47. La semilla

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Anna

Nos miramos por mucho tiempo. Sus ojos me anhelaban como los míos seguramente lo anhelaban a él. Todo mi cuerpo reaccionaba a au cercanía, pero dolía su mentira.

– ¿Podemos sentarnos?– preguntó señalando el sofá de cuero negro. Asentí. Me senté en el sofá más grande y el en el pequeño de al lado.

– ¿Cómo estás?– me pregunto tratando de lucir casual, tranquilo. Yo lo conozco, y todo en su interior está de todo, menos tranquilo.

– Procesando la verdad. Todo esto es tan irreal, es tan ... no lo sé. ¿Como estas tu?– pregunte jugando con mis dedos, nerviosa. Edmund miró mis manos, cerró los ojos por un segundo luego me miró de nuevo, y supe que no podía contenerlo más. Se acercó a mí, se arrodillo delante de mi, tomó mis manos y las beso.

– Perdóname Anna, perdóname por mentirte, perdóname por causarte tanto dolor. Se que no soy digno de nada, ni de tu perdón, pero te amo demasiado. Tienes que creerme cuando te digo que lo único que desee fue liberarte de ese maldito lugar, solo quería darte la oportunidad de que vivieras libre– su voz quebrantada y el temblor de sus manos me sorprendieron. Jamás lo había sentido así, ni siquera con todo el asunto con Thea ni con lo de mi accidente.

– Edmund, lo sé. Sé lo que hiciste, se que me intentaste rescatar, lo hiciste. Lo sé muy bien, ayer estaba muy enojada y decepcionada, aun tengo dificultad para perdonarte. Pero entiendo porque lo hiciste. Yo debo agradecerte por darme esa oportunidad, porque tu solo me cuidaste desde el día uno, porque jamás me maltrataste y me diste la libertad que me merecía, eso y más– confesé conmovida.

– ¿pero?– sus ojos estaban llorosos.

– Siento que hay un pero...

– Pero me duele saber que nuestra boda fue falsa, que no somos esposos. Yo te amo, te amo con mi vida pero han sido tantas cosas en 24hrs que necesito tiempo para sanar, no te odio, ni te desprecio, perdóname por decirlo ayer pero estaba muy mal. Solo necesito tiempo Edmund...

Edmund beso mis manos, luego se sentó al lado mío sin soltar mis manos.

– Esta bien. Lo acepto, acepto todo lo que venga de ti Anna. Quiero casarme contigo de verdad, quiero hacerte feliz, quiero  que sigamos nuestros planes de tener hijos, quiero todo contigo– verlo así me ponía mal, ambos estábamos con las emociones revueltas y a flor de piel.

– Yo también quiero lo mismo, eso no ha cambiado, pero como te dije necesito tiempo Edmund. Quiero saber si hay otra cosa que no me haz dicho, porfavor dímelo hoy, porque no podría soportar otra mentira– dije cerrando los ojos, me ardían y me dolían pero necesitaba saber todo.

Edmund suspiro, su mirada se debatía y su expresión cambió.

– Hay algo mas– dijo y me tense.

– Dilo...

– Hace unos meses, quería buscar a tu familia. No tenía ni idea de donde comenzar, quería hacerlo en secreto porque no quería darte falsas esperanzas y después no encontrar nada.

– ¿Encontraste algo?– pregunte con mi corazón acelerado.

– Si. Contraté a un investigador privado, encontré a tu mamá Anna. Esta viva, se quien es tu mamá y se donde puedes encontrarla – dijo y todo mi cuerpo se sintió como gelatina. Solte sus manos y me levante de golpe del sofá, mis piernas flaquearon y vi todo negro.

Edmund

Vi como Anna se desplomó delante de mi. No fui tan rápido y cayó fuerte al suelo.

– ¡Ayuda! ¡Un médico! ¡Necesito un medico!– Grité levantándola del suelo con mucho cuidado, colocándole en el sofá grande. Me sentía tan culpable si le pasa algo... si ella... no, no pude pensar eso, mi Anna, mi pecosa sexy y preciosa, la amo, no puede pasarle nada.

ANNA ES MÍA(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora