Donde escribo historias de Pedrito porque no me pude contener.
o
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𝘧𝘳𝘢𝘯𝘬𝘪𝘦 𝘮𝘰𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴 ━━━━━━━━
El sueño comenzaba a apoderarse de tu cuerpo pero la preocupación que tu ser albergaba era incluso más grande, que te impedía dormir.
Frankie, durante toda la semana no había contestado a tus llamadas, a pesar de que sabías en la situación que se encontraba, no pudiste evitar sentir un inmenso temor, este nunca devolvió a tus llamadas, ni siquiera un mensaje. Él debía regresar en cuestión de dos días, la incertidumbre comenzó a correr cuando había llegado el tercer día y este no daba respuesta alguna. Con cada llamada, maldecías al escuchar el tono de voz.
Escuchaste extraños sonidos fuera de la casa, algo que te alarmó al considerar que te encontrabas sola. Con falsa empatía, caminaste temerosa mientras agarrabas el bate de Frankie, este lo adoraba pero ante la incertidumbre, probablemente lo entendería. Varios murmullos y un intento fallido por abrir la puerta, aceleraron tu respiración. Esta se abrió con torpeza y dispuesta te acomodaste para golpear a aquella persona mientras cerraba los ojos.
— ¡Calma, linda! — se escuchó, abriste los ojos y pudiste presenciar a Frankie asustado a tu reacción.
— ¡Mierda! — murmuraste al ver que este había esquivado el golpe. Antes de que pudiera hablar, envolviste tus brazos en su abdomen. Este rió enternecido, envolviéndote en un caluroso abrazo.
— Lo siento, cariño. No quería asustarte — expusó mientras besaba tu cabello.
Te separaste de él, pudiendo notar la ausencia de vello facial, instantáneamente, golpeaste su hombro, a lo cual se quejó.
— ¡Eres un imbécil! — expresaste con molestia. Este te miró cabizbajo mientras una mueca adornaba su rostro.
— Lo sé... — se acercó de nuevo a ti, acariciando tu rostro contra el suyo — deseaba poder llamarte pero era un peligro que no estaba dispuesto a correr... — comentó entre besos repartidos alrededor de tu rostro.
Sabías a dónde se dirigía aquello, a pesar de que lo deseabas con todas tus fuerzas, no podías evitar sentir demasiado agradable sus labios sobre tu piel. En cuestión de segundos, ambos se encontraban caminando hacia su habitación.
Pecaminosamente sus manos recorrían sus cuerpos sin algun impedimento o vergüenza, las vestimentas comenzaban a pesar y sus respiraciones a quemar
— Por favor... — comentó este en medio del beso — te necesito... — aquello hizo que tu estómago ardiera. Y con lentitud, ambos comenzaron a despojarse de sus vestimentas. A pesar de llevar tiempo juntos, la mirada de Frankie te hacía sentir nerviosa. Sus manos recorrieron tu cuerpo y este respondía a favor de sus caricias. Una sonrisa se plasmó en tu rostro antes de sentir su cuerpo lo suficientemente cerca.
