𝕾𝖍𝖆𝖒𝖊𝖑𝖊𝖘𝖘 | 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴. 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭

𝙚𝙧𝙧𝙤𝙧𝙚𝙨 | 𝘑𝘢𝘷𝘪𝘦𝘳 𝘱𝘦ñ𝘢

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Escuchabas su tranquila respiración, en sus brazos te sentías lo suficientemente segura, como para creer que tu vida, después de todo no era una mierda.

— ¿En qué tanto piensas, preciosa? — preguntó mientras acariciaba, con la yema de sus dedos, tus brazos.

— En que no puedo pasar un día más lejos de ti — comentaste con una sonrisa.

— Mañana será el último día, lo prometo, preciosa — mencionó antes de besar tus labios, con un fervor apasionante, escabullendose entre el sonido de la noche.

Javier te había conocido en una de las tantas fiestas que tu padre organizaba. Este había logrado infiltrarse con éxito, realmente los agentes de la DEA, no eran muy bien recibidos en sus tierras.

— ¿Quién eres ? — por primera vez hablaste mientras fruncías el ceño. Javier no pudo evitar no quedar maravillado de tu belleza, pero sobre todo de tu esencia.

— Javier Peña — mencionó con seguridad, reíste al ver el ademán que hacía con sus manos, primer error.— un placer, preciosa... — aquel llamado te ruborizó por completo.

— El gusto es mío — comentaste, realmente había demasiadas personas en la fiesta como para que tu padre notara tu ausencia.

Sus manos tomaban tu cintura con fuerza y se deslizaba en ti, lo más profundo que le era posible.
La música era lo suficientemente alta como para callar sus ruidosos gemidos.

— ¡Dios! Te sientes tan bien — elogió mientras sus embestidas continuaban. Podías sentir aquel nudo en tu interior, atormentandote mientras gemías su nombre,  una y otra vez. Aquello extasiaba a Javier, pues lo consideraba como música para sus oídos.

— ¡Por favor, Javier! — suplicaste mientras apegabas más tu cuerpo hacia él, ante la presencia de tu orgasmo.

Podías notar la tensión en su rostro, sus brazos se marcaban ante la fuerza, el sudor bajaba por su frente y se perdía en su bigote.  Muy tarde te diste cuenta que ese hombre te ponía mal.

— ¡Mierda! — gruñó Javier, enterrando su rostro en tu cuello, podías sentir cada gota de él en tu interior. Salió de ti, y con él unos cuantos chorros de su esencia. Solo porque necesitaba concentrarse, si no, te volvería a tomar en ese pequeño baño — Entonces, ¿esta fiesta? — preguntó tratando de controlar su respiración.  Reíste.

— Es algo extraño que no sepas de qué se trata — comentaste  — sobre todo de ti — la ironía en su voz era evidente, segundo error.

— Bueno, realmente soy nuevo en el negocio. Tuve que pedir muchos favores para poder estar aquí — respondió sin titubeos.

— Espero que consigas lo que estás buscando — mencionaste mientras arreglabas tu vestido — espero nos veamos de nuevo — coqueteaste mientras mordías tus labios, recordando lo sucedido. Este asintió con frenesí, a lo que reíste y saliste del lugar.