ANNA ES MÍA(completa)

44. La ultima cereza del pastel.

Hola amixes lindis. Ando de mood y les subí este cap. Celebró que pasamos las 10, 000 leídas. Todo gracias a uds. Espero subir el fin de semana dos caps más. Estamos llegando al final :') gracias por apoyar la historia.

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Anna

No sabía cómo reaccionar. No sabía ni que sentía, todo era un tumulto de sensaciones, sentimientos y confusión. Mi corazón dolía y mi cuerpo entró en una especie de entumecimiento horrible. Con los ojos bien abiertos y lagrimas que no dejaban de brotar de mis ojos, me quedé inmóvil.

– ¿Anna?– insistió Edmund. Su voz, esa voz que me había dicho que me amaba, esa voz que me había reclamado como suya, esa voz que me mintió una vez más. Ese hombre que creí mío.

No se como vamos a superar esto Anna, nos destrozaron.

Fiorella me sacudió de nuevo, y solo así pude regresar de mi trance.

– Anna, porfavor, actúa normal. Perdón por decírtelo así, en esta fiesta pero no sabía si iba a tener otra oportunidad. Toma, ese es ni número de celular. Llámame, necesitas ayudarnos, Nora y yo vamos a destruir ese maldito lugar.

Miré a Fiorella pero sin prestarle atención, sus palabras seguían dando vueltas. Otro golpe más fuerte sonó en la puerta.

– ¡Ya voy, espera Edmund!– trate de que mi voz sonará normal. Respiré profundo. Fiorella retrocedió escondiéndose. Me miró esperanzada, yo ni siquera podía procesar que estuviera frente a mi, mucho menos todo lo que lanzó de golpe.

Reaccionando, me dirigí al lavado, trate de limpiarme con papel toalla lo mejor que pude, tenia entre mis manos el papelito donde Fiorella había escrito su número, lo guarde en mi pequeña cartera, no llevaba el celular, casi no lo ocupaba porque tenia todo lo que queria: a Edmund.

Inspire y exhale tres veces, entonces salí del baño lo más rápido posible sin abrir mucho la puerta para que Edmund no mirara el interior. Me analizó de pies a cabeza, traté de sonreirle pero falle miserablemente.

– ¿Qué pasó? Estuviste llorando–. Edmund frunció el ceño, sabía que se daría cuenta, mi piel blanca y mis ojos rojos me delataron. Edmund toco suavemente mis mejillas, cerré mis ojos a su toque. No puede ser, él no me pudo haber engañado, Fiorella tiene que estar mintiendo, yo lo amo tanto, lo amo demasiado, él es bueno, él me cuida, no puede ser falso todo eso.

– Anna me estas preocupando ¿Qué pasa?– insistió. Abrí mis ojos. No era el lugar ni el momento de hablar. Mi cuerpo temblaba, mi corazón se sentía pesado y roto.

– No me siento bien, problamente sean estragos del viaje en auto. ¿Podemos irnos?– necesita huir de aquí, irme de esta maldita ciudad. No podía ser cierto, Fiorella mentía.

Edmund asintió. Beso mi frente y luego mis labios, un beso suave.

– Edmund ¿me amas?

¡Ay Anna!

Edmund buscó mis ojos. Podía notar su preocupación, sus dedos suaves y grandes dibujaban círculos en mis mejillas.

– Te amo como nunca pensé amar mi amor–. Su respuesta en otras circunstancias me hubiesen calmado, pero hoy no tuvo ese efecto. Solo me sentía rota, triste y confundida.

– Te amo, porfavor sácame de aqui– pedí casi como un suspiro suplicante.

– Esta bien. Solo déjame despedirme de Frédéric y su hermano...