𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

𝙡𝙞𝙗𝙚𝙧𝙩𝙖𝙙 | 𝘑𝘢𝘷𝘪𝘦𝘳 𝘱𝘦ñ𝘢

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¡Mierda!, ¡ Resguardense, ahora! — gritó una de las chicas al entrar a la habitación.

Todas la miraron como si hubiera perdido la cabeza, hasta que segundos más tarde. Las habitaciones comenzaban a inundarse ante el sonido de múltiples disparos.

Aquello ocasionó que intentaran esconderse, sin embargo una de ellas se aventuró hacia la salida y de un disparo, cayó al piso sin vida.

No podías hacer nada, más que llorar e intentar hacer el menor ruido posible.

— ¿Vamos a morir? — preguntó una de ellas  mientras cubría sus oídos ante los incesantes sonidos y se tambaleaba, tratando de calmar su miedo.

Nadie respondió. Todas rogaban porque alguien las salvara de aquel calvario o que simplemente terminara.

El club nunca fue un sitio para ti pero ante las carencias, era lo que mejor pagaba, ahora te maldecías por no conseguir un empleo normal, donde el riesgo de morir fuera menor a cero.

El tiroteo cesó. Sin embargo tus oídos aún se encontraban tapados por el fuerte y perturbando sonido.

— ¡Salgan, ahora! — un hombre gritó al entrar a la habitación. Ninguna de las chicas se opuso, simplemente corrieron para siquiera salvar sus vida.
Al intentar salir, tropezaste, lo que ocasionó que cayeras al piso y le perdieras el ritmo a tus compañeras.

Tu tobillo dolía más de lo que podías imaginar, sin embargo, lograste levantarte y trotar hacia la puerta.

— ¿Se han ido todas? — escuchaste una voz familiar mientras recargaba su arma.

— ¡Adelante! — gritó una segunda voz. Decida a salvarte, corriste, sin embargo, no pudiste evitar mirar en dirección de aquellas voces.

— ¿Pedro? — preguntaste con asombro. Aquel hombre, frecuentemente te visitaba, realmente no hacían algo sexual, simplemente llegaba al lugar para conversar. No obstante, lo que más te sorprendió fue verlo portar un arma y un chaleco antibalas. ¿Por qué un ejecutivo lo necesitaría?.

❝ Abajo ❞ mencionó antes de derribarte, como protección y escuchar el sonido de un disparo.

— Tienes que salir... — comentó con una especie de angustia y seriedad, ayudándote a levantarte. Pudiste visualizar a Robert, uno de los de seguridad del lugar, sin vida — ¡Ahora! — gritó haciendo que reaccionaras y comenzaras a correr.

— ¡Carajos, vamos, Javier! — mencionó uno de sus hombre. Sin embargo no pudiste estar más sorprendida al escuchar un ❝ voy  ❞ de la voz de Pedro. Sus ojos se conectaron con los tuyos, en ningún momento los despegó, hasta que sus compañeros comenzaron a avanzar.

Los disparos continuaban escuchándose, en algunos instantes cesaban y en otros tantos parecía como si fuera música.

Un paramédico te alejó del lugar para llevarte a uno más seguro e inspeccionar si estabas lesionada.

L

as personas que transitaban por la calle, las chicas y algunos otros empleados del club miraban sorprendidos.

— ¿A quién creen que jodieron? — preguntó una chica mientras se acercaba a ti — ¿Te duele? — hizo una mueca al ver tu tobillo com leve hinchazón.

Negaste con la cabeza, ambas miraron hacia las puertas del club, sin embargo, estaba claro algo que no podía dejar de darte vueltas en la cabeza.

¿Por qué Pedro estaba ahí y por qué uno de esos hombres lo llamó Javier?.

El tiroteo finalmente dejó de oírse. Pero si se podía escuchar a varios hombres maldiciendo y diciendo los miles de insultos que pudieran existir.

Tus latidos se detuvieron al verlo salir del lugar, tomando a Jacobo ❝ el grande ❞,  dueño del club entre sus manos mientras lo metía a un auto que parecía no ser de los policíacos de la ciudad.

Este estuvo mirando alrededor de las calles, como si estuviera buscando algo. Cuando sus ojos conectaron con los suyos, no pudo evitar sentir arrepentimiento y caminaba cabizbajo hacia ti.

— ¿Está bien? — fue lo primero que preguntó al paramédico. Este asintió, indicando que simplemente se trataba de un esguince y que necesitarías reposo y medicamentos para el dolor. Un suspiro de alivio salió de sus labios mientras su rostro se relajaba y murmuraba un ' gracias ' — ¿Pueden dejarnos solos? — preguntó. Tanto la chica como el paramédico asintieron y se alejaron del lugar.

— ¿Pedro? — preguntaste con ironía mientras las lágrimas comenzaban a apoderarse de tus ojos. Este no te miró.

— Lo lamento... — mencionó, su voz se podía escuchar afligida. Y seguido de esto, te miró a los ojos.

— Supongo que tampoco eres un ejecutivo en una gran empresa, ¿no? — este negó con la cabeza.

No podías siquiera mirarlo.

— Quería protegerte, tenía y tengo suficientes enemigos como para exponerte — este sintió la tensión en tu cuerpo al tomar tus manos —No podía decirte mi verdadero nombre, mucho menos que trabajo en la DEA — sintió un alivio al ver tu mirada contra la suya — créeme que no lo planee. Solo tenía un objetivo y era atrapar a Jacob pero... — suspiró pesadamente — no sabía que mis planes cambiarían esa noche al encontrarte. Suena irónico pero... — rió — te adentraste en mi, como si fueras una droga, y aunque yo quisiera, no podía sacarte de mi sistema.  Y puedo entender si ahora no quieres verme pero, cariño... — sus ojosnse encontraban lo suficiente llorosos que dejó escapar una que otra lágrima — te prometí que un día serías libre y dejarías toda esta mierda — las lágrimas comenzaban a resbalar en tu rostro al recordar las palabras que, semanas atrás habían prometido.

— ¿Ped...? — preguntaste confundida.

— Javier, Javier Peña — extendió su mano hacia ti con cierto temor. ¿Eso significaba un nuevo comienzo o una nueva mentira? Pero solo sabías que él también se había adentrado en tu sistema y veías imposible sacarlo de ahí.

Una sonrisa se plasmó en su rostro al ver que entrelazabas su mano y, con sumo cuidado, tomó tu rostro para luego plantar un cálido beso.

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Nota:

Otro porque la inspiración llegó y ni modos que la desperdicie.

Espero que les guste.
Gracias por los comentarios y votos, me alegran mucho.