31. La foto

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Edmund

Han pasados unas semanas desde que Anna ha tomado sus sesiones de terapia con Cali. Me ha encantado ver como ha progresado, poco a ha poco se ha ido integrando de nuevo a la rutina de casa. Aunque sigue sin querer tocar a nadie. No voy a negar que me frustra y me duele, porque todo lo que quiero hacer es abrazarla y besarla, decirle que en mis brazos no le va a pasar nada. Que la voy a proteger con mi vida.

Me tome unas vacaciones del trabajo, pero tuve que regresar porque con la "desaparicion" de Lucas, se acumulo el trabajo, encontrar alguien que ocupe su lugar me es casi imposible. Soy muy desconfiado, y pensar que otra persona extraña invada mi espacio me complica. Me pongo muy ansioso y no quiero arruinar todo el proceso con Anna.

Sergio me ha estado ayudando, pero he rechazado a todo el que se ha presentado.

Ha sido un escándalo la desaparición de ese mierda. Grace y sus papás me han vuelto loco con sus lágrimas. Debo decir que al principio me dieron pena sus papás, pero tampoco es que ellos sean los mejores, Lucas me contó todos sus sucios secretos. En fin, mi lado oscuro ha quedado guardado por el momento. Zion tampoco lo ha sacado a la luz. El idiota sabe guardar mis oscuros secretos aunque ambos nos estemos retando.

Todo lo que ha pasado con Anna, me ha dificultado contarle por una buena vez todo lo que pasó con Thea. Pero mi prioridad es su bienestar. Su rostro ha florecido un poco más, se ríe más y el verano le ha sentado bien. Anna ama el sol y yo la amo a ella.

Cali ha sido una gran ayuda. Aunque ella no me ha revelado nada de lo que habla con Anna, como debe de ser. Cali siente que Anna le miente. Estoy seguro que no le ha hablado de la mansión ni de sus papás. Ni siquiera a mi. Anna tiene una manera de ser particular y pensar. A veces actúa porque debe actuar y otras veces solo se deja llevar. Pero desde que habla con Cali he visto que está más tranquila.

Hoy volví a Old Nalfore, no me gusta estar aquí. Todo me recuerda a a Thea y a su familia. Pero tengo que hacer una parada en el café de la señora York.

– Buenas tardes Melissa ¿Como estas?–.

– ¡Edmund! Estoy muy bien y ¿Tu? –. Pregunta Melissa. Mira a mi alrededor y estira su cuerpo, yo siguo su mirada, un poco extrañado.

– ¿Buscas a alguien?–. Pregunte intrigado. Ella volvió a verme y sonrió. Melissa es muy atractiva, la conozco desde pequeña, apenas tiene dieciocho años, pero parece mayor.

– Oh, es que pensé que vendrías con Anna. Es una lástima que ya no pudiera trabajar con nosotras. ¿Esta bien?–. Pregunto con esa sonrisa típica de ella. Mi cuerpo se tenso. Solo de pensar que Anna se encontrara en este lado de la ciudad con tantos fantasmas me ponía nervioso. Jamás la dejaría trabajar aquí. En cualquier otro lugar si, menos aquí.

– Si, esta mejor. Gracias por preguntar.

–Me algrero y ¿Qué te sirvo?–. Pregunto ella.

– En realidad, tu abuela me dijo que pasara por aquí. Lo siento, tarde mucho en venir pero estaba ocupado. Zion me lo dijo cuando vino a disculparse por Anna. ¿Esta por aquí?–. Pregunte.

– ¡Si! Sientate. Voy a llamarla. Asentí.

Me senté en una mesa en la parte más solitaria. Espere unos minutos, hasta que Melissa salió con la señora York. La ancianita parecía un poco más joven de su edad. Me sorprendía.

– ¡Edmund, querido! Pensé que te habías olvidado de mi –. Dijo ella, con ese acento tan de Old Nalfore. Me abrazo, su piel arrugadita y suave, su aroma característico a café y un poco de especies. Imelda York me conoce desde niño. Desde que mamá me traía a este café.

ANNA ES MÍA(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora