El camino hacia Kilkenny fue totalmente incómodo, silencioso, Freda centraba su mirada vacia por la ventana, Laurie la miraba a ella con cierto anhelo y melancolía, mientras que la Condesa Beatriz ajustaba los últimos detalles de su plan en su mente.
Mas no contaban con quienes les esperarían en la sala de estar de la casa.
Si el aire de la carroza resultaba pesado, el que se respiraba en la estancia de la casa Kilkenny, resultaba igual de complicado.
Loulou y Benjamin mantenían una silenciosa guerra de miradas, uno, un noble de orgullo inquebrantable y la otra, una madre fiera.
- Todo estará bien de ahora en adelante.- prometió la Condesa a Freda antes de entrar a la casa, Joseph se acercó a la Condesa, impaciente por informar lo que ocurría en la casa, pero la mujer lo ignoraba, sus esfuerzos se centraban ahora en hacer sentir a Freda parte de su familia.
Por lo que al entrar, los tres quedaron sorprendidos ante las inesperadas visitas.
- ¿Mamá?-
- ¡Benjamin!-
Freda y Beatriz hablaron al unísono.
Laurie no reconocía a ninguno de los dos presentes, los dos visitantes se pusieron de pie y con paso igual de seguro y amenazante se acercaron a sus familiares.
- ¡¿Dónde has estado?!, Freda, dejaste de visitar la casa y no te comunicaste, ¡pensé lo peor!- comenzó Loulou.
- Innumerables cartas envié, ninguna obtuvo respuesta, me temí por su salud, madre, ¿y esto es lo que ha estado haciendo?, socializando con uno de los Shaw y una... sirvienta.- Benjamin reclamaba con un intento de paciencia.
Ambos reclamos sonaban al mismo tiempo, nublando el juicio de los tres recién llegados, incluso el de Laurie, quien no tenía ni siquiera una razón de reclamo.
La Condesa decidió al fin poner orden.
- ¡Suficiente!... ambos.- comenzó, dirigiendose tanto a Ben como a Loulou.
La Condesa trató de recobrar su porte.
- Benjamin, no tuve tiempo para responder tus cartas, además, te creí muy ocupado en tus negocios en Liang que no imaginé que te contactarías, y usted... Señora Mason, a usted le debo una disculpa, he ocupado el tiempo de su hija, pero créame, una vez que escuche mi propuesta sabrá que habrá sido con buena finalidad.-
- ¿Propuesta?- cuestionó Freda.
- Planeaba primero planteartela a tí, Freda, antes de hablar con tu madre, pero creo que dadas las circunstancias, tendré que hablarlo con ambas al mismo tiempo.-
Con un ademán, la Condesa invitó a las Mason, a Laurie y a Ben a sentarse en la sala y escuchar su plan.
La Condesa Beatriz miró a todos los presentes antes de soltar un suspiro, era el momento de la verdad.
- El apellido Kilkenny está pasando por ciertas dificultades...- el inicio de la conversación erizó la piel de Ben.- ... esta familia no tendrá un heredero legítimo después de mi hijo, el Conde Kilkenny...- señaló Beatriz.
- Madre.- llamó Ben con voz grave y rostro enrojecido de la vergüenza, ira y tristeza.
Beatriz alzó una mano.
- Nuestra familia alterna, los Shaw, buscan arduamente hacerse de nuestras tierras, nuestro título, nuestra fortuna...- ahora fue Laurie quien se encogió en su lugar.- ... pero no lo permitiré, nuestra historia cuenta con un vacío que podemos aprovechar para mantener el honor y el apellido Kilkenny...- Beatriz miro hacia Freda.
ESTÁS LEYENDO
La Dama del Duque
RomanceFreda llegó a la nueva residencia del Duque Ascort decidida a ganarse la vida para ayudar a su familia, sin imaginar que su labor más complicada será lidiar con el hijo del Duque, Albert