Tiempo y Distancia

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En el estudio, la Condesa y Laurie se mantenían en un silencio incómodo durante varios minutos hasta que fue ella quien habló.

- Quita esa cara larga niño, si Freda acepta, tú también saldrás ganando.- señaló Beatriz, Laurie alzó la vista preocupado.

- Freda tendría que dar la espalda a su familia, una persona leal como ella no aceptaría tal condición.-

- Hmm, curioso, la misma condición que tu mismo aceptaste, ¿eso te hace entonces un traidor?- recordó Beatriz con cierto tono de burla.

Laurie bajó la mirada avergonzado, Beatriz rió.

- No te arrepientas ahora, de igual manera, estarías cumpliendo a los bastardos de tus padres, serás dueño de mi fortuna, pero sin su apellido, eso me recuerda, el mismo día que Freda tome mi apellido, tú también lo harás, no más Laurent Keith Shaw, ve asimilando Lord Kilkenny, tu boda con Freda será de lo más sencillo, con Ascort fuera del camino y nosotros en Saemforg, auguro su boda en máximo tres años, en cuanto Freda termine sus estudios.- dijo la Condesa con seguridad, sus planes marchaban viento en popa.

Laurie sólo clavó su mirada al suelo y asintió, a pesar de que el plan de la Condesa beneficiaba a todos los implicados, algo en ello no se sentía correcto, y mas por su parte que aún le quedaba una carta que enviar a sus padres en las que les negaba como familia.

En la sala, la decisión ya estaba tomada, Ben mandó a llamar a su madre para solo afinar los últimos detalles y la inclusión de Loulou en la familia.

La media sonrisa con la que Joseph se dirigió a la Condesa le anticipó a la mujer que las noticias serían placenteras.

- ¿Ya consideraron mi propuesta?- preguntó Beatriz al entrar a la sala.

Loulou y Freda se tomaban de las manos, y Ben parecía muy orgulloso,  ese orgullo arrogante le recordó a Beatriz a ella misma y eso mismo hizo que la sonrisa triunfal se le borrara del rostro.

- Efectivamente, madre, ya consideramos tu idea, y estamos de acuerdo...- Beatriz suspiró con alivio ante la positiva de Ben.

- Sabía que mi querido Ben y la señora Mason serían racionales, preparare a Freda para que sea la perfecta hija de Kilkenny...- celebró la Condesa, pero an momento, Ben la interrumpió alzando una mano.

- Oh, no, madre, creo que no me expresé adecuadamente...- la interrupción hizo que Beatriz frunciera el ceño.- ... estamos de acuerdo en que Freda obtenga una oportunidad de ser parte de nuestra sociedad, la reconoceré como heredera del condado, más no como mi hija...- Beatriz lo miraba con confusión y cierto terror ante las palabras de Ben, Laurie alzó levemente la vista curioso.- ... apadrinaré a la señorita Mason, me encargaré de sus estudios y al no tener herederos de sangre, firmaré ante notario que mis bienes pasarán a la señorita Mason y a quien le despose, estipularé que se trata de parientes lejanos a quienes reconozco para evitar habladurías.- concluyo Ben ante una boquiabierta Beatriz y un sorpresivamente aliviado Laurie.

- Benjamin, la gente hablará, nadie creerá que apadrinarás de buen corazón, dirán que es una bastarda que apenas reconoces, por el buen nombre de tu padre y título que protegemos, te exijo que reconcideres tu propuesta.- dijo Beatriz tan calmada como pudo.

La mirada azul de Ben era tan osada y desafiante como la de la misma Beatriz, el hombre avanzó un par de pasos hacia su madre.

- Reconozco que cometí el error de ausentarme por demasiados años, y eso pudo... confundirla, madre, tanto que incluso ha llegado a aceptar a un Shaw bajo mi techo, pero no se preocupe, no me volveré a marchar, a partir de ahora tenga la certeza de que, por el buen nombre de mi padre y el título que protegemos, yo retomaré mis deberes como Conde, usted puede volver a disfrutar del buen ocio, gracias por su esfuerzo.- dijo Ben con firmeza, Beatriz no se creía lo que escuchaba.

- ¿Me estás relegando?- preguntó incrédula.

- No, no, madre, por supuesto que no, sus sugerencias siempre serán bienvenidas, le estoy... liberando, de responsabilidades.- dijo Ben con diplomacia.

Beatriz enmudeció, de un momento a otro, su plan había sido deformado.

- Bien, dejando eso claro, el siguiente tema es... usted...- Ben señaló a Laurie.- ... desconozco las condiciones de su presencia, más ya no es requerida, puede volver a los suyos mañana por la mañana que nosotros también partiremos.- determinó Ben, Laurie lanzó una rápida mirada a Freda que Ben definitivamente captó.

- Laurie es mi amigo, y aunque desconozco la relación entre Kilkenny y Shaw, me atrevo a hablar en favor de Laurie, y asegurar que él es diferente a lo que usted podría desconfiar.- dijo Freda ligeramente insegura de que su favor retirara la propuesta del Conde.

Ben asintió reflexivo.

- En ese caso, puedo concederle el permiso para que el joven Shaw continúe en contacto con usted  por cartas, únicamente- concretó Ben.

Laurie estaba satisfecho, aliviado, aunque un poco decepcionado de no poder visitar a Freda, aún así, ya no sentía la culpa de formar parte de una mentira.

Beatriz ya no se atrevió a contradecir a Ben, por primera vez en años parecía haber despertado de su letargo y aunque con sabor agrio aceptó su nuevo rol, no podía negar que le alegraba saber que de nuevo, su hijo volvería a su legítima posición.

Las Mason se quedaron a dormir esa noche en la mansión Kilkenny, ninguna de las dos podía dormir.

- ¿Te emociona tu nueva oportunidad?- preguntó Loulou al ver el rostro pensativo algo frío de Freda.

- Me emociona aún más que el Conde haya tenido la bondad de acogernos a ambas sin condiciones cuestionables.- comentó Freda.

- ¿Y entonces porqué tan seria?, ¿es por tu trabajo en la otra mansión?-

- El trabajo no.- confesó.

- El jóven duque.- afirmó Loulou.

Freda ya no dijo nada, no pudo, su garganta se cerró por un nudo, Loulou lo entendió y acarició la larga cabellera de su hija.

- Con el tiempo dejará de doler, tienes a tu favor, tiempo y distancia, tu mente lo olvidará.-

Freda asintió, al nonpoder conciliar el sueño, se levantó y con la iluminación de una vela, comenzó a escribir una carta.

A la mañana siguiente, muy temprano, con los primeros rayos de sol, los Kilkenny se levantaron, Laurie se apresuró a hacer sus maletas, Ben y Beatriz solo se subieron al carruaje, sus cosas se enviarían a Saemforg en los siguientes días, lo mismo para Loulou y Freda, Ben mando sirvientes a la pequeña casa de Loulou para recoger las pocas pertenencias de la familia.

Dos carruajes se detuvieron frente a la mansión Kilkenny, uno para la familia y otro para Laurie, las despedidas eran inevitables.

Ambos jóvenes se acercaron con cierta inseguridad.

- Supongo que aquí nos separamos.- comenzó Freda, Laurie sonrió.

- Me alegra que el Conde haya tomado la decisión de apoyarlas, solo espero que mis cartas sean bien recibidas por la futura Condesa.- mencionó Laurie.

Freda rió.

- Esperaré con emoción tus cartas, no dejaré que la distancia termine nuestra amistad, espero que tu tampoco lo permitas.-

- Nunca, nos volveremos a ver Freda.- se despidió Laurie con nostalgia besando la mano de Freda antes de intercambiar direcciones para las cartas y subir a su carruaje.

Freda hizo lo propio, dejó a un sirviente una carta dirigida a Celia explicandole su situación y el plan, esperaba que al menos ella supiera dónde estaría y qué estaría haciendo.

Decidida a aceptar esa nueva oportunidad, Freda suspiró, miró por la ventanilla del carruaje las calles de Ilenis, no sabía cuando volvería pero se despedia en silencio de ellas, y también se despedia en silencio de aquellos ojos púrpura que esperaba pronto olvidar.

La Dama del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora