𝙙𝙞𝙖𝙗𝙡𝙤 | 𝘑𝘰𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘭𝘭𝘦𝘳

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❝ Nunca confies en una persona, por más buenas intenciones tenga  ❞

A veces solo es un disfraz para ocultar la perversidad de su alma, como David.

Ni siquiera podías ser consiente de lo que tenías frente a sus ojos, al no poder tolerarlo, tu estómago pagó los platos rotos. No podías imaginar cuán vil y despiadado podía ser una persona, pero hacer aquella atrocidad, no se trataba de una persona buena y bondadosa; aquellos actos solo los podía realizar un ser despreciable.

No pudiste evitar mirar a Ellie, quien se encontraba asqueada ante lo sucedido, ambas habían terminado en aquella situación por tratar de conseguir medicamentos para Joel, algo que, en su momento funcionó pero que Ellie no esperaba que saliera mal.

El hombre de cabello rubió abrió la puerta, revelando consigo a dos acompañantes más. Tal vez fue aquel escalofrío en sus rostros que no las dejaba tranquila, mientras un sentimiento de impotencia se apoderaba de tu cuerpo.

— Ellie... — comentaste por lo bajo, indicando que esta se acercara lo más posible.

— ¿Con quién nos divertiremos hoy? — preguntó uno de los hombres, a lo cual rieron. Cubriste el cuerpo de la menor en  modo de protección — Parece que tenemos a una mamá primeriza — volvió a burlarse aquel tipo.

— Creo que hoy... me apetece carne fresca — aquello hizo que la miraras alarmada, apegando más tu cuerpo a Ellie. Tus sentidos se dispararon al ver a estos acercarse a Ellie.

Ellie inmediatamente buscó tu mano, apretando con fuerza.

— Ni se les ocurra — gritaste al tenerlos cerca. Estos propinaron tres golpes en tu rostro.

— ¡(t/n)! — gritó Ellie mientras pataleaba, antes de que esta pudiera hacer algo. Uno de los hombres propinó cinco golpes más, en tu abdomen que lograron tumbarte en el piso, jadeante.

No pudiste evitar gritar ante el dolor mientras tocabas tu abdomen. Tu visión se nublaba, lo único que alcanzaste a mirar, fue a Ellie intentar safarse del agarre.

Podías escuchar los gritos de Ellie de fondo, tu cuerpo fue cargado como un costal de papas, mientras te recostaban en aquella gran mesa. Sentías algo tocando su cuerpo, el juicio comenzaba a nublarse ante los golpes,  distorsionando ls realidad e imaginando que aquellos toques correspondían a Joel.

— Siempre me ha gustado la carne fresca...
Confesó David  — pero por alguna extraña razón, ansío probarte — aquello fue lo suficiente para volverte a la realidad e intentar forcejear con este.

No sabías que te causaba más pavor, si aquel maníaco queriendo asesinarla o la mirada tan penetrante de este mismo.

De no ser por Ellie, quién te ayudó a escapar de su agarre, serías presa fácil para aquel hombre.
Ambas corrieron lejos del lugar, tal vez David tenía mucha suerte, que siempre lograba encontrarlas.

Tu cuerpo cayó mientras gritabas de dolor.

— ¡Mierda! — gritó Ellie al ver aquel hacha incrustarse en tu pierna.

— Corre, Ellie — comentaste al ver a David caminar con furia hacia ustedes — Ve con Joel — esta negaba repetidas veces — ¡Por favor, Ellie! — lastimosamente propinaste una bofetada en su rostro para que reaccionara. Esta te dio una mirada rápida antes de salir corriendo del lugar. Al menos agradecías que hubiera escapado. En un acto impulsivo, entendiste las cortinas, eso, en vez de asustarlo, lo enfureció más.

Un grito desconsolador salió de tus labios al  sentir como David presionaba con fuerza la herida, podías sentir tu vida desfallecer.

— Todo hubiera sido sencillo si ambas hubieran aceptado — comentó este mientras dejaba un rastro de su sangre en su mejilla al acariciarla — lástima que estarán muertas para entonces, así no podrán ver cómo lo disfruto — aquello heló su sangre y se sintió asqueada.

— No si te mato primero — confesaste con rabia. Antes de intentar propinar un golpe en su rostro. En cuestión de segundos, este se encontraba encima de ti, ejerciendo presión en tu cuello y evitando el paso del aire.

Golpes al aire eran lo único que conseguíaa, podías mirar su sonrisa siniestra, como si disfrutara todo el acto. Sentiste el primer impacto en tu cabeza y luego el segundo, aquello se había convertido en una hazaña para este, podías sentir, de nuevo, la neblina recorrer tu vista.

Sabías que estabas al borde del colapso, al visualizar torpemente a Joel. Lo único que deseabas era que Ellie se reuniera con él y que ambos estuvieran a salvo.
Podías sentir la sangre escurriendo por todo tu rostro, sin embargo, tu cuerpo parecía ya no querer responder.

— Déjame... — murmuraste al sentir sus manos en tus jeans.  ❝ (t/n)❞ escuchaste los gritos de Ellie desde el marco de la puerta. Tal vez mirar a Ellie fue aquella pizca de esperanza que necesitabas, y por supuesto, que esta te lanzara las tijeras para podar.

No sabías si tu cuerpo estaba a nada de quedar sin vida o si era la adrenalina en tu cuerpo, que con el último esfuerzo, lo tomaste.
Sentías la sangre caer por todo tu rostro pero no podías evitar sentir un alivio al mirar a David caer muerto. Ellie se acercó a ti, levantándote del lugar. No pudiste evitar gritar al sentir un inmenso dolor en la parte baja de tu abdomen y pierna.

— ¿Estás bien? — le preguntaste tomando su rostro entre tus manos. Sentiste el alivio invadir al ver solo ligeros golpes mientras esta asentía — Muy bien, cielo. Tenemos que salir...

Sentías el aire frío colarse por tu espalda, ambas llevaban metros lejos del lugar, cuando algo dentro de este explotó.
Las dos miraron cómo las llamas cobraban intensidad y consumían todo a su paso. A pesar de que sabías que David estaba muerto, tu mente se trastornaba ante lo sucedido. Como si aquello fuera una especie de bucle, teniendo miedo de no lograr salir de ahí.

Ni siquiera te habías fijado que Ellie ya no se encontraba contigo, solo podías ver las llamas ardientes mientras la presión cobraba peso en tu interior y de un segundo a otro habías caído al suelo, sufriendo un ataque de pánico.

— Hey, hey, cariño — unas manos cálidas acariciaron tu rostro, a pesar de sentir la familiaridad, tu mente no podía distinguir el toque, hasta que miraste sus ojos — Todo terminó — confesó — Estás conmigo. Estás a salvo, cariño — las lágrimas en su rostro intentaban regresarte a la realidad.

— Joel... — murmuraste tocando su rostro. Este asintió, relamiendo los labios. Mientras con tu mano libre, tomabas la suya y guiaba hacia tu abdomen. Este te miró entristecido, negando con la cabeza.

— Lo lamento tanto, amor — confesó antes de unir sus frentes — No volveré a  dejarte sola, a ambas... — este jaló a Ellie a su lado, envolviéndola en un cálido abrazo, acto que también imitaste.

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Nota"

Gracias por el apoyo.

𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora