𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

𝙧𝙚𝙘𝙤𝙢𝙥𝙚𝙣𝙨𝙖 | 𝘑𝘰𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘭𝘭𝘦𝘳

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⚠️Tomar precaución, ligero contenido sexual⚠️

[ Antes del brote ]

Habías llegado a Austin, Texas, hace un año. El destino, como tú querías llamarle, o más bien la beca de intercambio de la universidad, te habían permitido empezar de nuevo.

— ¡Papá! (t/n) está aquí — comentó Sarah mientras te permitía entrar a su hogar.
Realmente amabas a la familia Miller, Sarah,  la hija de Joel, desde el primer momento que te vio, no pudo evitar despegarse de ti. Tal vez le parecía extraño que una chica de 24 años viviera sola, sin algún familiar que la respalde. Al final de cuentas, era poco común que los jóvenes se mudaran de casa a temprana edad.

— Ya voy, cariño — contestó Joel desde el segundo piso mientras escuchaban ruidos y cosas caer. Ambas se regalaron miradas confundidas, por lo que no pudieron evitar reír por lo bajo.

Joel Miller apenas se encontraba en el tercer eslabón de la vida. No podías negar que, al conocerlo, tus bragas se mojaron más de lo que pudieras desear. Era apuesto y se veía bastante tonificado. Ni siquiera lo conocías pero ya fantaseabas con él en una cama. Por lo que, al frecuentarlo, tener conversaciones con él y cuidar de Sarah, te habías enamorado perdidamente de él.

— Lamento la demora — comentó mientras tropezaba con el último escalón de las escaleras, no pudiste evitar tratar de ayudar
— Estoy bien, gracias — comentó riendo, pasando su mano alrededor de su cabello en  señal de vergüenza — ¿Segura que puedes cuidarla? — preguntó Joel con duda — Sé que fue a última hora y tal vez tenías planes
— negaste con la cabeza al escuchar lo último — Te juro que te lo recompensaré el doble — ambas rieron de nuevo — Cuidate, preciosa — mencionó hacia Sarah, despidiéndose con un beso en la frente  —
Cuídense, ambas, lo siento. Yo... — el nerviosismo se apoderó de su cuerpo de nuevo — ¡Adiós! — comentó por último, antes de cerrar la puerta.

— ¿Es mi imaginación o tu padre estaba algo torpe? — preguntaste mientras ambas se sentaban en el sofá.

— ¡Oh! Debe ser porque hoy tenía una cita. Algo así escuché cuando se lo contaba a Tommy — aquello, aunque quisieras evitarlo, te hizo sentir un nudo en el estómago.

Ambas no volvieron a hablar de ello, simplemente se concentraron en pasarla bien.

— Me gusta estar contigo, (t/n) — comentó Sarah con aquella voz que te derretía.

— A mi igual, cariño — mencionaste con una pizca maternal mientras besaba su frente.

Pasadas las once de la noche, Sarah se encontraba dormida en su habitación, aunque tardaste media hora en convencerla de que al día siguiente habrían clases, la adolescente prefería pasar tiempo contigo, finalmente cedió, aunque no del todo convencida.