Anna
Hoy, al fin me sentía mejor.
Después del susto espantoso de hace cuatro días, me enferme. Un resfriado un tanto fuerte, Edmund se preocupo mucho, mando a llamar a su medico particular. Resultó ser el señor William, fue muy amable conmigo. Edmund y Leani me han cuidado como jamás pensé que alguien pudiera cuidarme.
Entre medicinas, comidas calentitas, abrazos y besos en la mejilla, me siento tan bien. Aunque debo de admitir que me dio un poco de pena dormir con Edmund porque entre mi tos y mi nariz tapada no lo deje dormir muy bien, dijo que no le importaba, que le importaba mi bien. Estar cerca de él se sentía bien.
Dentro de todo lo mal que me sentía, disfrute de sus mimos. Edmund fue lindo. La mejor parte es cuando llega la noche y dormimos abrazados, y la peor parte en cuando se va todo el día a trabajar.
Pero como dije, hoy estoy mucho mejor. Hace cuatro días aduras penas podía levantarme de la cama, oídos tapados, dolor en el pecho, dolor de cabeza, fue espantoso.
- Hola cariño ¿Como sigues?- pregunto Leani, los últimos cuatro días me ha estado subiendo a la habitación de Edmund las comidas. Admito que me he aburrido un poco sin hacer nada, pero han sido ordenes de Edmund y yo tengo que seguirlas.
- ¡Mucho mejor! Al fin puedo respirar por la nariz - respondi como si fuese un enorme logro. Leani llevaba la bandeja con mi almuerzo. Ella elevo las comisuras de sus labios en una leve sonrisa.
- Me alegro, ya tienes color en las mejillas y tus ojos ya no se ven oscuros. Ahora señorita, usted debe comer - dijo poniendo la bandeja en una mesa de madera improvisada para mi. Edmund la mando a poner para mi.
Edmund. Cada día me sentía más feliz a su lado, en cuatro días he descubierto mucho de él, no porque el hable mucho, sino porque he descubierto su habitación, la cual es enorme.
La cama es ridículamente grande, me podía perder en ella, considerando lo bajita y delgada que soy. Tiene un armario enorme, un espejo grandote de cuerpo completo con marcos dorados, un estante en la esquina derecha con libros y maquetas de construcción, algunas medallas colgadas de carreras de natación, la ironia se cuenta sola. Las cortinas son grises, tiene el piso alfombrado por completo, es café quemado, los muebles de madera. Pero lo que me ha encantado aún más, es su estantería llena de vinilos con un tocadiscos. El primer día que estuve aquí no pude fijarme en nada, estaba demasiado consternada por lo que pasó con Zion.
Hablando del diablo...
Zion no volvió a la casa. Según Edmund era común que hiciera esas cosas, dudaba que lo veríamos en un buen tiempo. Cuando le pregunté por él, Edmund se tenso mucho, pude ver el rechazo en sus ojos, y la verdad no lo culpo. Lo que me hizo me asusto demasiado, por su culpa le tengo miedo ahora a ver la piscina y bueno a todo lo que tenga que ver con piscinas y esas cosas, incluso la tina, ya se suena tonto pero no puedo sumergirme en agua, gracias a Dios no me pasa lo mismo con la ducha cayendo sobre mi cuerpo.
- ¡Anna! ¿Estás ahí? - Leani chasqueo sus dedos frente a mi cara. Salí de mis pensamientos.
- ¿Eh?
- Te quedaste ida, te hable tres veces ¿Estás bien?
- Si, estoy bien. Le regale una sonrisa.
- Entonces, come - dijo con esos ojos amenazantes. Leani tenía controladas mis comidas, dice que estoy muy delgada. Así que tengo frente a mi un filete de carne con puré de papas, una sopita de verduras y agua.
Suspiré. La lluvia había sido terrible, los truenos no colaboraban, odio tanto la lluvia, la ciudad de Nelfore es tan fría y gris. Dice Edmund que estamos en la peor época, pero que dentro de dos meses será verano y habrá sol. Oh, como lo voy a disfrutar.
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ANNA ES MÍA(completa)
RomanceAnna fue preparada durante toda su vida para ser "la esposa perfecta" le enseñaron todo lo que una esposa debería ser, según Madame Dorothea, la dueña de la mansión llamada "Esposas complacientes" un lugar donde los hombres podían llegar a "escoger"...