Una boda, siempre es el magno evento del año, más cuando se trata de personas influyentes o populares, y aún mejor cuando son dos bodas el mismo día en la misma ciudad, Ascort – Gastrell al norte, Shaw – Kilkenny al sur, a dónde fueran en Ilenis habría una boda majestuosa.
Ambas bodas en punto de las doce del mediodía, por lo que a las 8 am, sirvientes y repartidores paseaban por los rincones, Marian Lincoln entró a la mansión Ascort un tanto nauseabunda por el concentrado aroma a rosas, la noche anterior Alphonse había quedado de verse con ella, pero, una vez más, le había dejado plantada.
El mayordomo que le permitió entrar le pidió que esperara en la sala de estar, pero Marian no era del tipo de personas que suele esperar, en cuanto el mayordomo desapareció, ella se puso de pie y buscó a Phonsi por su cuenta, se tomó un momento también para apreciar la vivienda más desbordante de lujos que jamás pudiera haber visto, esa era la primera vez que entraba a la mansión Ascort, sabía que su amante era un niño rico, mas nunca lo pudo visualizar despertando de una cama con sábanas de seda importada, nunca, hasta el momento que lo encontró.
Vestido cual príncipe, ya con el traje para la boda, parecía muy concentrado en la organización del salón de baile de la mansión.
- No llegaste ayer. – saludó Marian, Phonsi dio un pequeño sobresalto antes de girarse hacia ella y cambiar su gesto de sorpresa por uno de vergüenza.
- Lo lamento. –
- Después del baile de los Birdwhistle tardaste semanas en contactarme para que nos viéramos de nuevo, tú mismo propusiste la fecha y hora, ¿qué urgencia resultó en una cancelación sin aviso? – cuestionó Marian más con curiosidad que con enojo.
- Un imprevisto. – respondió Phonsi al mismo tiempo que Charlotte entraba al salón, desorientada ansiosa, llamando la atención de un sirviente que estaba poniendo un arreglo de flores en el salón cuando debía estar en la recepción, Phonsi no pudo evitar mirar con diversión a la rubia enfurecida.
Marian lo notó, tan perceptiva como siempre, alzó las cejas y pronto entendió lo que nadie de esa familia había visto, o no querían ver.
- Ya veo, tu “imprevisto”. – se burló Marian.
Phonsi frunció el ceño hacia la chica, y ella sólo puso los ojos en blanco con un suspiro.
- Ella se casará con Albert, ¿lo aceptarás así sin más?, ¿te conformarás con sólo verla de lejos? –
Las palabras de Marian se sintieron como una clase de deja vú, “verla de lejos”, Marian notó el gesto reflexivo en Phonsi y sonrió como la amiga que era.
- No es tarde aún, y sinceramente, no creo que Al se ofenda demasiado. – dijo Marian dando una leve palmada en el hombro de Phonsi antes de salir de la mansión, “fue bueno mientras duró”, pensó Marian, resignándose a perder a su compañero de intimidad, pero genuinamente alegre porque Phonsi parecía al fin encontrar a alguien que le importara de verdad.
Phonsi quedó contrariado, su cuerpo quería correr hacia Charlotte y hacer caso a lo que tanto la pequeña Auguie como Marian le dijeron, pero su mente lo detenía.
Al final, su corazón ganó sobre la razón, recordó el primer beso con Charlotte al tocar las doce, tal vez Al le perdonaría aquella traición, pero él no se perdonaría no hacerlo.
Buscó a Charlotte por toda la mansión, por fin sintió que las horas se le venían encima, tenía el tiempo contado, y aquello que tuvo que resolver en los últimos años tenía que llegar a una conclusión en las próximas tres horas.
Encontró a la chica refunfuñando con los arreglos de la recepción y el corazón se le fue a la garganta, tembloroso se aceró a la rubia.
- Alphonse, ¿qué ocurre? – le preguntó la chica preocupada al verlo tan pálido, Phonsi parecía ordenar las palabras en su mente, Charlotte sintió un escalofrío al tener una noción de lo que podría ser.
- Sólo te lo diré una vez, si lo rechazas no volveré mencionarlo nunca más… - la sentencia en las palabras de Phonsi alertaron a Charlotte. - …desde el día que te conocí, no pude más que admirarte, jamás conocí a nadie como tú, y sé cómo pueden sonar mis palabras conociendo mi reputación, pero juro sobre el honor de mi familia que hablo con la verdad, saber que te casarías con mi hermano me hirió más de lo que creí, no quise reconocerlo, pero lo que ocurrió en el baile Birdwhistle aclaró mi mente… -
- Detente. - Charlotte interrumpió en una combinación deemoción e ira.
-Charlotte. -
-Decides decir esto hasta ahora, cuando tuviste años para hacerlo, cientos de oportunidades, momentos en los que sin pensar dos veces te hubiese dicho que sí y te hubiera seguido hasta el fin del mundo, pero no, decidiste hacerlo ahora. - reclamó Charlotte con ojos húmedos.
-Ahora que tu respuesta es no, lo entiendo, lo lamento. - Phonsi no podía escuchar más, sintió como su corazón se acobardaba a la respuesta de Charlotte, así, tan rápido como entró a su encuentro, salió del salón, y con toda intención, de su vida.
La impresión provocó un zumbido en los oídos de Charlotte, vio a Phonsi marcharse con el creciente temor y resignación de no volverlo a ver, mecánicamente volvió a su habitación y con ayuda de sus sirvientas se puso su vestido, pomposo, blanco, pesado, escuchaba a lo lejos los halagos de las sirvientas, pero algo le pesaba más que el vestido, dirigió su mirada a un cajón de su tocador.
-¡Señorita Gastrell! - las sirvientas exclamaron al ver salir a la rubia corriendo de su habitación, decidida hacia el punto que quería llegar.
Sin tocar la puerta, Charlotte entró a la oficina de Albert, su corazón se detuvo al verlo, su prometido a medio vestir, con la mirada perdida en la ventana, papeles de trabajo desordenados sobre su escritorio y los anillos de boda entre ellos, sin mu ha sorpresa, animo o siquiera vitalidad, Al se giró a Charlotte y la chica pudo ver un reflejo de sus propias culpas.
-¿Charlotte?, ¿Qué ocurre? -
-Sé que no debería hacer esto, por negocios, conveniencia o lo que sea, pero no puedo seguir viendo como nos destruímos en indiferencia. - comenzó Charlotte extendiendo la carta hacia él.
-¿Qué es esto?-
-Tú no me quieres, y yo a ti tampoco, no pienso sacrificar mi vida para arruinar la tuya, es mi justificación para cancelar nuestro compromiso, y pedirte que te alejes de mi, tanto como te sea posible, a Saemforg si es necesario.-
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La Dama del Duque
RomanceFreda llegó a la nueva residencia del Duque Ascort decidida a ganarse la vida para ayudar a su familia, sin imaginar que su labor más complicada será lidiar con el hijo del Duque, Albert