"Me aferro a mi mismo, es lo que hay"
~ Charles Bukowski~
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* narrado en tercera persona.
Edmund entró a la habitación del hotel más nervioso y tenso de lo que imagino. Se metió directo a la ducha, luego salió y solo se coloco un bóxer negro.
Se dejó caer de espaldas a la cama, mirando hacia el techo. Suspiró. Negaba con su cabeza en silencio, pero por dentro se sentía estúpido y muy desconcertado.
Pensaba una y otra vez en ¿Porqué rayos había hecho esa locura? Tenía claro que desde el primer día que vio a Anna, supo que era ella, que quería que fuera para él. Ahora, no estaba tan seguro. Y no era porque no viera en Anna lo que tanto anhelaba, sino porque se había dado cuenta que le gustaba demasiado la pelirroja con pecas, era tanto lo que le atraía que fue difícil decirle que no esta noche.
-¡Maldita sea! Eres un idiota Edmund, necesitas un cigarrillo- se dijo así mismo, levantándose de la cama, busco uno entre su estuche fino bañado de oro, donde ponía sus cigarros de forma ordenada. Camino hacia la terraza de la habitación, ni siquiera sabía si permitían fumar en la habitación, pero el encendió su cigarro le dio tres caladas seguidas, sacando el humo por su boca.
- Anna... Anna... Anna eres un cúmulo de cosas interesantes y a la vez raras. Eres como un ciervo asustado, pero también quieres ser una fiera cazadora de ciervos. No creí que te comportaras de esta forma ahora- dijo el al aire, mientras seguía fumando su cigarro.
Un pensamiento lo hizo viajar al primer día que vio a Anna. Las pobres chicas creían que el día de "la selección" era la primera vez que sus "futuros esposos" las elegían. Claramente no era así.
Hace tres meses que Edmund vio por primera vez a Anna, desde ese momento cuando la vio en su cama, dormida y desnuda supo que tenía que sacarla de esa maldita casa disfrazada de mansión elegante.
El proceso era simple: el hombre interesado se comunicada con la mansión a través de un correo electrónico ecriptado por seguridad. Luego se hacia la cita con el hombre en la mansión, esa misma noche, las chicas, todas eran dormidas para que ninguna despertará en medio de la noche, los hombres podían entrar a sus habitaciones, mientras ellas estaban desnudas y dormidas en la cama.
Recordaba la frase de Madame Dorothea cuando miró por primera vez a las chicas desnudas. "Son los cuerpos más sanos que podrán adquirir, como saben son vírgenes, educadas y son como perros obedientes, lo que ustedes digan, eso haran" a Edmund aun le era repulsivo ese comentario.
Entró de nuevo a la habitación, justo cuando su celular vibró, lo había dejado sobre una mesita. Lo tomó entre sus manos, lo desbloqueo y vio que era un mensaje no muy agradable para el.
Z: Hola ogro ¿como estas? Solo te escribo para avisarte que llego en dos semanas a casa, saluda a Leani de mi parte :) <3
Edmund no respondió al mensaje, estaba claramente irritado y molesto al leerlo.
- ¡Maldita sea Z! ¡No ahora!- dijo apoyando sus manos grandes sobre la mesa tenso. Y es que tenso era su nombre desde que vio cara a cara a Anna.
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ANNA ES MÍA(completa)
RomanceAnna fue preparada durante toda su vida para ser "la esposa perfecta" le enseñaron todo lo que una esposa debería ser, según Madame Dorothea, la dueña de la mansión llamada "Esposas complacientes" un lugar donde los hombres podían llegar a "escoger"...