10. Adaptarse

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"Me gusta cuando somos. Así. En plural"

~Anónimo~

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Me llevó unos cuantos minutos, más de los que quisiera admitir, poder decir algo. O tan siquiera cerrar la boca por el asombro que me causa todo.

- Todo... todo esto es para mí ¿en serio?- pregunto aún atontada, cuando Leani ya me lo ha confirmado cuatro veces, ella no se irrita, am contrario me mira con paciencia. Paso mi mano por la ropa, en este momento mi pequeña maletita con los trapos viejos que tiene dentro, parece chiste.

Leani se acerca a mí, pone una mano en mi antebrazo, yo la observo, ella me sonrío con dulzura.

- Si cariño, es todo tuyo. Toda la ropa es de tu talla, bueno esperemos que lo sea, viéndote en vivo me pareces un poco más delgada, tendremos que alimentarte mejor- dice inspeccionando mí cuerpo con sus ojos, yo me sonrojo, siento las orejas calientes.

No puedo explicar lo que siento. Jamás he visto un closet lleno de ropa de todo tipo para mi. Hay muchas cosas colgadas, dobladas y en una estantería en específico hay muchas zapatillas, botas, tacones, sandalias y pantuflas.

- ¿Como supiste mi talla? Digo, como lo supo Edmund, debo agradecerle- dije con un nudo en la garganta por la emoción. En verdad Edmund se había preocupado por eso, y mi corazón se siente agradecido.

- Eso no importa. Me alegra ver que te guste. Bueno, te dejo sola puedes probarte la ropa y si necesita ajuste me dices, yo lo hago encantada. Ahora tengo que bajar, descansa. Si necesitas algo me encuentras en la cocina- dice ella con voz suave, tan suave que parece una caricia a mi alma. Las sabias jamas me hablaron así, ellas siempre fueron toscas, Leani es un contraste que me agrada, emana dulzura, su sonrisa nunca se borra, parece una mujer muy fiable.

- ¿Puedo abrazarte?- pregunto. No sé porque lo pregunte, pero tengo ganas de hacerlo. Ella esboza una sonrisa.

- Claro que si, cariño- dice. La abrazo fuertemente, unos segundos después sale de la habitación.

Admiro todo de nuevo. Suspiro, me detengo en el espejo que tengo enfrente. Entre tanto color oscuro logro ver mi palidez, como resaltan mis pecas, me veo de pies a cabeza. Mis pies están sucios por la lluvia, noto mi vestido sucio, mi cabello desaliñado, tengo ojeras y mis labios lucen un poco resecos por el frío. No me gusta mi aspecto, nunca me he gustado mucho, en especial porque las sabias me recalcaban que no soy guapa, ni atractiva.

Por instinto, agacho mi mirada me siento avergonzada con mi mismo reflejo. Me aparto del espejo, estoy húmeda por la caída que tuve, así que decido darme una ducha.

Aquí estamos de nuevo. Yo atontada por la belleza del cuarto de baño. Sigue el patrón de la habitación, paredes color vino, una encimera de madera oscuro con un lavabo de mármol blanco con gris, un espejo enorme, al lado hay un estante de madera que contiene cosas de uso personal higiénico, también hay perfumes, toallas sobradas, enfrente está la ducha, de esas modernas igual que la del hotel.

Me siento como en otra dimensión paralela a mi realidad. A mi ex realidad, la mansión. Creo que adaptarme a este ambiente no va a ser tan difícil después de todo ¿verdad?

Uhm, no te confies, además no te olvides que tienes que hablar con tu esposito.

Oh, si. Aún no entiendo porque Edmund no quiere dormir conmigo.

Raro. Habla con él.

Suelto una bocanada de aire. Me quito mi ropa, la dejo dobladita. Y me meto a la ducha, los botoncitos de esta ducha son un poco diferentes pero logró encontrar rápido como se usan, la ducha resulta un poco más larga, pero relajante. Al salir, envuelvo una toalla en mi cabello, y una alrededor de mi cuerpo.

ANNA ES MÍA(completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora