Una cadena de solo verse de lejos

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La misión principal de ambas parejas fue, evadirse en cualquier encuentro social, si llegaba una pareja, la otra estaba al pendiente para mantenerse tan alejada como pudiera, en poco tiempo, Charlotte se sintió como en un juego del gato y el ratón, pero inverso.

A la par que ambas parejas se dividieron, también lo hizo la sociedad, aquellos que rodeaban a los futuros Duques de Willinburg y los que rodeaban a los Condes de Byrne, al final el espectáculo era ver quienes brillaban más con su presencia.

Hasta casi el final, eran los Duques quienes ganaban, por reconocimiento y antigüedad, nadie más hermosa en Ilenis que la siempre reconocida Charlotte Gastrell, ni un caballero más de ensueño que el misterioso Albert Ascort.

Las bodas estaban cerca, La Catedral de Ilenis y la Capilla privada de los Kilkenny se estaban volviendo los lugares más solicitados para las bodas de la temporada, por supuesto, sin éxito alguno, ambos recintos, eran exclusivos para el uso de la familia Real y los Kilkenny respectivamente, y esa exclusividad volvía más emocionante la carrera al gran día.

Una de las fiestas más esperadas había llegado en esos mismos meses, el Baile de los Birdwhistle, ahora organizado por Hugh y Maddie Birdwhistle, al ser su primera vez organizando un baile decidieron llenarlo de lujos, flores, pirotecnia, todo lo que se les ocurrió a los hermanos Birdwhistle apenas controlados por la pobre Maddie.

Las conjeturas comenzaron, Birdwhistle era zona de confort para los futuros Duques de Willinburg, bien se sabía de la predilección de Newt Crawford y su esposa Primrose Crawford, antes Birdwhistle, por el futuro Duque Albert, y si un Birdwhistle estaba de tu lado, todos los demás lo estarían, Kilkenny sin duda perdería ese encuentro.
En la casa de los Ascort, los hermanos se terminaban de arreglar, no Auguie ni Agnes habían debutado en sociedad, por lo que se quedarían en casa, pero Auguie no parecía estar conforme, rondaba a sus hermanos como queriendo decir algo.

Hasta que finalmente encontró a Phonsi solo atándose el nudo de la corbata.

- ¿De qué hablaste con Charlotte? - preguntó de una.

Phonsi casi se asfixia con su propia corbata.

- ¿De qué hablas?, ¿finalmente te has vuelto loca? – respondió con voz desafinada.

Auguie sacó su diario de Liang y lo mostró a Phonsi.

- Ustedes hombres son tan transparentes…- dijo en un suspiro la chica. - … este es un diario de Liang. – comenzó.

- Sí, hiciste una huelga de hambre de toda una tarde para convencer a padre que te lo trajera. –

- Y lo conseguí, siendo una de las pocas en Ilenis que tiene un diario de Liang, solo soy yo, Lucía Feng, Mary Fay Johnson y la primera en tener uno, Charlotte Gastrell. –

Phonsi puso los ojos en blanco.

- No tengo tiempo para juegos Augusta, ve con Agnes a pintar algo. –

- Las hojas de este diario son muy peculiares, papel exclusivo de Liang, tono y texturas únicas…- Auguie siguió, Phonsi estaba perdiendo la paciencia. - … como la hoja de la nota que te llegó la otra noche. -  sentenció Auguie ante la repentina mirada sorprendida de Phonsi.

La chica supo que tenía razón.

- Lucía está en Cardos, no creo que vuelva, su padre la va a casar allá, serás un mujeriego, pero Mary Fay tiene doce años, no te atreverías, y yo estoy segura que no arranqué una sola hoja de mi diario, mucho menos para usarla en ti, así que, ¿qué hacías con Charlotte Gastrell? – la menor de las hermanas alzó la barbilla con orgullo, estaba en lo correcto y no se retractaría.

- Nada de lo que tu fantasiosa mentecita está pensando. – aseguró Phonsi ocultando su nerviosismo.

- ¿Al sabe? –

- No es nada, olvídalo. –

Auguie soltó un resoplido de fastidio.

- Ustedes no quieren decir nada, pero todo es muy claro, que nuestros padres no lo vean es por su ceguera paterna o de negocios, qué sé yo… -  la niña se acercó a su hermano con complicidad.

- Se supone que ustedes son los mayores y los más inteligentes, sé inteligente, ¿de verdad vas a seguir viviendo con lo que te dicen y no con lo que quieres?, ¿tú también?, una cadena de sólo verse a lo lejos. – reflexionó Auguie.

Phonsi no respondió, Auguie tomó su diario y salió de la habitación, esa parte de la verdad no era divertida, era deprimente, nunca se casaría sin amor, de eso estaba segura ahora.

En silencio, Phonsi terminó de arreglarse y salir con su familia hacia la fiesta Birdwhistle.
    
Todos aparecieron con sus mejores galas, como era insignia Birdwhistle, las plumas abundaban en la decoración y en las vestimentas de la familia, Hugh y Maddie recibían a los invitados, el resto de la familia los entretenía, hasta que llegaron los primeros contendientes.

Los Ascort y los Gastrell llegaron juntos, en una formación casi militar, con Al y Charlotte al frente, detrás de ellos Miles y Phonsi, y como escolta final, ambas parejas de padres, todos vestidos del tono púrpura característico de la familia, todos, incluidos los Gastrell, en una fuerte señal de compromiso, Charlotte Gastrell, aún sin casarse, ya era, la futura Duquesa de Willinburg.

Todos los miraron con curiosidad, con la emoción del cotilleo, la familia lo notó, pero eran expertos en disimular, nadie dijo nada y continuaron su camino saludando a quien se les atravesara, algunos incluso dejaron de bailar para presenciar la entrada de parte de la familia Real, ese cabello rojo, esas pecas, ese aspecto pálido y larguirucho ya era sinónimo de sangre azul, nadie tenía duda de que los hijos de esa pareja serían todos rojos como el padre.

Ada rompió el aura de encanto, para buena fortuna de Al, la mayor de los Ascort llegó con emoción a saludar a su familia, desde su boda, le era difícil adaptarse a mantenerse lejos de su familia, sus hermanos principalmente, por lo que no se detuvo en abrazar a sus dos hermanos en cuanto los vio.

- Tan grandes que están, ¿no es así, Guideon? – decía Ada a su esposo quien no la dejaba de ver como si fuera lo más hermoso de su vida desde su boda, Charlotte sintió algo de envidia, ni en sus sueños más desvariados, Albert la miraría así, su mente saltó de regreso al incidente con el carruaje de Freda, esa mirada, no, esa mirada jamás se la dirigiría a ella.

Ada no soltó a sus hermanos por un rato, y por primera vez en varios meses, Charlotte vio en Al, una sonrisa verdadera, realmente estaba feliz de ver a su hermana, sonreían igual, pensó Charlotte.

Cuando Al era feliz, se parecía mucho más a Alphonse… y a Ada, y a todas sus hermanas, la mente de Charlotte se apresuró a agregar.

Algunos minutos después, la segunda pareja de la contienda apareció, con un vestido turquesa y el cabello rebelde suelto, tomada del brazo de Laurie, escoltada por el Conde Kilkenny, la Condesa Beatriz y una mujer madura desconocida, probablemente, la madre de Freda.

Todos se volvieron a verla, incluidos los Ascort y Gastrell, la sonrisa de Al se desvaneció, nuevamente se volvió sombrío y retraído, de un momento a otro, ante la mirada analítica de Chralotte.

- Deberíamos bailar. – sugirió la rubia.

Tanto Al como Phonsi la miraron desconcertados, Al no supo cómo negarse, Phonsi no tuvo el valor de impedirlo, las palabras de Auguie regresaron a su memoria.

“Una cadena de sólo verse a lo lejos”. 

La Dama del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora