EPÍLOGO

2.3K 87 9
                                    

Edmund.

Siempre he admirado a Anna, siempre me he perdido en su belleza perfecta, en cada peca majestuosa, en ese cabello imperioso, esos ojos hipnotizadores, el sabor delicioso de su boca. Amo cada parte de Anna, ese culo redondo bendecido para devorarmelo y no se diga su pequeña intimidad que me hace babear.
Pasan los años, y cada día la amo más, amo hacer el amor con ella, disfrutar todo lo que nos encanta. Admiro a Anna por su forma tan dulce de amor, de cuidar a su familia, la he visto crecer, madurar, pasar de ser un ciervito asustado a una mujer poderosa que defiende con capa y espada a nuestros hijos, y todas esas niñas indefensas.

Cuatro años pasó Anna estudiando, investigando, reuniendo un equipo fuerte para cumplir su sueño, nuestro sueño. Después de tanto, de trabajar codo a codo, conseguimos fundar nuestra "Casa de ayuda" para todas aquellas personas que han sufrido abuso sexual, niñ@s, adolescentes, mujeres, de todas las edades, pero lastimosamente siempre eran menores de edad las más afectadas, nos partía el corazón escuchar las historias. Tenemos psicólogos, psiquiatras, abogados, doctores especializados, y muchas personas más que nos ayudan. He visto como Anna ha luchado a través de los años, es una guerrera. Nuestros amigos Frédéric, André y sus esposas son unos de nuestros inversionistas. Nos ayudan, y hemos podido encontrar hogares responsables para niñas.

Ellos jamás pudieron encontrar a su hermana, tardaron mucho en reponerse, pero con la llegada de sus hijas, Frédéric tiene dos hijas y André una hija y un bebé de meses, eso los ayudó son protectores con ellas, son felices. Vienen cada dos veces por año a visitarnos y nosotros vamos dos veces al año a visitarlos.

Yo manejo mi empresa de arquitectura desde casa, mi prioridad es mi familia. Segio y Dante siguen siendo mis colegas, Zion se mudó a otra ciudad, así que tampoco pasa en la empresa, nos reunimos para hablar de negocios, pero sobretodo para disfrutar de nuestras familias.

En cuanto a papá. Dudé meses en hacer algún movimiento, dos años para ser específico. Después de ser papá entendí su amor por mi, su protección mal enfocada. Hice las pases con él, Anna me acompaño en todo tiempo. Ahora el viejo George recibe las visitas de sus nietos cada fin de semana. Zion y él tienen una relación tensa, papá le pidió perdón pero Zion no ha podido perdonarlo. Hay cosas que no me dice, y lo respeto. Mi madre estaría orgullosa de nosotros, de lo que hemos conseguido. Suspiré.

Miraba desde la puerta a Anna sosteniendo a nuestro hijo de cuatro meses, Jacob. Lo amamantaba, susurrando cosas dulces a su oído y besando su manita. Anna estaba sentada en un sofá espongocito color beige.

Sentí unas manos pequeñas que me abrazaron con mucha cautela. Por ese aroma a canela y especies, ya sabía quien era.

– Estás obsesionado con él. Yo también lo estoy– dijo Sao a mi lado, puso su cabeza sobre mi brazo. La rodee con mi abrazo para atraer la más a mi. Anna estaba tan inmersa en su conversación con Jacob que no nos había notado. Estabamos hablando con voz baja.

– Ustedes me tienen obsesionado cariño, siempre seras mi bebé más grande– respondí. Sao no dijo nada, entonces escuche un sollozo. Baje mi mirada, sus lágrimas corrían. La aparte un poco de la habitación, para que Anna no nos escuchara, la mire preocupado.

– ¿Qué pasa cariño?– pregunte mirando esos ojos rasgados que eran mi debilidad. Sao era hermosa, tenía quince años, sus ojos eran color miel, su cabello de un castaño oscuro y lacio, podía ver características de Thea en ella, gestos y el tono de voz. Mi temor era precisamente eso, que cuando creciera me recordara a Thea y no ser capaz de ver a mi hija. Pero no, no fue así. Sao tiene una dualidad interesante. Es pura y sensible, amable con los suyos, reacia con los que no conoce. Es suave pero dura cuando se siente insegura, es enojada e impulsiva, pero también sabe pedir perdón. Ama el fútbol, es la mejor centrocampista, tiene habilidades dignas de admirar, eso le ayuda a canalizar su enojo.
Sao conoce parte de la historia de Thea, y su familia, se lo contamos hace unoa años, con la ayuda de Cali, nuestra terapeuta.
Ella sabe porque no tenemos contacto con su familia materna, sin embargo un día nos pidió conocerlos, Anna se moría de la angustia, creía que Sao no la iba a querer y que iba a preferir a sus abuelos. Resultó que Sao no sintió afinidad con Jiang, solo con Stella y Kika. Visita a Stella dos veces por mes, sin Jiang presente. Kika viene a casa a verla, fue difícil al principio pero Kika sabía que Sao es lo único que tenía de su hermana. Así que acepto todas nuestras condiciones, ahora tenemos uan relación agradable. Además, tiene un hijo, Sao tiene derecho a convivir con su primo.

ANNA ES MÍA(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora