04. Mentes Retorcidas

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"El mal se hace todo junto y el bien se administra de a poco"

~"El principe", Nicolas Maquiavelo.

••••••

*narrado en tercera persona.

Anna salió de esa pequeña habitación con más nervios de los que entró. Fue la hora más largo y más extraña de su vida, en primer lugar su "futuro esposo" le había tocado la mejilla, había rozado con sus dedos su brazo y había besado su mano. La sensación de sus labios mojados sobre su piel fue algo completamente nuevo para ella, no sabría como catalogarlo "bueno" o "malo" pero a la vez pensó ¿Quien era ella para catalogarlo de alguna manera? Se le habían enseñado a no poner en tela de juicio lo que hiciera su "futuro esposo" pero recién se daba cuenta de algo muy importante, algo que hizo que su estómago se estrujara en dolor, que su piel no dejara de ponerse eriza, entonces se preguntó.

¿Qué hay de lo que yo siento y pienso?

Toda su vida se enfocó en ser la "esposa perfecta" que enterró por completo lo que ella podía sentir, y no porque no se lo hubiesen "enseñado" o "explicado" había visto miles de historias del comportamiento de pareja. Sabía de sensaciones, de extinciones, placeres, sabía mucha teoría de cómo los hombres eran en la cama, como esposos, las diferentes variantes en una relación, pero de saberlo a sentirlo, había un enorme estrecho. Y eso era el principio porque por primera ves tuvo un segundo cuestionamiento.

¿Qué voy a sentir en nuestra primera vez? - Suspiro, sintió que el vestido le apretaba demasiado, no podía respirar bien. Edmund no había hablado mucho, solo se había alejado de ella, se sentó en el sofá y le pido a ella que se sentará en en otro frente a él.

El se dedico a observarla, ella se dedico a mirarlo una y otra vez fijamente a esos ojos cafés claros, ella se dio cuenta de tres cosas:

1- Sus ojos no eran cafés tenían tintes dorados, verdosos y algunos destellos más que no logróver bien, le parecieron aun más hermosos.
2- Su seriedad la intimidada mucho
3- Su aroma le encantaba.

Edmund miraba a Anna, y tuvo certeza de tres cosas:
1- Era como un ciervo asustado, tan inocente y puro.
2- Era muy hermosa.
3- No estaba seguro porque rayos la había elegido, pero simplemente lo supo al verla.

- Anna, puedes irte a vestir, es hora de ir a dormir ¿entendido?- le dijo la sabía Margot dejandola en las duchas con sus coas personales. Anna asintió, ni siquiera pudo contestarle, entonces la sabía Margot se volvió a ella, mirándola a través del reflejo del espejo.

- No escuche respuesta- dijo cruzando sus brazos, las chicas siempre tenían que contestar.

- Pe-perdón, entendido sabía Margot- contesro la pelirroja tartamudeando, nerviosa, muy nerviosa, eso no le gustó a Margot.

Madame Dorothea estaba sentada en su gran escritorio de madera fina, en toques vino y cobre, fumándose un cigarrillo. Cuando tocaron a su puerta.

- Adelante- dijo ella levantando la vista.

Su oficina era preciosa, tenía las paredes blancas, al igual que el piso en el cual había una alfombra afelpada color rojo, un sofá ancho rojo, una estantedira que simulaba tener libros pero eran falsos, una lámpara de esquina estilo victoriano, una laptop, papeles sobre el escritorio, un portaretraro donde habían dos chicas, una de ellas era Dorothea, mucho mas joven. Además de su cenicero, su estando de botellas finas de alcohol, un baño y pequeño estante donde colgaba su abrigo y cartera.

ANNA ES MÍA(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora