la misma posición, a un lado de la puerta.  Podía sentir mi alma y cuerpo dividirse en dos, pensando en la opción más viable para mi.

— No quería hacerlo de esta forma — expresó entre lágrimas y risas,  aún me sorprendía cómo yo no había roto en llanto, tal vez la amaba demasiado o tal vez no quería que me mirara tan vulnerable — Lo lamento, Pedro — confesó mientras extendía un objeto hacia mi.

Mi cuerpo palideció al tomarlo, mis manos comenzaron a sudar y hormiguear y una extraña sensación se albergó en mi pecho sin intención de alejarse de mi.

— Estoy embarazada... — tal vez escuchar aquellas palabras de su boca fueron mi punto de quiebre. Nunca supe cuando las lágrimas comenzaron a brotar a tal grado de mirarla borrosa. Mis emociones se encontraban tan dispersas y marcadas, durante mucho tiempo anhelaba la idea de una familia y considerar que poco a poco la iba formando, me hacía creer que pronto se consumaría y pensar que ella sería la indicada, solo me hacía confirmar cuánto deseaba formar una familia a su lado. No pude evitar sonreír entre lágrimas. Mis ganas por tomarla y besarla eran inmensas pero el dolor me invadía por completo, como si algo por dentro quemara.

— ¿Cómo estoy seguro? — pregunté con rabia, algo que pareció dolerle. Esta señaló la prueba pero negué con la cabeza repetidas veces — ¿Cómo estoy seguro de que es mío?.

Esta solo me regaló una mirada sorpresiva mientras mordía internamente mis mejillas para no soltar una multitud de incoherencias.
Ni siquiera podía pensar en la idea de alejarme de ella, (t/n) había estado conmigo en cada momento importante de mi vida y cuando suponía que esto sería algo increíble y maravilloso, la peste contaminó lo que un día llamábamos hogar.

— ¿Por qué dices eso? — preguntó dolida.
Cerré los ojos, intentado controlar mis palabras antes de hablar.
Podía verla intentando acercarse a mi. Y me sorprendía cómo antes procuraba mantenerla cerca, y ahora, repelía su propia compañía.

— Pensé que lo nuestro era mutuo. Algo fortuito con mucho potencial. Sabía que podían haber inconvenientes pero, ¡Dios!
— expresé con dolor — todo era demasiado bueno para ser verdad. ¿Cuándo planeabas decir la verdad? — cuestioné — ¿Cúando planeabas romperme el corazón, con tu honestidad? — ella negaba con la cabeza mientras las lágrimas mojaban su piel — ¿Creías que soy estúpido y nunca me daría cuenta? — la rabia comenzaba a apoderarse de nuevo — ¡Por Dios, (t/n)!, ¡Te di todo!, Procuré todo por ti... lo mínimo que merezco es sinceridad — confesé.

La tristeza invadía mi cuerpo tan rápido como una droga y su silencio me torturaba tanto, que sentía desgarrarme por dentro.

— ¿Cuándo planeabas decirme que habías encontrado a alguien más? — volví a cuestionar, sintiendo un inmenso ardor en el pecho. Nunca imaginé lo intolerable que sería pensar que la mujer que consideraba el amor de mi vida podría lastimarme de aquella manera. Ni siquiera podía aliviar aquel tormento en mi interior. Deseando que la tierra me tragara o que un rayo me partiera en dos — Nunca te tuve, (t/n). A pesar de que todo fue maravilloso. Algo me decía que no estábamos en la misma sintonía  — limpié con brusquedad mis lágrimas  — y aunque a mi corazón le duele, no eres para mi — tal vez era su silencio que me mataba, no podía comprender cómo aquello parecía no desgarrarle por completo.

— Pedro... no, claro que no — comentó esta con lágrimas e intentando acercarse a mi. En un acto de brusquedad, la alejé de mí — ¿Qué mierda te sucede? — preguntó con molestia y evidente confusión.

— Tienes que irte — comenté con rudeza mientras liberaba el paso hacia la entrada.

— ¿Me pides una explicación y ahora no quieres escucharla? — preguntó cabreada. Aquella vez era la primera, que la miraba tan ajena a mi, y en el fondo, pensaba que mi actuar era tan infantil — Si tenías tanto miedo de ser padre, simplemente me lo hubieras dicho. ¡No actuar tan estúpidamente infantil! — expresó — ¿Quién te hizo creer toda esa mierda?.

— Te dejo libre, (t/n)... — comenté, tomándola por sorpresa — y si ese hijo es mío, me haré responsable. Pero cada quien, por caminos separados.

(T/n) negó con la cabeza, riendo ante mis palabras.

— Estás cometiendo un error, Pedro y te arrepentiras... — las lágrimas en su rostro habían descendido hasta su blusa — No me cabe en la cabeza, cuán estúpido puedes ser para tomar una decisión de manera deliberada. Quien sea que te haya metido toda esa mierda, espero lo felicites porque ha funcionado, no puedo creer que me ataques de esa manera y no permitas que hable — tomé con más fuerza la prueba en mis manos — te elegí como el padre de mi bebé, porque creía que eras el amor de mi vida pero tienes razón... no puedo estar con alguien que duda de mi — aquello quemó mi pecho, tan cruel y duramente — Y no te preocupes, no te voy a necesitar, no quiero nada de ti — comentó con rabia antes de marcharse y nunca volver.

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Basado de los análisis obtenidos, el SR. JOSÉ PEDRO BALMACEDA PASCAL, es compatible, con un 99.73%, con el vínculo biológico como padre con respecto a la menor (S/N) (T/A).

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Nota:

Tengo la duda de si seguirán aquí, si este libro alcanza las 100 historias

Mi mayor miedo es que se aburran.