La mañana siguiente a la fiesta en la mansión del Duque fue tan silenciosa como las demás, tan común como cualquier otro día, pero por alguna razón, desde el momento en el que Al abrió los ojos se sintió mas desolado que nunca, la rutina era la misma, pero se sentía fuera de lugar, su té matutino era mismo pero algo hacía falta en aquel aroma, en aquel sabor, recuerdos fugaces de la debilidad pasada lo acechaban, gritandole el nombre de aquello que le faltaba.
En silencio se encaminó hacia el comedor, pero un sonido proveniente de la habitación de Alphonse lo sacó de su pensamiento.
Más por inercia y curiosidad abrió la puerta de la habitación, se paralizó al ver a su hermano entrando por la ventana aún con la ropa de la noche anterior, su rostro lo delataba, había dormido poco, y la resaca debería ser tortura.
Al se apresuró y cerró la puerta del cuarto después de entrar.
- ¿De dónde vienes?- cuestionó en tono de hermano mayor.
Phonsi sonrió avergonzado.
- De... una fiesta despues de la fiesta.- explicó Phonsi con una voz algo dudosa.
- Mentira, eso no existe Alphonse.- argumentó Al.
Phonsi soltó una risa nerviosa.
- ¡Claro que sí, Al!, esas fiestas están de moda, actualízate hermano, no eres un anciano.-
Al se mantuvo en silencio reflexionando, evidentemente no creía una sola palabra de Phonsi, al final tan solo asintió, como acordando en silencio seguir el juego.
- Bien, fingiré que creí eso porque agradezco lo que hiciste anoche por mí, y por lo que has hecho antes, sólo te pido, que tengas cuidado Alphonse, supongo que está bien divertirse, sólo, no le lleves a extremos en los que no haya retorno.- dijo Al con voz tranquila antes de salir de la habitación, Phonsi se quedó con algunas ideas para reflexionar.
Al poco tiempo, la familia se reunió en el comedor para desayunar, sus hermanas parecían tan animadas como siempre, la fiesta era el tema principal, que si Lady eso, que si Lord aquello, pero Al no prestó atención hasta que su nombre saltó a la conversación.
- Oh sí, Lady Gastrell es una bella dama, ¿no es así, Albert?- su madre lo cuestionó directamente.
Al saltó levemente volviendo a la realidad.
- Ciertamente, madre.- respondió automáticamente.
La Duquesa parecía dispuesta a preguntar más, pero de manera oportuna Phonsi bajó al comedor para unirse ya más presentable.
- ¿De qué hablamos familia?- saludó tan animoso como siempre tomando un trozo de pan y sentándose en su lugar en la mesa.
- De la buena e interesante compañía que Al encontró en la señorita Gastrell.- recapituló Ada.
Phonsi asintió levemente.
- Lady Gastrell proviene de una buena familia y sería una indudable candidata a esposa, Albert la cortejará, son jovenes, pueden casarse en uno o dos años aún.- decidió el Duque con voz impositiva.
La familia entera enmudeció, más que sugerencia, era una órden, Al desvió la mirada, Phonsi sintió una extraña espina en la boca del estómago, pero todos en la mesa sabían que no podían ir en contra de lo estipulado por Padre.
Augusta interrumpió la incomodidad del momento con otro tema incómodo.
- Es una lástima que Freda ya no trabaje con nosotros, la voy a extrañar.- dijo en un puchero.
Albert se giró con sorpresa a la niña.
- ¿Renunció?- su voz sonó con sospechosa incredulidad, tanto que ameritó una mirada sombría del Duque y una discreta de reproche de Phonsi.
- Sí, dejó una carta con Clara, agradecía nuestra hospitalidad pero renunciaba, incluso rechazando cualquier pago de liquidación- dijo Agnes también con decepción.
Al decidió no decir nada más, pero su rostro delataba su corazón.
Al terminar el desayuno, Al tomó un par de horas para despistar la rutina y hacer sus deberes antes de escabullirse fuera de la mansión.
Su misión fue casi exitosa, si nu fuera por el experto escaposta de los Ascort.
- ¿Estás escapando?- preguntó Phonsi con ligera burla.
Al enrojeció de la verguenza.
- Eso intento... sí- confesó.
Phonsi arqueó la cejas y miró a su alrededor, estaban a mitad del patio, sin que un solo árbol los ocultara, a la vista de quien saliera de la casa.
- No creo que caminar en lo visible a plena luz del día sea un buen plan de escape.- se burló Phonsi.
Al suspiró.
- No temas hermano, no diré nada de tu penosa huída, pero sí iré contigo.- sonrió Phonsi.
- Pero no sabes ni siquiera a dónde voy, además, ¿no tienes deberes que cumplir?-
Phonsi se encogió de hombros.
- No debo ser un genio para saber que vas a buscar información de la sirvienta, tu cara en el desayuno era lamentable, y mis deberes pues, Agnes decidió que no soy digno modelo para sus prácticas de pintura.-
Ambos hermanos salieron de la mansión si mayor contratiempo, aprovecharon el camino para conversar un poco.
- ¿Cortejarás a Lady Gastrell?- preguntó Phonsi.
- ¿Padre me dio otra opción?-
- ¿Entonces porqué buscamos a la sirvienta?, ya está decidido que te casarás con Charlotte.-
Al se volvió a Phonsi con el ceño fruncido.
- ¿Charlotte?- preguntó curioso.
- Lady Gastrell.- corrigió Phonsi.
Al asintió, tratando de ignorar el curioso desliz y meditó su respuesta.
- Al menos quiero saber que estará bien, sé que la he perdido, mas no me perdonaré que por mi culpa ella tenga que vivir de forma miserable.- dijo Al con melancolía.
Phonsi lo miró con lástima y varias ideas peligrosas le llegaron a la mente, mas no expresó ninguna.
Llegaron a la casa Kilkenny y por más que llamaron a la puerta, nadie abrió, no fue hasta que un vecino regresó de su caminata matutina que se enteraron de lo ocurrido.
- Nadie les atenderá jóvenes, el Conde Kilkenny regresó de su viaje y tanto él como su madre y otras dos mujeres se marcharon con los primeros rayos del Sol, las carrozas estaban llenas de maletas, no creo que vuelvan pronto.-
Phonsi y Al se miraron incrédulos por la noticia.
Una opción más llegó a la mente de Al.
- ¿Y que hay del joven que vivía con la Condesa, Shaw?- preguntó Al.
- Ese muchacho se subió a una carroza diferente, supongo que volvió a casa.-
De pronto, una certeza cayó sobre Al como agua helada.
Nunca más vería a Freda de nuevo.
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La Dama del Duque
RomanceFreda llegó a la nueva residencia del Duque Ascort decidida a ganarse la vida para ayudar a su familia, sin imaginar que su labor más complicada será lidiar con el hijo del Duque, Albert