27. Inauguración

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No me gusta esa pintura.

Llevo más de diez minutos mirando la pintura del hombre desnudo, esa que Edmund llama arte. No me gusta, además parece triste y es feo. El arte no es feo ¿no? Bueno, yo que se no soy nadie para decirlo pero no me gusta.

De repente sentí las manos de alguien en mi cintura y lo siguiente cosquillas por toda mi espalda, cosquillas literal. Comencé a reírme.

– ¡Zion! ¡Déjame!– grite entre risas combinadas con las suyas.

– ¡Zion!–. Volví a decir. Entre risas.

– No sabía que pudieras reírte tan feo corderito–. Dijo sin detenerse. Le di un pisotón fuerte y me soltó. Volví a verlo agarrándome de mi estomago por tanta risa, me dolia y la verdad me reí bastante feo.

– Ni yo tampoco –.

Holly Molly Polly. Mierda.

Su voz. Me dejó congelada, deje de reirme de sopeton, me corto la respiración, ni si quiera pude parpadear. Zion se tenso y dirigió su mirada hacia un lado.

– Edmund –. Dijo Zion y yo sentí que se me aguadaron las piernas. Habían pasado cinco días, sin verlo ni escucharlo. Le había dejado mil mensajes y llamadas y ninguna había contestado. Lo que sentí fue tan feo, porque estaba molesta con él.

– Me voy unos días y ya son mejores amigos ¡Felicidades! No sabia que te gustará que Zion te toque Anna –. Dijo tan molesto, ni siquera lo miraba pero sabía que estaba enojado y su mirada en mi me hacía temblar.

– ¿Celoso? No te preocupes, no solo se que Anna tiene cosquillas, me ha contado otras cosas –. Dijo Zion provocando a Edmund. Lo mire con el ceño fruncido.

Reacciona Anna o se van a matar.

Tome valor. Y me di la media vuelta para ver a Edmund. Su mirada oscura y su cuerpo tenso me indicaban que estaba a punto de golpear a Zion.

– Zion, dejamos solos, porfavor–. Pedí lo más serena posible. Pensé que Zion iba a poner resistencia o a decir algo fuera de lugar, pero no. Solo se fue.

De pronto la angustia, el dolor y tristeza que sentí por el se convirtió en enojo. Nos miramos unos segundos, mi corazón palpitaba más rápido. Quería llorar pero no lo iba a hacer.

– Me vas a explicar que es todo ese juegutio de las cosquillas con Zion. Haz tenido mucho tiempo para conocerlo ¿no es así? –. Su implicación sugería algo más y mi piel se calentó aún más con el enojo brotando de mis adentros.

– ¿Como te atreves? –. Pregunte conteniendome.

– ¿Perdón?

– Tú. Como te atreves venir a decirme esas cosas cuando haz desaparecido cinco días sin decirme una sola palabra. No tienes idea lo preocupada que estaba y lo que he... lo que sufrido por ti. ¡Idiota! –. Dije frustrada me di la media vuelta y me fui a a mi habitación.

Segundos después escuche entrar a Edmund. No quería verlo me encamine al baño pero el me agarro por la muñeca y me atrajo hacia el un poco brusco y me pego a su cuerpo. Nuestras miradas se enfrentaron.

– ¡Sueltame! No quiero que me toques– dije molesta. El me apretó más a su cuerpo.

– No, entiendo que estés enojada, yo también lo estoy. Pero tu tienes más derecho que yo de estarlo. Fui un completo imbécil, discúlpame Anna prometo contarte todo pero cálmate – dijo mientras aún seguía peleando por soltarme de su agarre.

– Sueltame y me voy a calmar – respondi. Edmund lo hizo inmediatamente. Me alejé unos pasos de él. Nos miramos en silencio. Estrepitoso silencio.

– Perdóname Anna. No debí irme así y perdóname por no comunicarme contigo. Perdóname, es solo que cuando me pasan este tipo de cosas prefiero estar solo y me encierro en mi mundo–. Dijo él con con voz suave. Podía ver el arrepentimiento en sus ojos.

ANNA ES MÍA(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora