PARTE I.
¿Y si todo acaba hoy? Me llorarias hoy, pero mañana encontrarías la manera de volver a sonreír, lo sé.
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Anna.
Vestía un vestido de seda rojo que fluía con mis movimientos, unas sandalias lindas sij tacon, aun no me confiaba llevarlos. Deje mi cabello suelto, con un maquillaje que cubriera mis ojeras y palidez, llevaba labios rojos. Mis mareos casi me hacen vómitar. Tuvimos que viajar en avión ¿Como logré subirme a uno? Te preguntarás... André me sedó y dormí todo el vuelo. No era un vuelo muy lejano, eso era ventaja.
Frédéric, André y Edmund iban vestidos con trajes negros, usando su mejor máscara de maldad. Nunca había visto en Edmund esa expresión, parecía sin emociones, admito que me gustó y me asusto a la misma vez.
Al ver la mansión "las esposas perfectas" más bien, la maldita cárcel de seres humanos, me dio un revuelco en el estómago. No quería vómitar, tenía que soportarlo. Esto tenía que salir bien.
¿Hola? ¿Me escuchan? 1..2..3... probando...
– ¡Zion! Cállate, te escuchamos – dijo Edmund. Zion había implantado en nuestro oreja, en la parte de atrás un auricular para escucharlo, no es detectable. Al menos, eso es lo que esperamos.
Okay... cuando estén adentro, y esa zorra los lleve a las chicas, desactivaremos toda la seguridad y las cámaras transmitirán una señal falsa del lugar.
Esa era la voz de Zac, el compañero de trabajo de Zion. El era bueno en esto tanto como Zion, y Harry su otro compañero estaba con ellos.
Edmund tomo mi mano. Volví a verlo, me sonrío y yo le devolví la sonrisa. Nervios, miedo y mucha ansiedad se formaban en mi cuerpo. Esto era todo, el fin de algo caótico, el golpe más grande a una maldita organizaciones de trata de personas.
– Juntos– dijo él y en ello resumió todo.
– Juntos– respondí.
Nos detuvimos delante de dos hombres grandes. Trague grueso saliva. Nos pidieron nuestros nombres, nos revisaron por armas y pasaron un detector por encima de nosotros. Gracias a Dios, no hubo problema. Pude soltar un respiro. Estaba tan nerviosa, el corazón me iba a mil. Frédéric y André lucían tan serenos, que daba miedo.
Cuando entramos, recuerdos vinieron a mi.El primer día que pase este pasillo junto a Edmund. La Niña que salió de aquí, era ingenua, completamente tonta, con la cabeza lavada. Ahora, casi un año después soy Anna Baker, aunque no esté casada en papeles con Edmund, soy suya, desde el día en que el me escogió, soy suya. Aún recuerdo sus palabras "Anna, eres mia" soy fuerte, libre y valiente. He pasado por mucho, no voy a quebrarme. Vamos a derrotar a Dorothea.
Caminamos en silencio, seguimos con nuestras manos entrelazadas. Él me daba seguridad. Llegamos al salón enorme, entonces la vi. La vi y mi corazón se detuvo por un segundo, quería correr y golpearla, arruinarle su maldita cara, arruinarla como ella arruino la vida de miles de niñas. Me robaron, me trajeron aquí con ella. Una mujer mala, con esa sonrisa de oreja a oreja. Mirándome como si fuera una maldita presa.
– ¡Caballeros! ¡Palomita! Es un placer verlos, especialmente a ti dulzura. Te ves preciosa– dijo escaneando mi cuerpo con esos ojos de vivora. Me tense. Solo quería escupir en su rostro, hacer que me pidiera perdón. Que les pidiera perdón a todas estas niñas encerradas aquí. El olor familiar llego a mis fosas nasales, olor a desinfectante, a flores marchitas y a madera. Me dio asco, me maree un poco, pero no iba a vómitar. No iba a derrumbarme.
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ANNA ES MÍA(completa)
RomanceAnna fue preparada durante toda su vida para ser "la esposa perfecta" le enseñaron todo lo que una esposa debería ser, según Madame Dorothea, la dueña de la mansión llamada "Esposas complacientes" un lugar donde los hombres podían llegar a "escoger"...